Quienes estén pensando en hacerse con una inflable para
evitarse las tareas de mantenimiento que implica una piscina, es mejor que
vayan olvidándolo. Porque, salvo en los casos de modelos de muy pequeñas
dimensiones, esas que se usan para refrescar a los bebés, el resto de estas
piscinas necesitan unas mínimas medidas de mantenimiento del agua, bastante
similares a las de obra.
Eso sí, con algunas diferencias. Es cierto que por grandes
que sean, las piletas inflables no suelen contener el volumen de agua que una
piscina convencional. Por lo tanto, es evidente que las dosis de cloro tendrán
que ser proporcionales a la cantidad de agua. También es importante que se
adquieran siempre productos específicos para inflables, sino se corre el riesgo
de dañar de forma seria el material del que están fabricadas.
Uno de los mejores aliados con los que contamos para ese
mantenimiento del agua libre de bacterias y partículas contaminantes son los
medidores de nivel de cloro. Porque, lo más importante es mantener la medida
adecuada para garantizar la higiene, sin sobrepasarla ya que podría resultar
peligrosa para la salud de los bañistas. Estas mediciones se deben hacer por la
mañana, antes de iniciar los baños y por la noche, para asegurarnos que hay el
suficiente cloro para que actúe durante la noche.
Las proporciones suelen indicarlas los fabricantes en el
envase de cada producto. También podemos optar por usar un cloro blanqueador
para el hogar, buscando uno sin olor. En este caso, hablamos de un cuarto de
taza por 500 galones de agua.