Revista Psicología

Cómo cuidar nuestra mente del calor

Por Centro Psiconet

Todos hemos oído hablar de los beneficios de la exposición a la luz solar: aumenta nuestros niveles de serotonina y eso repercute positivamente en nuestro estado de ánimo, es decir, nos encontramos más alegres y relajados.

Pero en esta época el sol no sólo nos trae su luz sino también su calor, y eso parece no gustarle tanto a nuestro cuerpo y a nuestra mente.

Cuando llega el verano suele producirse un cambio brusco de temperatura. Nuestro cuerpo está peparado para funcionar en este tipo de clima, el problema es que necesitamos varios días de adaptación. Si el cambio es muy radical, como suele suceder, es normal experimentar ciertos niveles de ansiedad hasta completar ese periodo de adaptación.

Además de eso, el calor produce otros efectos como la apatía, el cansancio, la disminución de la capacidad de atención, los problemas para dormir o la disminución del apetito, síntomas que nos pueden hacer percibir un estado de ánimo negativo.

El calor también puede afectar a nuestras relaciones interpersonales, ya que estamos más irritables, agobiados y de mal humor. Investigadores de la Universidad de Berkeley (California) realizaron un análisis de sesenta estudios donde observaron que existía una relación entre las altas temperaturas y los conflictos.

En estas fechas es habitual que nos lleguen consejos para evitar los efectos negativos del calor a nivel físico (ingerir alimentación fresca y poco calórica, beber agua, disminuir alcohol y café, evitar salir en horas más calurosas o hacer ejercicio a primera o última hora del día). Pero también es importante cuidar nuestra mente estos días y reducir en la medida de lo posible los síntomas psicológicos descritos. ¿Cómo lo hacemos?

  • Desconexión. Busca momentos para tí, practica algún ejercicio de relajación o meditación.
  • Cuidado con pagar nuestro agobio por estar asados de calor con los demás. Es fácil dejarnos llevar por este mal humor, pero tenemos que intentar que no contamine nuestras interacciones con los demás.
  • Pensamientos positivos. No sólo veas la parte negativa de esta temperatura (cansancio, sudor, agobio…), sino concéntrate en la parte positiva (“¡Qué suerte tener aire acondicionado!”, “¡Voy a tomar algo con mis amigos en una terraza!”, “¡Voy a darme un chapuzón este fin de semana!”, “¡Ya se empieza a notar que se va la gente de vacaciones, no hay atascos!”, “¡Qué bien me ha sentado esta ducha fría!”). Ya sabes que lo que pienses influirá mucho en tus sensaciones.

¡Frente al calor CUIDA tu cuerpo, pero también TU MENTE! ¡Feliz verano!


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