Tenía un poco de salsa boloñesa hecha como la de los espaguetis boloñesa y con ella hice unos maravillosos canelones que siempre sacan de un apuro y no es la pasta típica.
A Carmelin y a Fer les encantan y no los comemos mucho porque se tarda algo de tiempo, aunque merece la pena dedicarle un rato.
Ingredientes para 4 personas:
- Salsa Boloñesa.
- 16 placas de canelones.
- 30g de mantequilla.
- 1 cucharada muy colmada de harina.
- 2 vasos de leche.
- Queso (el que más os guste para gratinar).
- Aceite.
- Pimienta.
- Nuez moscada.
- Sal
Y así se hace:
1. Comenzamos con la besamel, en un cazo ponemos la mantequilla y una cucharada de aceite. Lo llevamos al fuego para que se derrita la mantequilla.
2. Echamos la harina. Y la tostamos un poco, sin dejar de mover.
3. Ponemos la leche en 3 tandas y mezclamos hasta que espesa. Mejor si lo hacemos con unas varillas, así no quedarán grumos. Tiene que quedar una besamel no muy espesa, si vemos que esta demasiado espesa podemos poner un poco más de leche.
4. Incorporar sal, pimienta y nuez moscada. Probamos para dejarlo con buen sabor.
5. Mezclamos 2 cucharadas de besamel con la salsa boloñesa.
6. Ponemos a cocer las placas en agua con sal. Las incorporamos de una en una, para que no se peguen. Una vez cocidas (siguiendo los tiempos que indica la caja) las refrescamos con agua fría y las disponemos en un plato a la espera de rellenarlas.
7. En una bandeja para horno ponemos un poco de aceite que esparcimos bien, yo lo hago con una brocha, pero si no tenéis podéis usar un poco de papel de cocina.
8. Comenzamos a rellenar. El relleno será la salsa boloñesa mezclada con la besamel. Colocamos sobre una tabla una placa de canelón y ponemos un poco del relleno y enrollamos hasta formar un cilindro. Y vamos disponiendo los canelones sobre la bandeja.
A mi me sobró un poco de relleno que puse por encima de los canelones.9. Repartimos encima la besamel y el queso (que ralló Carmelin). Así va al horno al máximo con el gratinador puesto hasta que se dore bien.
Truquito: En este punto lo podemos guardar para otro día o incluso congelar. Si lo guardamos bastará luego con meterlo en el horno a unos 180º arriba y abajo hasta que comience a burbujear y el queso se haya dorado. (unos 15 minutos si no está congelado y unos 45 si lo está)
Y así queda:
Una delicia.