Uno de los eslóganes que más se publicitan dentro del mundillo agroecológico es que la comida ecológica es mejor para la salud porque tiene más nutrientes. A poco que entiendas como funciona el reglamento de producción ecológica, en el que solo se valora que lo que utilices sea natural. Esta afirmación chirría. Osea que dependiendo del método de cultivo, la planta nos lo va a gradecer y va a tener el detalle de acumular más nutrientes. Un poco pueril ¿no? Es decir, si planto cicuta ecológica será sana ¿no?
Los numerosos estudios que se han hecho al respecto confirman lo que el propio sentido común dice. Cuando se han comparado las cualidades nutricionales de productos ecológicos y de sus homólogos convencionales, son bastante similares, como era de esperar y queda más claro cuanto más amplio es el estudio. Los más amplios fueron el de Dangour en 2009 y el publicado en Annals of Internal Medicine en septiembre del 2012. El goteo de artículos que nos dicen lo mismo es continuo. Ayer salió publicado un artículo de un grupo de investigación español en el que se demuestra que la leche de vaca ecológica tiene un menor contenido en micronutrientes esenciales como Zinc, Yodo o Selenio que la convencional. La leche de vaca ecológica se suponía que era más nutritiva por tener un mayor contenido en ácidos grasos esenciales, pero aquí hay truco. La leche de pasto tiene un mayor contenido en ácidos grasos esenciales, independientemente de que el pasto sea ecológico o transgénico. Por cierto y llamar ecológica a la producción de vacas que pastan libres es también peculiar, porque el impacto ambiental y las emisiones de gases de efecto invernadero están disparadas respecto a las vacas que se mantienen en establos. De hecho uno de los problemas del ganado ecológico, es que la normativa obliga a que se alimenten con piensos y forrajes ecológicos, el problema es que son caros y en muchos casos pobres en nutrientes por lo que pueden aparecer serios problemas ¿solución? muy fácil, poner una excepción en el reglamento de forma que primero dices que el ganado ecológico tiene que alimentarse de pienso ecológico y más adelante haces una generosa lista de excepciones. La consecuencia es que como al final todo va a ser ecológico, el consumidor no sabe si la carne ecológica que le cuesta un riñón y parte del otro se ha alimentado con pienso ecológico o no.
Mirando con interés los resultados de los estudios
Pero un estudio de estos no es aislado, sino un goteo continuo. El pasado mes de mayo un estudio americano comparó la calidad nutricional de 723 cereales para el desayuno convencionales frente a 106 ecológicos. Resultado, copio y pego la conclusión de los autores:
Consumers who choose the organic version of a ready-to-eat breakfast cereal believing that nutritional quality is superior may not be making a valid assumption. Public health nutrition educators must help consumers understand that organic cereals are not necessarily more nutritious and their consumption could result in excessive intake of undesirable nutrients, such as fat, sugar and sodium.
Traduciendo: Los consumidores que eligen cereales ecológicos creyendo que la calidad nutricional es mejor no están haciendo un juicio correcto. Los educadores en nutricion pública deben ayudar a los consumidores a entender que los cereales ecológicos no son necesariamente más nutritivos y que su consumo puede ocasionar un aporte excesivo de nutrientes no desadeos como grasas, azúcar o sodio. En este contexto se entiende que en 2012 la Academia Americana de Pediatría lanzara un comunicado en el que se decía que no había ningún beneficio para la salud infantil por consumir alimentación ecológica en vez de convencional.
Pues ni la leche ni los cereales. Mejor convencional.
¿Y que pasa con los estudios que dicen que la agricultura ecológica es más nutritiva? Pues muy fácil. Son estudios específicos en condiciones específicas sobre cultivos específicos, nunca generales. Por ejemplo, el estudio más citado es el de las berenjenas que acumulan más minerales, aunque en el mismo estudio se indica que las diferencias entre los diferentes años son mayores que las diferencias entre ecológico y convencional. Es decir, que el cultivo convencional de un año puede tener más nutrientes que el ecológico de otro año. Otros estudios hablan del contenido en antioxidantes y lo achacan a estar expuestos a insectos y a estrés... sin medir el contenido de moléculas de defensa como los alcaloides que también pueden estar disparadas. Otras curiosidad es que muchos de estos estudios provienen de científicos relacionados con sociedades u organizaciones de agricultura ecológica lo que indica un evidente conflicto de interés. ¿Puede alguien ser presidente de una sociedad que promueve el consumo de alimentos ecológicos diciendo que son más nutritivos (o la medicina del siglo XXI) y publicar resultados experimentales que digan lo contrario y confirmen lo que dicen el resto de estudios? No me gustaría estar en esa tesitura. Por cierto, que si buscamos alguno de estos artículos en la principal base de datos de literatura científica (www.pubmed.org), el mismo motor de búsqueda nos chiva que estudios similares llegan a conclusiones contrarias.