Todos hemos oído que certificando la vivienda se ahorra dinero. De acuerdo, pero ¿cuánto y cómo?. La respuesta es que bastante más de lo que pudiera suponer, dependiendo de varios factores que vamos a detallar someramente y seguidamente ofreceremos un estudio centrado en el caso de una vivienda en Valencia capital. Nada más convincente que las cifras concretas.
Elegimos Valencia porque la zona climática en que está se puede considerar equidistante en sus condiciones del resto de zonas. A climas más severos mayores potenciales de mejora para una misma etiqueta y por lo tanto mayor ahorro. Otro factor es el tipo de vivienda y su superficie. A igualdad de superficie, cuanto más fachada (envolvente lindante con el exterior) más se disipa la energía, uego las viviendas en esquina a varias calles son problemáticas. Si además tiene una cubierta directamente al exterior, más envolvente externa, y es similar el caso de las viviendas situadas en planta primera sobre zonas porticadas exteriores o espacios no calefactados. Una vivienda de atura intermedia situada entre otras dos similares a ella es el caso más económico ya que la envolvente es adiabática en suelo, techo y medianeras.
Tomaremos el caso típico de una vivienda situada en el código postal 46003, de 100m2. de superficie construida, en un bloque entre medianeras en una altura intermedia, no esquinera ni medianera y recayente a calle por delante y a un patio de luces por detrás. Posee tres dormitorios, baño y aseo y dotada de un balcón a la calle y un tendedero al patio de luces. Los precios de la energía son los actuales a Marzo de 2016. Las costumbres domésticas de los usuarios y la composición familiar son las mismas para todas las etiquetas. Cuenta con un calentador de gas y radiadores eléctricos en el caso más desfavorable.
Elaboramos un cuadro cuya variable de partida es la etiqueta con la que cuenta la vivienda en cada caso y que muestra el gasto energético en euros de cada una de ellas. Aclaremos que la cantidad que se expone es la que corresponde al término de energía, porque el término de potencia no varía ni se incluye en el importe resultante.
Según los resultados más extremos, la diferencia entre la mejor y la peor etiqueta es de 1.996,68€ y entre la etiqueta E y la G es de 1.090,01€ anuales que literalmente se van a la calle por las ventanas y las fachadas. Estadísticamente, pasar de una etiqueta G a una E es el caso de mejora más común, y el conjunto standar de medidas de mejora (cambio de carpinterías exteriores, inyección de cámaras y mejora de equipo térmico) tiene un coste (para la zona estudiada) de entre 6.200 y 7.000 Euros.
La conclusión es evidente. Si el propietario realiza las medidas de mejora que su técnico le recomienda, tiene amortizada la inversión en siete años, que además sufraga con el ahorro en los gastos fijos de la vivienda; es decir, se paga solo.
¿Aún no está convencido?