La empresa de análisis TI Gartner ya incluía a la tecnología blockchain en su informe sobre tendencias estratégicas para 2017. E incluso antes, en su conocido Hype Cycle de tecnologías emergentes de 2016 la situaba cerca de la cumbre del Peak of Inflated Expectations. Estar en el pico de expectativas infladas, significa que existen algunos casos de éxito adecuadamente promocionados y decenas de fracasos convenientemente ocultos.
A estas alturas es bastante conocido qué es blockchain o cadena de bloques; una base de datos distribuida que registra información que no puede alterarse. La clave se encuentra en que las transacciones o registros que se almacenan pueden realizarse entre dos o más partes siempre de forma segura, confiable e irreversible. Lo cual conceptualmente significa que sobre una plataforma blockchain podríamos intercambiar valor, no sólo económico, al margen de cualquier intermediario.
Al estar íntimamente ligado a bitcoin, la primera gran utilidad inmediata ha surgido alrededor de las transacciones contables, gestiones financieras y métodos de pago, pero todos los sectores están investigando sobre la capacidad de blockchain de adaptarse a sus particularidades.
El sector de la salud no es ajeno a esta moda y hay esperanza de que la seguridad de blockchain se pueda extender al almacenamiento e intercambio de la información de salud de los pacientes, la información de ensayos clínicos, datos genómicos, e incluso información generada por los propios pacientes a través de dispositivos conectados (IoHT - Internet of Healthcare Things).
Todo esto es la teoría, estamos hablando de una tecnología sobre la que la mayoría de los ejecutivos de organizaciones sanitarias no piensan tener proyectos reales hasta 2019, aunque siempre existirán early adopters que puedan comenzar a investigar sobre sus posibilidades reales.
¿Qué es lo que se busca con el uso de blockchain? Existen dos vertientes:
- La referida a la propia tecnología:
- Al parecer muy fiable gestionando datos lo cual puede ayudar a una mejora en la toma de decisiones en comparación con la actualidad, evitando información inexacta, engañosa o incompleta.
- La capacidad de ser usada de forma abierta y distribuida por diferentes entidades que podría evitar los clásicos problemas de integración y estandarización.
- Y la reducción de los riesgos de brechas de seguridad al no poder ser alterada la información, utilizar el concepto de "tokenización" de las identidades y el uso de cifrados.
- La otra vertiente es la de la presumible facilidad para generar nuevos negocios:
- Donde la veracidad de los datos ya no necesita de intermediarios que los aseguren o controlen.
- Donde las empresas podrán reducir tiempos, costos y riesgos.
- Y la presumible eliminación de la frontera entre pagadores y proveedores de salud, acercándose a un modelo de ecosistema colaborativo.
Porque la gran ventaja prometida por blockchain es que los distintos proveedores de salud generarán eventos (bien en su relación con el paciente, bien usando éste tecnología de autoseguimiento) que serán almacenados en cadenas de datos a los cuales tendrán acceso su red de colaboradores.
El interés de todos estos participantes en el proceso es intercambiar esos datos con el objetivo de conocer, por ejemplo, qué tratamientos obtienen mejores resultados en salud, u obtener la información necesaria para optimizar recursos o precios de servicios.
Esta forma de trabajo debería potenciar los nuevos modelos de riesgo compartido o de ingresos en función de los resultados en salud.
Siguiendo con la aventura de abrir nuevos mercado, con el uso de blockchain como repositorio de información del paciente no tendríamos que recurrir a una historia clínica centralizada y dependiente de un proveedor porque todos los participantes, con una mejorada verificación de su identidad, tendrían acceso a un registro distribuido, confiable y seguro, y además actualizado en tiempo real.
Y, por supuesto, desde el punto de vista administrativo de los servicios sanitarios, blockchain ayudaría a facilitar la gestión de pagos, auditorías, reclamaciones, etc.
Todo ello estaría sustentado en sus prometedoras cualidades de integridad de datos, seguridad, optimización en la interacción entre los participantes y descentralización, lo cual según los expertos supone una base tecnológica perfecta para generar negocios disruptores.
Pero no todas son noticias positivas, existen variadas dificultades y barreras que actúan para ralentizar su implantación.
La más importante es que se trata de una tecnología inmadura, que en muchos aspectos todavía está en modo experimental, y que tiene que demostrar la robustez de sus mecanismos para establecer la identidad de los usuarios y asegurar un alto grado de control sobre el acceso a los datos.
No hay que perder de vista que la salud es un sector tremendamente regulado y tanto en aspectos como la privacidad como en la seguridad del paciente sus niveles de exigencia van a poner a prueba a blockchain.
El hecho de ser una tecnología nueva conlleva además otras dificultades:
- No existe una suficiente cantidad de perfiles técnicos con el conocimiento y experiencia necesaria para diseñar e implantar proyectos.
- Además la tecnología tiene que esforzarse en reducir sus propios costes de desarrollo.
- E inevitablemente debe orientarse hacia infraestructuras en la nube.
Dejando de lado las barreras tecnológicas, tampoco es despreciable la sensación de un excesivo optimismo en informes generados por la industria tecnológica, de los cuales se puede presumir la intención de querer estar a la cabeza de la innovación, ya que soluciones implantadas brillan por su ausencia. Y los responsables ejecutivos saben que cualquier apuesta por algo no suficientemente probado es un buen camino para poner en riesgo su negocio.
Será una cuestión de tiempo, apenas 3 o 4 años, saber si la industria podrá demostrar todos los beneficios que son muchos e importantes poniendo en marcha exitosas iniciativas basadas en blockchain y contemplar hasta qué punto el sector de la salud es receptivo en su desarrollo.
Adelanto del informe ' Cómo blockchain transformará la sanidad' que publicará CuraeSalud en los próximos días.
Adaptación de un artículo publicado originariamente en la revista Informática Médica.