Comienza el año y retomaremos el trabajo en el Templo y la Cantera en nuestra continua lucha por el Progreso de la Humanidad. Para fijar en nuestra mente el último fin de la masonería, que a veces olvidamos entre tanto soliloquio, quiero presentaros un texto de Miguel de Unamuno, un extracto de su ensayo titulado “El Sepulcro de Don Quijote”. Quiero recordar a esta persona, en el septuagésimo quinto año desde su muerte, fiel a sus principios hasta su fin, uno de los dos elegidos como ciudadanos honorarios de la Segunda República; laico, creyente, demócrata y republicano. Este texto metafórico, tanto de la regeneración de España como del individuo, creo que puede alimentar esa pequeña luz que nos guía e ilumina; ayudarnos en el camino emprendido, guiados por la estrella, hasta el sol triunfante.
Dice así el texto de Unamuno que pone la búsqueda del Sepulcro de Don Quijote como símbolo de la regeneración patria y humana:
[...] Y, ¿no será, -me dices en tus horas de desaliento cuando te vas de tí mismo-, no será que creyendo al ponernos en marcha, caminar por campos y tierras, estemos dando vueltas en torno al mismo sitio? Entonces la estrella estará fija, quieta sobre nuestras cabezas, y el sepulcro en nosotros; y entonces la estrella caerá, pero caerá para venir a enterrarse en nuestras almas. Y nuestras almas se convertirán en luz, y fundidas todas en la estrella refulgente y sonora subirá ésta, más refulgente aún, convertida en un sol, en un sol de eterna melodía, a alumbrar el cielo de la patria redimida.
En marcha, pues. Y ten cuenta no se te metan en el sagrado escuadrón de los cruzados bachilleres, barberos, curas, canónigos o duques disfrazados de Sanchos. No importa que te pidan ínsulas; lo que debes hacer es expulsarlos en cuanto te pidan el itinerario de la marcha, en cuanto te hablen del programa, en cuanto te pregunten al oído, maliciosamente, que les digas hacia dónde cae el sepulcro. Sigue a la estrella. Y haz como el Caballero: endereza el entuerto que se te ponga delante. Ahora lo de ahora, y aquí lo de aquí.
¡Poneos en marcha! ¿Que a dónde vais? La estrella os lo dirá: ¡al sepulcro! ¿Qué vamos a hacer en el camino mientras marchamos? ¿Qué? ¡Luchar! Luchar, y ¿cómo? ¿Cómo? ¿Tropezáis con uno que miente?, gritarle a la cara: ¡mentira!, y adelante. ¿Tropezáis con uno que roba?, gritarle: ¡ladrón!, y adelante. ¿Tropezáis con uno que dice tonterías, a quien oye toda una muchedumbre con la boca abierta?, gritarles: ¡estúpidos!, y adelante, adelante siempre.[...]
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