La pimienta negra pica, el wasabi pica, la mostaza pica… pero no nos engañemos, lo que REALMENTE pica es la capsaicina que es el compuesto químico que encontramos en guindillas o chiles. Así como otros picantes actúan al nivel de la nariz por los gases que generan al entrar en contacto con nuestra saliva, la capsaicina pica en la lengua y desgraciadamente en otros tejidos del cuerpo.
Sí, la mostaza o el wasabi, por ejemplo, generan unos vapores al entrar en nuestra boca que se nos “suben” a la nariz y nos hacen llorar. El chile no actúa de esa manera y su ingesta se hace notar directamente en la boca en la que realmente parece que estamos comiendo fuego.
Es la concentración de capsaicina va a determinar el nivel de picante de un alimento y para quitar la sensación de picor, es necesario eliminar la capsaicina de nuestra boca. Desgraciadamente, la capsaicina no es soluble en agua por lo que cualquier intento de quitarnos el picor con un buen vaso de agua es inútil, más allá de calmarnos temporalmente por la baja temperatura del agua. Si queremos quitarnos el picor, hemos de usar algo sólido que lo arrastre o una grasa o un alcohol. El pan, funciona bastante bien. Pero dado que la capsaicina se disuelve en lípidos, cualquier bebida rica en este compuesto aliviará nuestras penas de forma más eficaz. Es habitual tomar leche o alguna bebida láctea como el lassi indio y eso sí que funciona mejor. Su contenido natural en grasa ayudará a eliminar la temida capsaicina de nuestra boca. Ah, y como ya he anticipado, la capsaicina también se diluye en alcohol por lo que un chupito de vino o de cerveza también pueden ayudar.