Todos los años en verano y siempre que bajamos por el sur, nos gusta pasar una tarde por la Lonja de Isla Cristina, en Huelva. A la peque de la casa le encanta ir a ver ‘a los pescadores’ como dice ella y a los mayores de la casa se les hace la boca agua con las piezas que pueden ver y se recrean en pensar como comprar pescado al volver a casa.
Todos los años que hemos estado hemos visto llegar algún barco a esta lonja, podemos ver cómo descargan el pescado y cómo lo subastan. Desconocemos por completo cómo funciona la lonja y no nos enteramos de lo que pasa… pero nos lo pasamos pipa!
La peque nos pregunta por todo lo que se le pasa por la cabeza, nosotros preguntamos también y la gente es muy agradable, tenemos toda la pinta de turistazas que se puede tener, pero en ningún momento nadie se extraña.
Comienza la subasta, las cajas empiezan a colocarse en fila, los monitores comienzan a mostrar nombre del barco, lote y procedencia y ese precio empieza a caer y caer y caer… hasta que alguien con su pulsador lo para y se adjudica el pescado.
Mientras nos paseamos por la lonja, podemos ver puntillitas como las que solemos cenar prácticamente a diario en nuestras vacaciones y langostas, que no comemos por desgracia con tanta frecuencia.
Las doradas están frescas frescas, con ojos brillantes y negros, agallas bien rojas… nos las estamos imaginando en el varoma de nuestra thermomix y preparando la dorada a la sal que tanto nos gusta.
Bogavantes de verdad, no los que estamos a ver en el super de 10 euros la pieza, que nos cabría en el bolsillo. Pregunté al pescador de este lote y se moría de la risa, yo no había visto un bogavante de semejante tamaño en la vida… La foto no hace justicia, habría que haber colocado un euro encima para apreciar el tamaño… la caja era del mismo tamaño que la del resto de las fotos, para que os podáis intentar hacer una idea. Yo ya me lo estaba imaginando con su arrocito…
Y cuando salimos de la lonja salimos siempre pensando lo mismo, no sabemos como comprar pescado.
Como comprar pescado
Está claro que aquí el pescado está fresco pero… cuando váis al super o en el mejor de los casos al mercado de toda la vida a comprar pescado… en qué os fijáis? os fiáis del pescadero?
En nuestro caso y con el paso del tiempo, hemos ido afinando y prestando más atención a lo que está bien y a lo que no y no dejarnos llevar por lo que queremos sí o sí. A veces vamos a la pescadería con la idea de comprar un pescado concreto, porque se nos ha metido en la cabeza, queremos preparar una receta concreta… y a veces es mejor dejarlo para otro día.
Os dejamos una serie de consejos para intentar aprender cómo comprar pescado y que no nos salga ‘rana’:
- Los ojos del pescado, deben ser negros y brillantes y no estar hundidos. Si los ojos de ese pescado que llevábamos en mente son blanquecinos y la pupila grisácea, es mejor que lo dejéis para otro día.
- Las agallas deben ser rojas y debe costar abrirlas. Reconozco que yo no sirvo para ello ni lo hago, pero sí he visto a algún señor examinando las agallas antes de comprar en la pescadería.
- Las escamas del pescado no deben caerse con facilidad si las tocamos, deben estar pegadas a la piel.
- La carne debe ser firme y si la presionamos, debe volver a su estado normal que tiene cuando está en reposo. No debe notarse ninguna marca de haberlo aplastado.
- Los mariscos no deben soltar líquido ni jugos de ningún tipo. Si se trata de marisco de concha fresco, debe estar abierto y cerrarse al tocarlo.
A partir de ahora, no hace falta ir al super con carpeta y puntuar el pescado a lo Operación Triunfo, pero no está de más ir acostumbrándose a fijarse en estos pequeños detalles y no llevarse cualquier pescado simplemente porque iba en nuestra lista de la compra o lo necesitamos para una de nuestras recetas de pescado. Es preferible llevárselo la semana siguiente o preparar otra receta con pescado.
De momento, nosotros terminamos la tarde con una puesta de sol desde el Faro de Isla Cristina y eligiendo dónde cenar algo de lo que hoy ha llegado a la lonja… esos sitios están codiciados… pero algún día los iremos contando.