¿Estás cansado de proponerte cambiar un hábito que te está trayendo problemas y notar como tu motivación por hacerlo se desvanece con el tiempo?
Todas las personas conocemos esa molesta sensación de proponernos nuevos objetivos y establecer hábitos nuevos para mejorar nuestra vida solo para ver como ese compromiso inicial va desapareciendo con el tiempo.
Los 7 pasos que tienes que conocer para saber cómo cambiar un hábito, son los siguientes:
- Piensa en pequeños objetivos
- Cuida la calidad de tus pensamientos
- Concéntrate en el momento presente
- Actúa como si ya lo hubieras logrado
- Mantente un tiempo alejado del placer
- Sustituye el mal hábito por algo más
- Anota tus logros
¿Por qué nos cuesta tanto cambiar un mal hábito?
Aunque parezca increíble, la razón por la cual se nos dificulta demasiado alcanzar el bienestar emocional que deseamos cambiando un mal hábito es porque estamos tan habituados a el que de alguna manera se ha convertido en una especie de adicción.
¿Por qué una adicción? Porque a pesar de que conscientemente sabemos que lo que estamos haciendo no nos hace bien, e incluso conocemos la manera de dejar de hacerlo, volvemos a elegirlo una y otra vez. Pero, ¿cómo ocurre esto?
Esto ocurre porque nuestro comportamiento habitual se ido creando con el paso del tiempo a partir de patrones de pensamiento.
Estos patrones de pensamiento provocan que se creen en nuestro cerebro unas vías neuronales que generan nuestros recuerdos y que con el tiempo se convierten en la base de nuestro comportamiento.
Es decir, nuestro cuerpo es como nuestra mente inconsciente, lo hemos acostumbrado por muchos años a reaccionar de cierta manera ante determinadas circunstancias.
Así que ahora, por más que le digamos lo que debe de hacer y la nueva forma en la que tiene que responder, el va a seguir haciendo lo mismo automáticamente.
Ejemplo de resistencia al cambio de un mal hábito
Cuando queremos cambiar un mal hábito que nos ayudaría a alcanzar nuestras metas personales y para ello necesitamos levantarnos más temprano, hacer ejercicio, estudiar más, etc.
A la hora que queremos comenzar a hacerlo, nos sentimos cansados y sin energía (debido a que durante muchos años hemos acostumbrado a nuestro cuerpo a sentirse de esa manera).
Por lo tanto comenzaremos a emitir pensamientos relacionados con la manera en la que nos sentimos, del tipo:
“Me siento muy cansado(a)”, “mejor empiezo mañana”, “¿para qué levantarme si puedo seguir descansando?”, “de todos modos es muy difícil llegar a alcanzar lo que deseo”, etc.
Si respondemos a ese tipo de pensamientos y los tomamos como si fueran nuestra realidad, lo más seguro es que dejemos de lado nuestros nuevos propósitos y continuemos durmiendo.
Así que vamos a obtener los mismos resultados y nos sentiremos insatisfechos e incapaces de hacer un cambio positivo en nuestra vida.
Es curioso pero, tal y como lo menciona la revista Forbes en uno de sus artículos relacionados con el cambio de hábitos, “el cambio puede asustarnos más que la muerte”.
El 90% de las personas que han sido sometidas a una cirugía de bypass coronario, aún después de esa experiencia traumática siguen sin cambiar su estilo de vida.
La resistencia a cambiar un hábito por el miedo a lo desconocido
Esto es similar a cuando nos encontramos en una zona de confort en donde realmente estamos sufriendo, pero de cierta manera nos sentimos seguros por estar en un terreno conocido.
Algo así como lo que dice el dicho popular: “mas vale malo por conocido que bueno por conocer”.
Como cuando nos encontramos en una relación tóxica en la que a pesar que sabemos lo mal que nos hace estar ahí, tememos tanto a lo desconocido y al que pasará si la dejamos que preferimos quedarnos ahí a pesar del sufrimiento.
