Revista Arquitectura
¿Has estudiado arquitectura y no consigues los resultados deseados? ¿Pensabas trabajar como arquitecto y a lo máximo que has llegado es ha hacer unos pocos certificados o a diseñar la reforma del piso que se ha comprado tu cuñado?
Si estas en esta situación quédate tranquilo, no pierdas la calma, ya que te propongo cuatro sencillos pasos que pueden ayudar a que tu situación cambie de manera radical y consigas el tan ansiado éxito.
01. - Aspecto personal.
Lo primero que tienes que hacer es cambiar tu vestimenta. La mejor tarjeta de presentación es uno mismo y la imagen la debemos cuidar hasta límites insospechados. Aunque no te lo creas, el encargo de un proyecto puede depender de que pantalones llevabas puestos ese día. Al igual que el abogado, el ingeniero o el médico, el arquitecto debe reconocerse por su forma de vestir, por su elegancia.
A partir de ahora vestirás de manera monocromática y solo dos colores te acompañarán en tu quehacer diario: el blanco y, sobre todo, el negro. Si uno pretende convertirse en un arquitecto de prestigio debe saber que las obras se visitan al final, cuando ya están pulcras y limpias, así que no pierdas el tiempo pensando en un tipo de ropa funcional y cómoda.
Usa siempre americanas o chaquetas de color negro a juego con el pantalón, zapatos o mocasines del mismo estilo, y si encima la camisa y la corbata son también negras y te colocas unas gafas de pasta (no tienen porque llevar cristal) los proyectos te los llevarás de calle.
No obstante, últimamente esta surgiendo una nueva tendencia, totalmente opuesta a la anterior, en donde con unos náuticos, pantalón de pinza verde, chaqueta azul cielo y, por supuesto, fular, puedes obtener los mismos resultados. Esta opción, igualmente válida, tiene sus limitaciones ya que necesitas tener una presencia importante en la televisión y demás saraos nocturnos.
02.- Elementos de trabajo.
Tan importante o más que la vestimenta son los accesorios que lleves encima. No es nada profesional explicar una idea sobre una servilleta de papel utilizando un bolígrafo Bic... por favor, seamos serios. Deberás hacerte con una pluma y/o portaminas Mont Blanc o similar como mínimo.
Abstente a utilizar bandoleras o mariconeras que tan de moda están ahora. Eso no va contigo, no las necesitas, eres minimalista no lo olvides, por lo tanto, todo lo que lleves encima te cabe perfectamente en el bolsillo.
Como buen arquitecto siempre estarás pendiente y visitarás las obras de otros compañeros de la profesión. Por eso te recomiendo que tu llavero lleve incorporado un puntero láser para poder criticar con mayor precisión esas patologías o soluciones poco estéticas y que para ti no son más que una oportunidad de expresarte y dar rienda suelta a tu verborrea.
A la hora de salir a la calle lleva siempre un plano enrolado en una de tus manos, aunque sea para salir a comprar el pan. Todo el mundo debe saber que eres arquitecto, al menos que lo estudios sirvan para darte a conocer.
03.- Proyecta de manera diferente.
Ya en el estudio (siempre minimalista) cuando llegue la hora de proyectar no pierdas el tiempo utilizando programas de diseño informáticos para plasmar tu idea, eso lo hacen otros. Usa la pluma o el portaminas Mont Blanc, pon cara de interesante y a ver que te sale...
No te explayes mucho, con tres o cuatro trazos tienes más que suficiente, sin complicaciones, aunque no tenga ni pies ni cabeza. Ten en cuenta que la idea es tuya y por lo tanto el croquis lo tienes en tu cabeza. Ya le tocará al joven arquitecto becario que tengas contratado en negro (... en negro) dibujarlo y resolver el problema.
No está de más que sobre la lámina en la que dibujes se te caiga alguna gota de café o líquido similar. Eso queda muy cool y es una manera de engañarte a ti mismo pensando que el proyecto está trabajado cuando en la realidad no has dado palo al agua.
04.- Haz acto de presencia.
Muévete en círculos en donde se reúnan otros compañeros, como colegios profesionales, conferencias, escuelas de arquitectura, etc., pero muévete como si estuvieras mal de la cabeza. Es necesario que tengas la mirada perdida y ausente, con los brazos en la espalda y caminando como si contemplaras el David de Miguel Ángel. Ganarás puntos si además empiezas a hablar solo y tus compañeros lo ven. En definitiva vive en tu mundo arquitectónico y a los demás, siempre que no sean compañeros de profesión, que les den.
Si logras entrar dentro de algún corrillo o en el periodo de preguntas de alguna conferencia, hazte oír. Hazlo pero llevando siempre la contraria, aunque estés de acuerdo con la exposición, y si te sale alguna burrada mejor que mejor. Habrás conseguido captar la atención de tus compañeros, para bien o para mal, pero así consigues que te conozcan, que en definitiva es de lo que se trata.
Si con estos sencillos pasos no consigues que Zaha Hadid te invite a su fiesta de cumpleaños o desbancar a Joaquín Torres de Sálvame, puede deberse a dos cosas: o no los has aplicado bien o yo soy un penoso consejero (me inclino más por esta última opción).
Tengo que decir que yo aún no he aplicado ni uno de los cuatro pasos indicados, por eso soy no soy más que uno de los muchos arquitectos que intentamos sacar la profesión adelante. Será cuestión de ponerse ...
Espero que hayan disfrutado leyendo este post tanto como yo escribiéndolo. Un saludo.
@ruymangsicilia