La manzanilla es una planta originaria de Europa, muy conocida por utilizarse para aliviar trastornos digestivos y digerir comidas pesadas. Es anual, muy ramificada y alcanza los 60 centímetros de altura. Tradicionalmente se ha usado para aclarar el cabello y como colirio ocular en irritaciones de ojos.
Le gustan los espacio soleados, aunque pueden crecer bien en zonas de semisombra. Para cultivarla de una forma sencilla lo más aconsejable es hacerlo en maceta, aunque también se puede sembrar en suelo junto con la hierbaluisa o el romero.
Cómo sembrar y cuidar
Sembrar en una tierra ligeramente calcárea, bien dreanada y algo húmeda, pero sin encharcar. En primavera podemos abonarla con un puñado de compost muy descompuesto, como el trabajado por lombrices.
Se puede sembrar, como hemos comentado con anterioridad, en maceta o huerto medicinal, pero también puede realizarse una siembra y repicado en semillero y un posterior trasplante cuando la planta ya esté bien enraizada.
Al ser una planta rústica no suele dar problemas de ningún tipo, ni siquiera de parásito o enfermedades, de echo muchas veces estas plantas se utilizan como repelentes de insectos. Lo único con lo que hay que tener cuidado es con los encharcamientos debido al exceso de riego.
Cosecha
A partir de primavera y hasta finales de verano pueden cortarse las flores para dejarlas secar sobre papel en lugares bien ventilados y secos. Posteriormente, cuando las flores estén secas se guardan en tarros de cristal herméticos.
Para las infusiones se utilizan las flores y las hojas.