El problema es que nos sentimos tan identificados con esta manera de actuar y de sentir, que se nos hace imposible siquiera visualizarnos de otra manera.
Se nos dificulta incluso visualizarnos como unas personas mas realizadas y con un mayor nivel de bienestar emocional.
Es decir, inconscientemente, tememos llegar a sentirnos mejor y a lograr lo que deseamos.
Nos da miedo avanzar porque estaríamos entrando a un plano desconocido en el que no sabemos de que manera actuar y ni como reaccionar ante ello.
Cuando seguimos llevando a cabo el hábito negativo que queremos cambiar, esto nos da de alguna forma la “sensación de control” que tanto nos gusta.
En cambio, si comenzamos a adoptar un hábito nuevo, por bueno que este sea, al principio podríamos sentir que hemos perdido ese control y que ahora tenemos que pasar por otro proceso de adaptación para de cierta forma recuperarlo.
7 pasos para cambiar un hábito
1.- Piensa en pequeños objetivos. Cuando nos enfocamos en metas a largo plazo que son demasiado grandes, nuestra propia mente los deja de lado y almacena en el cajón de los “imposibles”.
Por lo que es necesario que para que tengamos posibilidades reales de alcanzar esa gran meta, tenemos que ir dando pequeños pasos.
El dividir una meta a largo plazo en metas a corto plazo, nos va a dar la seguridad de que vamos a poder lograrlo.
Y es menos probable que nuestra motivación desaparezca ya que iremos consiguiendo pequeños pero significativos logros que nos motivarán a dar el paso que sigue.
2.- Cuida la calidad de tus pensamientos.La manera en la que piensas acerca de ti mismo y de lo que eres capaz es determinante para el logro de tus objetivos.
¿Qué tipo de pensamientos acostumbras tener cada día? Identifica cuales son ese tipo de pensamientos que no te están permitiendo adoptar un nuevo hábito y trata de modificarlos por otros mejores.
Una persona que todo el día tiene pensamientos acerca de lo imposible que va a ser lograr sus objetivos, lo mala que es haciendo tal cosa, lo mal que le va en la vida, etc. es muy difícil que logre adoptar un hábito positivo nuevo.
3.- Concéntrate en el momento presente. Deja de pensar en lo mal que te fue hace unos años o en el miedo que te daría sentirte mejor o no lograr lo que deseas.
Mejor concentrate únicamente en lo que te está ocurriendo momento a momento y no te dejes llevar por pensamientos relacionados con el pasado o futuro.
Esto sin duda te permitirá ir avanzando más fácilmente para conseguir adoptar tu nuevo hábito.
4.- Actúa como si ya lo hubieras logrado. Comienza a actuar como si ya llevaras tiempo con ese nuevo hábito.
Por ejemplo, si quieres dejar de tomar refresco y alguien te ofrece uno, en lugar de decirle: “no puedo es que estoy intentando dejarlo”, podrías optar por decir: “no, gracias. No tomo refresco”.
De esta manera comienzas a obligarte y a engañar a tu mente para que se acostumbre más rápido al nuevo hábito.
5.- Mantente un tiempo alejado del placer. Con esto quiero decir que para que puedas avanzar hacia tu nuevo hábito, primero tienes que mantenerte en un estado de “displacer”.
Por ejemplo, si quieres dejar de tomar refresco, el tiempo en el que estés trabajando para lograr quitarte ese hábito y arraigar el de tomar agua en su defecto, ¡no tengas refrescos a tu alcance!
Por lo menos durante el tiempo en el que te estás creando el nuevo hábito, mantente alejado(a) de las tentaciones.
6.- Sustituye el mal hábito por algo más. Es decir, no dejes en blanco el tiempo en el que llevabas a cabo el mal hábito y llena ese “espacio vacío” con otra cosa.
Por ejemplo, si estás tratando de dejar de fumar, en lugar de tomar tu descanso en el trabajo para salir a fumar, utilizalo para salirte a tomar un café.
