Continuamos con nuestro recorrido por los cómics en los que han participado los cocodrilos. Eso sí, ya sabéis que no nos vale cualquier cocodrilo, como los que Wonder Woman utiliza para cruzar el río en "El puente de cocodrilos": Tienen que ser especies extintas.
En la revista alemana Mosaik, Hannes Hegen publicó el episodio de los Didedags “Der Lurch mit der Brille” (“El anfibio con gafas”, 1961), en el que los protagonistas aterrizan en un planeta con fauna antediluviana entre la que se encuentra Saltoposuchus. Este pequeño cocodrilomorfo bípedo fue considerado durante algún tiempo como antecesor de los dinosaurios.
En el debut de la bonaerense Lupin (1966), Guillermo Guerrero publicó las aventuras del púber troglodita Piedrito y su saurópodo mascota Saurito. En uno de los episodios publicados aquel mismo año, Saurito se encuentra con un cocodriliano mesozoico al que parece reconocer como Cocodrilus gigantus. No lo busquéis, se trata de un nomen ignotum, por supuesto.
Tor descubriendo que a Phytosaur no le gusta que le toquen el idem
También Tor, el cavernícola creado en 1953 por Norman Maurer y Joe Kubert, se cruzó con algún cocodrilo en sus aventuras. Concretamente, en 1975 se dio un baño junto a Phytosaurus, el taxón del que reciben el nombre los fitosaurios, también conocidos como Parasuchia, arcosaurios triásicos relacionados con los cocodrilos que podían llegar a alcanzar los doce metros de longitud. A diferencia de los cocodrilos, estos reptiles tenían las fosas nasales cerca de los ojos.
En 1975, Fred Himes adaptó a viñetas para Charlton la serie animada de Hanna-Barbera Valley of the Dinosaurs. La tercera entrega incluía la historieta “The Challenge of Mata-Zin”, en una de cuyas viñetas, el autor aprovecha para presentarnos a Saltoposuchus, que describe como “El primer animal en caminar sobre sus patas traseras y agarrar cosas”. Lo cierto es que este pequeño cocodrilomorfo bípedo fue considerado durante algún tiempo como antecesor de los dinosaurios.
En el número #1 de la británica 2000 AD (1977) se publicó el debut de la serie de Pat Mills Flesh, dibujada por nuestros artistas Joan Boix o Ramón Solá, sobre una granja de dinosaurios cuyo objeto es proveer de alimento a la humanidad del futuro. Esa primera entrega presentaba a Phobosuchus, hoy conocido como Deinosuchus, uno de los mayores cocodrilianos de todos los tiempos [1], que tuvo que ser el terror de muchos dinosaurios del Campaniense. Como vemos en la imagen, Maverick hace mal en estar preocupado sólo por los tiranosaurios. Volveremos a ver cocodrilos en la segunda parte de Flesh (1992), “Legend of Shamana”, en esta ocasión con ilustraciones de Carl Critchlow.
Bob Morane, el agente de la Patrulla del Tiempo creado por el novelista belga Henri Vernes se encuentra también a un terrible cocodrilo mesozoico en “Le chasseur de dinosaures”, adaptada al cómic en 1983. Morane parece resolver la situación con el clásico truco del palo en la boca, pero como vemos, hay quien no se fía demasiado en este caso y prefiere acudir a la vía más expeditiva de las armas de fuego. Podéis criticarle por la violencia, pero el ambiente no parece muy propenso al diálogo...
Ororo, próxima Sirenita de Disney
En “To Save the Savage Land” (1988), Chris Claremont y John Byrne internan a la Patrulla-X en la siempre entretenida Tierra Salvaje, patria de Ka-Zar, donde aparte de disfrutar de un puñado de simpáticos dinos, Tormenta hará amistad con este tímido animalito que sólo quiere ir donde no haya gente. Aunque una cartela posterior se refiere a la criatura como “dinosaur”, nos parece que su aspecto es más bien de cocodriliano.
En la décima entrega (1990) de Xenozoic Tales, Jack Tenrec escapa con Hannah Dundee y Lorraine Dahlgren a través de las cloacas, donde no sólo hay ratas sino también peligrosos cocodrilos antediluvianos frente a los que necesitará la ayuda de Mustapha Cairo. La leyenda urbana de la presencia de cocodrilos en el alcantarillado, que adapta aquí Mark Schultz a su particular mundo postapocalíptico, data de finales de los años 20 o comienzos de los 30 del siglo pasado [2]. También veremos algún cocodrilo cuatro años después en la adaptación a viñetas del videojuego inspirado en la serie, que se rebautizó Cadillacs and Dinosaurs.
En 1991, un «Blue Hole» en el océano, equivalente a los agujeros negros del espacio, se lleva a los protagonistas de la serie homónima de Yukinobu Hoshino al Mesozoico. Allí descubrirán que los dinosaurios son sólo parte de los peligros de que preocuparse...
Discípulo de Burne Hogarth, Ricardo Delgado evitó introducir personajes ajenos al Mesozoico en la impresionante “epopeya dinosauriana” sin diálogos Age of Reptiles, un fascinante cómic DE dinosaurios del que ya te hemos hablado por aquí. En el primer volumen, “Tribal Warfare” (1993), uno de los deinonicos protagonistas se acerca demasiado al agua a por una presa fácil y es víctima a su vez de un enorme cocodrilo.
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[1] Se estima que pudo llegar a medir quince metros de longitud, con un peso de nueve toneladas.[2] Estaría relacionada con la moda de tener caimanes como mascota, de la que algunas familias se habrían acabado cansando, arrojándolas por el inodoro (¿?). Parece que algún animalico podría haber sobrevivido hasta llegar al sistema de alcantarillado público donde se habría alimentado de roedores. La leyenda ha dado para varios relatos y novelas. Fuente: Wikipedia.[3] Versaba sobre los descubrimientos paleontológicos y, a partir del número #43, se dedicó a mostrar “Un día en la vida de” algunos dinosaurios.[4] Aquí (y en Latinoamérica) la comercializó Planeta DeAgostini con el título Dinosaurios y la leyenda “Descubre los gigantes del mundo prehistórico”.