La protección intelectual vía patentes y derechos de copia, entre otros mecanismos, ha sido defendida con el argumento de que, sin ella, los trabajos intelectuales no se hubieran producido. Consecuentemente, el monopolio que otorgan las patentes o los derechos de autor se consideran como un “second best”, una solución de compromiso. Esta racionalidad se ha puesto en cuestión recientemente, puesto que no considera otras maneras en las que el autor puede apropiarse de los beneficios de crear una obra y puesto que carecemos de una buena evidencia empírica que apoye esa teoría. La última década ha visto cómo la literatura económica comienza una agenda de investigación para resolver estas cuestiones. Para entender los distintos aspectos del problema es conveniente tener en cuenta cuáles son las preguntas pertinentes:
- La protección, ¿favorece o impide la creación de las obras intelectuales? ¿por cuánto?
- La protección, ¿favorece o impide la difusión de las obras intelectuales? ¿por cuánto?
- Cómo afecta la protección al reparto del excedente generado por las obras intelectuales.
Galasso y Schankerman (2015) [1] presentan un estudio empírico que ayuda a entender el problema. Para responder a la pregunta sobre si las patentes facilitan o impiden innovaciones posteriores los autores aprovechan un experimento natural que ocurre cuando una patente es invalidada por la Corte de Apelaciones del Circuito Federal de EEUU. Si las patentes invalidadas se usan más en investigaciones posteriores que las no invalidadas se podrá establecer una conexión causal. Para ello uno debe asegurarse de que ambos conjuntos de patentes son homogéneos en todos los aspectos relevantes y también de que el proceso de invalidación no muestra ningún sesgo en un sentido o en otro. Para resolver el primer punto los autores controlan por diferentes variables, como el número de reclamaciones y de citas recibidos antes de la decisión del Circuito Federal, la edad, el año y el sector tecnológico. El segundo punto se resuelve al notar que los jueces son asignados aleatoriamente a cada caso, de manera que el propio sistema corrige por la propensión a invalidar que puedan tener los diferentes jueces. Ni que decir tiene que esta es una simplificación del trabajo, puesto que los autores tienen que resolver complicaciones adicionales que surgen por el hecho de que las decisiones se toman en comités de tres jueces y por la posibilidad de otras características del proceso que pueda sesgar la decisión (por ejemplo, si la patente ha sido ya invalidada por juzgados inferiores). Los autores construyen los modelos econométricos apropiados y realizan los test de robustez correspondientes para estar seguros de que sus resultados son válidos.
Referencias:
1. Galasso, A., y Schankerman, M. 2015. Patents and cumulative innovation: causal evidence from the courts. The Quarterly Journal of Economics 130(1), 317–369.
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