No trates de esperar ese tiempo pretendiendo “no hacer nada” ya que es muy probable que termines en este caso fumando.
7.- Anota tus logros. Dependiendo del hábito que quieras crearte, algo que te ayudará a mantener tu motivación será ir anotando los pequeños logros que vayas teniendo.
Por ejemplo, si quieres hacerte el hábito de ir al gimnasio todos los días, puedes anotar en tu calendario los días que estás yendo.
Y cuando llegues a los 15 días, puedes hacer algun ritual significativo celebrando eso que has logrado y haciendo consciencia de lo los beneficios que eso trajo para ti.
Por ejemplo, puedes ese día hacer alguna actividad que te guste, salir con tus amigos(as), hacer algo distinto con tu pareja, etc. y también anotar como te has sentido emocionalmente de estar yendo seguido a hacer ejercicio.
¿Cuáles son los 2 secretos para cambiar un hábito con mayor facilidad?
- Tener un motivo. Cuando no tenemos un verdadero motivo por el cual tenga sentido cambiar un hábito viejo por otro nuevo, es muy difícil que lo logremos.
- No basta con pensar: “quiero ir al gimnasio porque quiero bajar de peso” y quedarnos ahí.
- Tenemos que profundizar más y encontrar el verdadero sentido a eso que estamos haciendo.
- En este caso el sentido podría ser porque bajando de peso me sentiría mejor conmigo mismo(a) y eso me daría más confianza para acercarme a las personas que me gustan y encontrar pareja.
- Puede ser que nuestro propósito sea establecer el hábito de levantarnos temprano todos los días, por lo que no basta con pensar en que nos queremos levantar temprano para hacer más cosas durante el día.
- En este caso la pregunta sería, ¿qué cosas queremos hacer?, ¿qué sentido vital aportan para nosotros?
- Tal vez quiera terminar pronto mi trabajo para tener tiempo para mi familia y las personas que me importan, tal vez quiero tener más tiempo para hacer lo que me gusta, etc.
- Tenemos que tener claro eso ya que finalmente va a ser lo que nos va a alentar y a motivar en cada momento.
- Repetir, repetir y repetir. Al cerebro le encanta ahorrar energía, es un banco ahorrador.
- Cuando se repite constantemente una actividad, el cerebro la hace suya y la manda a su inconsciente como lo ha hecho con el mal hábito.
- Por eso es importante a la hora de cambiar un hábito que lo repitamos constantemente, una y otra vez.
- La constancia es necesaria para lograrlo aunque es verdad que al principio nos va a costar pero una vez que nos acostumbremos a hacerlo no va a costarnos nada o casi nada llevarlo a cabo.
¿Qué pasa cuando cambias un hábito?
Es increíble darnos cuenta como podemos cambiar nuestra vida cambiando nuestros malos hábitos y reemplazándolos por otros mejores.
Me atrevo a decir que cuando cambiamos incluso un sólo hábito podemos cambiar nuestra vida porque el hacerlo nos lleva a hacer cosas distintas, en este caso para nuestro beneficio.
Por ejemplo, una persona que cambió el hábito de fumar por el de hacer deporte, el hacer deporte le llevará también a adoptar otros hábitos saludables como por ejemplo, comer sanamente, dormir mejor, preocuparse por la salud física y mental, etc.
Cuando eso sucede, evidentemente nuestro bienestar emocional aumenta y por lo tanto, nuestra vida cambia a mejor y tenemos más oportunidades de vivirla de forma más plena.
Al cambiar un hábito, también nos sentimos más seguros de nosotros mismos, más capaces de lograr lo que queramos, lo cual nos motivará para lograr otros objetivos.
Entre muchos otros grandes beneficios que podemos experimentar de forma individual por haberlo logrado.
Te invito a que descubras el poder de cambiar tus viejos hábitos por otros nuevos y mejores y a que disfrutes de los grandes beneficios que esto puede traer a tu vida. ¡Hasta pronto!
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