Hemos hablado en varias ocasiones de los miedos que tienen los niños, a la oscuridad, al agua, a las muñecas, etc. Es una emoción que se repite en la mayoría de niños de todo el mundo y que es parte del desarrollo, contribuye a que evolucionen y se adapten al entorno, de ahí que debemos respetarlo y no ridiculizarlo, se debe procurar apoyar y ayudar a los niños a superar sus miedos. Como sabemos, el miedo es una respuesta normal que afecta a cualquier persona y a cualquier edad, es una respuesta del organismo ante una señal de alerta para que se adopten las precauciones necesarias y evitar el peligro, ya sea real o ficticio, ya que la imaginación juega malas pasadas, especialmente en la infancia.
El miedo es una emoción que se manifiesta en tres niveles, a través de la conducta los niños evitan una determinada situación con vigilancia extrema, inquietud, nerviosismo, etc. A través de los pensamientos y sentimientos subjetivos, preocupación ante una situación que no se puede afrontar, esperar siempre el peor resultado, casi se podría decir que es pesimismo. El tercer nivel son las reacciones fisiológicas, mareo, tensión muscular, dolor de cabeza o estómago, sudor, etc. En la mayoría de casos se puede a ayudar a los niños a superar el miedo, pero es importante seguir unas pautas y sobre todo respetar a los niños permitiendo que puedan expresarse y no menospreciar o restar importancia a sus emociones, en este caso un determinado miedo.
Los expertos nos explican que algunos miedos se pueden catalogar como miedos saludables, como hemos indicado, están asociados a un proceso de aprendizaje y desarrollo, estos temores terminan remitiendo poco a podo a medida que los niños se desarrollan y maduran. Pero ante todo, lo primero que hay que hacer es identificar el tipo de miedo, algunos son evidentes y otros no tanto, uno de los primeros consejos es permitir que los pequeños se expresen y expliquen lo que les atemoriza, escucharle y posteriormente trasmitirle cariño, confianza, tranquilidad y seguridad, les reconfortará. Explicarles que el miedo no es algo que sientan sólo ellos, los adultos también tienen miedos, se puede compartir con ellos alguna experiencia para que entiendan que se trata de una emoción que no es ajena a nadie.
Los padres nunca deben ser los causantes del miedo, seguro que más de uno recuerda una amenaza tradicional en la infancia de antaño, “vendrá el hombre del saco y te llevará con él”, este es un ejemplo de cómo un personaje imaginario puede provocar un temor innecesario, lo único que haría es sumarse al resto de miedos que experimentan los niños. Los especialistas aconsejan tratar esta emoción con normalidad, sin sobredimensionar o justificar, tampoco es recomendable otro tipo de conductas, como ser padres sobreprotectores, con ello sólo se logrará truncar la evolución y desarrollo natural. Los niños deben poder crecer en confianza poco a poco, adquiriendo la seguridad necesaria que les ayudará a superar los temores.
En este artículo de Faros nos explican algunas acciones interesantes que nos ayudarán con los miedos infantiles, dibujar un termómetro con una escala de 1 a 10 para establecer los miedos que tienen y la intensidad de cada uno de ellos, esto ayudará a que sepamos qué es lo que más les aterra. Preparar una lista con diferentes situaciones y seres fantásticos que dan miedo a los niños, en ella se deben separar los miedos ficticios de los reales, como los truenos, un grito, la oscuridad, etc. También aconsejan hacer dibujos de las situaciones que dan miedo y poner todos los dibujos dentro de una caja, periódicamente se van revisando y se rompen los dibujos de aquellos temores ya superados, se podría decir que es un modo de incentivar a los niños, brindarles una herramienta que les ayude.
Ante el miedo se pueden llevar a cabo diferentes acciones, desde tranquilizar a los niños y consolarles, brindándoles atención y comprensión, hasta distraerlos con actividades y juegos. Claro que todo dependerá del tipo de miedo, si se trata de temor por visitar al pediatra, un buen recurso es llevar colores y un bloc de dibujo, otra opción es un juego, en definitiva, todo aquello que le distraiga y amenice la espera antes de entrar a visitar al doctor. El temor nocturno o la oscuridad puede manejarse mejor con la ayuda de un muñeco y nombrarlo protector y guarda de los miedos, estar junto a él y contarle un cuento o una historia divertida con luz tenue, etc.
Los padres debemos comprender estos terrores, asumirlos como lo que son e intervenir en su justa medida siempre con mucha psicología, poco a poco los niños terminarán superando los miedos. Esta es una pequeña introducción, sobre los miedos infantiles hay mucha literatura y de ella hablaremos próximamente.
Foto | Irochka
Enlace permanente:
Cómo ayudar a los niños a superar el miedo