Revista Psicología

Cómo cambiamos conductas en nuestros hijos

Por Centro Psiconet

Las relaciones entre padres e hijos nunca han sido del todo fáciles y quizá el periodo que más nos puede llegar a costar es el que se corresponde con la educación y la mejora de conductas y autonomía de nuestros hijos. Tenemos que saber que en estas conductas que a veces intentamos modificar los padres tienen una influencia muy directa, y hay que estar muy pendiente de cómo comportarse antes, durante y después de esta conducta que nos gustaría corregir.

Los antecedentes de las conductas son muy importantes y cuando detectamos una conducta a mejorar hay que tenerlos muy en cuenta. Algunas conductas como miedos, rabietas o dificultades con la comida se dan en contextos determinados, no en todos (en casa, en el colegio, en casa de amigos…); con determinadas personas y no con otras (madre, abuelo, primos, profesora, amigos…) o en incluso en lugares muy concretos (en supermercados, tiendas infantiles, piscina…). Observar todo esto nos dará una información muy interesante ya que si nos podemos anticipar a la conducta del niño podemos solucionar algunos problemas antes de que aparezcan.

Todo lo que suceda inmediatamente después de la conducta, tiene mucha importancia ya que es lo que nos va a hacer ser capaces de que esta conducta desaparezca o se estabilice en el tiempo.

Existen dos tipos de comportamiento de padres o personas que rodean al niño en general que fomentan la aparición de estas conductas, o por el contrario contribuyen a su desaparición.

  • Premios o refuerzo positivo: la atención de los padres o personas que están con los niños en ese momento, los halagos y palabras de aprobación, los premios en general que se dan después de la realización de una conducta correcta o adecuada hace que aumente la probabilidad de que esta conducta se repita en un futuro.
  • Castigos o refuerzo negativo: en este caso, sería justo lo contrario. Las conductas del niño que no van seguidas de una consecuencia agradable, es mucho menos probable que se vuelva a repetir en el futuro. De manera que lo natural sería que esta conducta se debilitara y despareciera.

Lo más importante para que las conductas cambien tienen que ver con las consecuencias derivadas de las mismas, que en la mayoría de los casos estas consecuencias vienen proporcionadas por nuestro entorno más cercano y a veces por el contexto. Es importante como padres es ser muy consciente de ello, sin olvidar también los antecedentes antes expuestos, ya que así podemos estar sobre alerta de dónde es más probable que se produzcan determinadas conductas.


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