Maria B 5 enero, 2015 0
“My name is Oliver Queen. For five years I was stranded on an island… “
A no ser que hayáis pasado los últimos tres años en una madriguera sin conexión a internet, es muy probable que esa frase os suene. Es la intro de Arrow, la serie de la cadena estadounidense CW que se ocupa de adaptar el superhéroe Green Arrow a la pequeña pantalla. Su ejemplo ha creado tendencia, y en la actualidad contamos también con la serie de The Flash, y con la promesa de más, como una dedicada a los Titanes y otra para Supergirl.
Disfrutéis o no la serie —que, siendo sinceros, superó unos primeros episodios algo chirriantes para convertirse en una gran serie de superhéroes—, no está de más contar algo del cómic del que salen gran parte de los conceptos utilizados para explicarnos el origen del alter ego encapuchado de Oliver Queen.
Portada de Jock para el primer número
Del equipo que está detrás de otro cómic tan conocido como The Losers, Andy Diggle y Jock, llega la miniserie de Green Arrow: Year One. Publicada en 2007, consta de seis números, a lo largo de los cuales Oliver Queen pasa de ser un niñato con demasiado dinero y tiempo libre a transformarse en el vigilante de verde que todos conocemos y apreciamos.
Aparte de algunas diferencias obvias, la serie mantiene la mayoría de los elementos clave del cómic. Es decir, Oliver Queen, trust fund baby extraordinaire, bala perdida y descerebrado profesional, se sube en un yate de camino a las Fiji, y por circunstancias ajenas a su poder, acaba naufragando en una isla perdida en medio del Pacífico, sin posibilidad de volver a Estados Unidos.
Una vez allí, (re)descubre su amor por el tiro con arco y se encuentra a sí mismo. Cuando encuentra la forma de regresar a casa, lo hace con una buena barba, la cabeza bien alta, y una nueva profesión: vigilante enmascarado.
Pobre niño rico
La mayoría de las diferencias se encuentran en el tono: el Ollie de los cómics siempre algún chascarrillo entre las flechas, un comentario jocoso con el que demostrar que se ríe en la cara del peligro, y el de la serie, de tan sombrío, a veces parece a un paso de vestirse de negro y buscarse un mayordomo británico. Por otro lado, la infame “China White” es desplazada como antagonista principal, siendo sustituida en la pequeña pantalla por Ivo, Deathstroke y compañía; y, en vez de una secreta plantación de opio, la isla oculta otro secreto: una milagrosa sustancia llamada Mirakuru.
La capucha es porque Robin Hood *guiño, guiño*
En general, el cómic es muy recomendable. La única pega que me veo capaz de poner es cierta tendencia a pintar a Ollie como el gran salvador de los pobres asiáticos esclavizados, pero en ningún momento esto alcanza los niveles de otros personajes (no quiero decir nombres, pero Danny Rand, Puño de Hierro, me viene a la cabeza). La historia engancha, las páginas se devoran, y tanto el dibujo (Jock es Jock, después de todo) como el coloreado son espectaculares. Es una introducción genial al personaje, especialmente si el lector en cuestión viene de la serie, debido a su corta extensión y al trabajo que hace Diggle explicando las partes que hacen el carácter de Oliver Queen, y lo más importante: es muy, muy entretenido.
Oliver Queen en todo su esplendor