Dormir bien es hoy una odisea para muchas personas. Si tenemos hijos, sobre todo bebés, podemos evidenciar en cuestión de semanas -desde antes del nacimiento a las primeras semanas una vez nacido- un cambio importante de nuestras rutinas del sueño producidas por los despertares nocturnos constantes. Se trata de un cambio importante de nuestros hábitos que nos pueden afectar de forma importante. A ello debemos sumar el estrés, la ansiedad, las preocupaciones diarias, los problemas en el trabajo…, la lista puede hacerse interminable. Todos estos aspectos influyen negativamente en la salud y sin quererlo nos los llevamos a la almohada sin poder conciliar el sueño. Es por ello que, con el inicio de la maternidad y paternidad, debemos conocer la manera de controlar lo mejor posible nuestros trastornos del sueño.
Las alteraciones se dan con una frecuencia cada vez mayor entre la población. Así lo indican algunas cifras que se refieren al insomnio transitorio, es decir, el que remite después de varias semanas, que afecta alrededor a cerca del 40% de la población; mientras que el insomnio crónico lo padece entre un 8 y un 10% de la población adulta.
¿Cómo podemos intentar dormir mejor? La primera norma básica es dejar de lado esas preocupaciones a la hora de acostarnos. Es la más complicada, pero la que más nos va a ayudar en el momento de cerrar los ojos. Después, podemos tomar otra serie de medidas que van a contribuir a que consigamos nuestro objetivo. Por ejemplo, tenemos que dormir en un sitio con el menor ruido posible, de esta manera tendremos menos distracciones para conseguir ese descanso tan deseado. El bebé en sus primeros meses se despertará para comer, porque necesitará que le cojamos… debemos habituarnos poco a poco a este cambio de rutina que, en todo caso, es temporal.
Lo ideal es irse a dormir a la misma hora y no cenar copiosamente, y antes de las nueve de la noche, para que al cuerpo le dé tiempo a hacer la digestión sobradamente. Otra de las opciones que hay para tratar estos problemas y molestias es recurrir a la homeopatía, tan comentada para los tratamientos infantiles pero que los padres y madres no debemos olvidar. Este método terapéutico tiene en cuenta el funcionamiento natural del organismo ya que trabaja respetando su naturaleza. Tanto es así que los medicamentos homeopáticos no tienen efectos secundarios, ni contraindicaciones y no producen dependencia. De hecho, uno de los usos más frecuentes de la homeopatía por parte de la población en general es el del tratamiento del estrés, la ansiedad ocasional o el insomnio. Sedatif, por ejemplo, es un medicamento de Laboratorios Boiron, especializados en homeopatía, que se emplea para el abordaje de esta afección.
En general, los medicamentos homeopáticos permiten una mayor relajación en los momentos de estrés o de ansiedad y en algunos casos hay personas que tras ingerirlos hasta pueden rebajar las dosis de su medicación habitual, si es que la estaban empleando anteriormente para solucionar sus trastornos de sueño. Con un buen control de nuestras pautas de sueño, padres, madres y bebés pasaremos las noches mucho mejor y el día con sensación de haber descansado lo necesario.
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