A estas horas muchas familias estarán con el estómago en un puño porque mañana, por primera vez en su vida, van a dejar a su hij@, lo que más quieren en esta vida, en manos de personas desconocidas. Mañana muchos niños comienzan la guarde (u otro tipo de centros infantiles, pues sea cual sea, el sentimiento es el mismo) y con ello comienzan dudas y nervios por parte de los padres y días “regulares” por parte de los hijos.
Yo lo he vivido como educadora infantil y también como madre, y desde luego no tiene nada que ver una parte con la otra. Como madre, aún sabiendo como es desde dentro (teniendo al niño en el mismo centro infantil en el que trabajo, y sabiendo de sobra que las personas que lo iban a cuidar son unas profesionales y personas estupendas) viví días de angustia, nervios, dudas e incertidumbre como muchos de vosotros viviréis estos días.
Es importante entender que a todos nos cuestan los cambios (imaginar los primeros días en un trabajo nuevo en el que no conocemos a nadie), y por tanto el niño, va a necesitar un tiempo para conocer a las personas que lo van a cuidar, a sus compañeros (pues aunque haya jugado con ellos en el parque los primeros días no le sirven de mucho consuelo), hacerse a las rutinas y al espacio.
Por ello es importante ser pacientes, y estar lo más tranquilos posible, pues si estamos angustiados lo transmitiremos al niño. Aquí sólo hace falta una cosa: tiempo; unos niños necesitan una semana, otros un mes y otros tres, pero tarde o temprano terminan yendo contentos y felices al centro infantil y pasan de no querer entrar o no querer salir.
Tener en cuenta que si habéis elegido ese centro para vuestros hijos ha sido porque habéis creído que era el mejor para ellos y por tanto así será.
No tengáis miedo de hablar con los educadores, de pedirles consejo, de preguntarles dudas…estamos para eso y entendemos de sobra como os sentís los primeros días (algunos incluso os vais con alguna lagrimilla que otra); para nosotros lo más importante es que el niño se sienta a gusto en el centro infantil y haremos todo lo posible para ello.
El educador no va a mentiros (por lo menos no debe hacerlo), si os dice que el niño está bien en clase creerle; de todos modos en casa también iréis notando los cambios y sabréis cuando se encuentra bien y cuando no.
Siempre notan el cambio de un modo u otro, así que estad atentos a las señales para poder ayudarles: pueden demandar más vuestra compañía, estar más mimosos o llorosos, comer peor, dormir peor, coger más rabietas…
Hay cosas que no se deben hacer durante este mes, cuando estamos en pleno proceso de adaptación, como por ejemplo someter al niño a un cambio grande: quitar el pañal o el chupete por ejemplo, siempre habrá tiempo para hacerlo y no pasa nada por esperar alguna semana más. Si está malito también os recomiendo esperar a que se encuentre mejor, por su bien y también por el de los demás compañeros.
Si los niños tienen chupete o algún muñeco de apego es importante que preguntéis en la escuela infantil si pueden llevarlo los primeros días (lo normal es que sí), no os preocupéis porque dentro de un tiempo no lo necesitará, pero al principio es algo que le recuerda a los suyos, a su casa, y con lo que se siente mucho más seguro, y por tanto es una gran ayuda a la hora de adaptarse mejor a su nueva aventura.
Es normal que el niño llore; suele hacerlo con más intensidad en el momento de la separación; y a veces también cuando volvéis a buscarlo (es posible que haya estado bien durante la jornada y que luego al veros vuelva a llorar y a emocionarse). También puede ocurrir que vaya contento y feliz y al ver a otros niños llorar se termine contagiando (por este motivo los niños que se incorporan al centro con el curso ya empezado se adaptan mucho más rápido).
Es posible que el primer día vaya muy contento, pero que de repente el segundo o el tercero llore y no quiera ir; no os preocupéis, es normal, y no quiere decir que haya pasado nada, sólo que ya saben donde van y saben que sus papás no van a estar allí, y por tanto lloran, como os decía antes, necesitan un tiempo para adaptarse.
A veces también lloran más o menos dependiendo de la persona que los lleve, incluso pueden hacerlo a lo largo del curso como pequeño “chantaje emocional” (en estos casos los educadores os dirán que en cuando os pierden de vista paran de llorar y están contentos, y bastará con que esperéis un poquito antes de iros sin que os vea para que sepáis que es verdad).
Como consejo deciros que no mintáis a los niños, explicarles que van un ratito a jugar y a pasarlo bien, que van a aprender muchas cosas, y que luego vais a ir a buscarlos. Hacer la despedida breve, pero cumplir lo que le prometéis.
Nombrar en casa a la persona que se encargue de su cuidado, hablar con ilusión sobre el centro infantil, incluso podéis comentar algo bueno sobre este con vuestra pareja para que el niño os escuche, sin decírselo directamente.
Podéis también preparar la mochila juntos, que sea el niño quien elija la que le guste…
Y sobretodo, paciencia, mucha paciencia; es posible que paséis unos días malos pero en nada el centro infantil será vuestro segundo hogar, y sus educadores serán parte de la familia.
Como educadora deciros que nosotros también sentimos nervios, e ilusión, tenemos ganas de conocer a esas pequeñas personitas que nos acompañarán durante todo el curso. Preparamos todo con mucho cariño, y haremos todo lo posible para que vuestros hijos se sientan en familia, y sobretodo disfruten de un entorno agradable y acogedor.
En la Escuela Infantil Municipal de Torres de Berrellén (Zaragoza), en la cual trabajo, llevamos ya cuatro días preparando el nuevo curso, y esta es una parte del resultado:
Aquí pasaré los próximos 11 meses rodeada de niños que, como todos los años, terminarán haciéndose un huequito en mi corazón.
Ya sólo me queda deciros una cosa…ánimo y ¡mucha suerte! :-)