Otro título rebuscando dónde los haya, pero es que casualmente se han juntado dos hechos en mi TL y he considerado que podían entrelazarse para contruir una buena entrada. Aunque mejor tú primero la lees, y luego ya me dirás si es buena o no.
Lo primero que llegaba a mis manos era una noticia que decía algo así como aprende a desconectar para rendir más y que abogaba por desconectar por momentos de nuestras tareas diarias para luego volver a ellas todavía con más ganas.
Por extraño que parezca, hacer una pausa para un café o echarle un ojo a las redes sociales pueden fomentar la motivación y el rendimiento de los profesionales.
Aunque lo que más me ha llamado la atención ha sido eso de echarle un ojo a las redes sociales para fomentar la motivación, ya lo creo que sí, seguro que no encuentrar a nadie que esté más de acuerdo que yo con dicha afirmación. El problema es las conexiones que disponemos en nuestros centros de trabajo, que si hay días que tienes que pelearte para poder trabajar con la web de la seguridad social o del servicio estatal de empleo (el pan nuestro de cada día en los departamentos de RRHH), imaginate poder entrar en sistemas que ya de por sí tenemos capados desde Consejería.
Que sería de nosotros sin nuestros smartphones, jejeje… que digo yo, que si la gente puede ir todas las veces que quiera a la máquina del café o incluso, muy mal por cierto, escaquearse para echarse su par de pitillos durante la jornada, por qué no voy a poder echar yo mi par de “tweets” de rigor. Y es que parece ser que hay costumbres mejor vistas que otras.
Costumbres laborales que (sin extralimitarse) fomentan la productividad:
- Salir a fumar.
- Tomar café.
- Hablar de otros temas.
- Navegar por Internet.
- Hacer descansos.
- Desconectar del correo.
- Las redes sociales.
- Llamadas personales.
- Flexibilidad.
Vicios laborales que aportan poco:
- El cotilleo.
- Levantarse cada cinco minutos.
- Los que hablan sin parar.
- La falta de puntualidad.
Venga va, no quiero señalar a nadie, todos sabemos nuestros puntos fuertes y nuestros puntos débiles, aunque nos guste más apuntar siempre los del vecino.
La otra cuestión que quería hoy compartir es este vídeo que he descubierto gracias a la cuenta de @videosysalud y que pone la clave en la excesiva dependencia de nuestros smartphones y el dejar escapar las cosas buenas de la vida sin ni siquiera darnos cuenta qué estás sucediendo a nuestro alrededor. Una frase que dicen en el vídeo y que muestra claramente en qué nos estamos convirtiendo: “teléfononos inteligentes para gente tonta”.
Ved el vídeo y ya si eso me contáis:
Espero que esto nos ayude a reflexionar que todo en su justa medida está bien, pero hay que saber controlar los tiempos. Un lugar para cada cosa, y una cosa en cada lugar.