Madrid, una tarde calurosa y seca, con poco tráfico y en dirección al barrio de Salamanca, hacia la calle Serrano, Goya o Velázquez hasta llegar a la calle Jorge Juan 34, donde me encuentro con La Colonial de Goya.
Para empezar, según me han comentado en el mismo local, se abrió la primera tienda de ultramarinos de Madrid y la verdad es que la decoración que tiene actualmente inspira ese recuerdo nostálgico de nuestros abuelos o padres cuando nos contaban que en una tienda así encontraban desde café (un lujo en aquella época de penurias), lentejas, garbanzos y hasta cuero para hacer cinturones.
La primera impresión que tuve cuando entré es “el color blanco de años veinte” con el contraste de bandejas de canapés en la barra a la izquierda de la puerta, lo que ya de por si invita a pedir uno de cada, je je y quedarse en la barra, pero como tenía mesa reservada, pasé al fondo, donde hay una sala con capacidad para 40 personas con mesas para disfrutar de la comida o cena de una manera más formal, que era mi caso, ya que nos reunimos cuatro personas.
Hay que reconocer el buen trabajo culinario, ya que la carta de comida tenía una lista de 63 canapés, como para pedir uno de cada y luego repetir, je je; pero sobre todo y después de probar los más representativos, mi conclusión es lo bien elaborados que están y aunque algunos son algo simples pero están muy bien pensados por la combinaciones de texturas y sabores que tienen. Aunque también se puede comer, personalmente prefiero tomar canapés en C/ Jorge Juan 34 y comer en la C/ de Lagasca 46.
Mi elección fue una tabla de canapés especial, lo que incluyó unos canapés de:- lacón con queso de cabra y finas hierbas,
- gambas al ajillo y queso brie gratinado,
- foie y queso brie gratinado,
- boletus y salmón ahumado,
- jamón de pato con queso
- y jamón de bellota con tomate.
- croquetas de queso de cabra con membrillo y piñones,
- paté de perdiz con reducción de Pedro Ximénez (exquisito),
- tartar de atón rojo macerado en soja y finas hierbas,
- langostinos crujientes con popurrí de vegetales
- y un taquito de queso brie con salmón ahumado y rúcula.
Para acompañar nada mejor que una cervecita sin alcohol, que luego hay que conducir, pero no por ello dejé de pedir la carta de vinos, y me sorprendió que tenían muy pocos, lo que espero que cambien, ya que siempre se agradece una copita de vino rosado a su temperatura de servicio para acompañar las delicias culinarias que pedí.
Para terminar que menos que pedir unos postres, a ver con que nos encontrábamos, y la elección fue un creppe caramelizado relleno de mousse de limón y fruta tropical y una lágrima de chocolates con culis de frambruesa y nata para compartir, y la verdad es que estaban deliciosos.
Pero la sorpresa final la vimos al pedir la cuenta, ya que para cuatro personas nos salió una cuenta de casi 72 €, lo que resultó muy barato para todo lo que pedimos entre todos, así que la conclusión final es que se ha convertido en el sitio favorito para tapear y que hay que repetir para probar más canapés.
Y como ya he comido en cinco ocasiones, te recomiendo que vayas a disfrutarlo.
Precio por persona: 20€
Donde encontrarlo: C/ Jorge Juan, 34, (Madrid)
Además tienen otro local en la C/ Lagasca 46, (Madrid)
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