Muchas de las ideas que comparto en este blog hacen referencia a cambiar nuestros propios hábitos. Sin embargo creo que es tan importante cambiar nuestros hábitos como ayudar a las personas que nos rodean a cambiar los suyos. El cambio tiene sentido cuando esos hábitos suponen algo negativo y perjudicial para esa persona. Si tu pareja tiene el hábito de levantarse a correr cada mañana no intentes cambiárselo. Personalmente estoy intentando que mi novia deje de fumar y a día de hoy todavía no lo he conseguido.
Cualquier técnica para cambiar hábitos que utilices contigo mismo también puedes intentar utilizarla con otra persona. Sin embargo antes de ponerte manos a la obra debes resolver varias barreras que surgirán durante el proceso:
1. Asegúrate de que esa persona realmente quiere cambiar. Que un hábito sea perjudicial no es razón suficiente para que una persona tome la decisión de abandonarlo. Las personas pueden mostrarse muy protectoras respecto a sus hábitos. Llevan tanto tiempo formando parte de sus vidas que los consideran parte de su identidad y se muestran resistentes al cambio. Sin duda esta es la primera barrera que hay que superar y normalmente es la más difícil. Si conseguimos superarla podremos pasar a los siguientes puntos.
2. No juzgues el hábito. Esta es una barrera que levantas entre ti mismo y la persona a quien quieres ayudar. Muchas veces las personas no se dejan ayudar debido al tono recriminatorio que utilizamos con ellas. Ya sabes, ese tono con el que decimos de forma implícita que sabemos qué es lo mejor para ellos. Este tono les hace sentir como niños que se han portado mal. Como consecuencia se pondrán a la defensiva y no te escucharán. Intenta evitar este tono lanzando mensajes de comprensión y aceptación hacia esa persona y su hábito. Tú posición respecto al hábito debe ser neutra. No pienses que el hábito es bueno ni malo, simplemente ayuda a la persona a modificarlo.
3. Incrementa su conciencia respecto al hábito. Este es mi punto preferido porque si se realiza correctamente los cambios son inmediatos. Los hábitos que están fuertemente interiorizados los convertimos en tareas automáticas que suceden al margen de la conciencia. Debemos intentar conectar la conciencia de las personas con el momento en que estén realizando el hábito. El año pasado mi novia intentó dejar de fumar sin éxito. Realmente creo que no quería dejarlo y sólo lo intentó para no oírme. Sin embargo durante varias semanas logró reducir el número de cigarros que fumaba simplemente adquiriendo consciencia de los mismos. Le dije que hiciera una división entre los cigarros que realmente le apetecían (normalmente después de las comidas) y los cigarros inconscientes (los que fumaba por fumar independientemente del momento). Simplemente eliminando los cigarros inconscientes redujo el consumo a más de la mitad.
Superar estas 3 barreras no es garantía de que alguien cambie un hábito. Sin embargo tenerlas en cuenta es un buen comienzo. Pueden parecer muy obvias pero muchas veces se nos olvidan, sobre todo las dos primeras. Estas indicaciones funcionan a modo de un primer apoyo hacia la persona con la que compartimos el día día. Para hábitos o adicciones realmente perjudiciales lo mejor es consultar con un profesional.
Fuente: Psyblog. C. Marco