hija y me funcionan. Te pido que te tomes un minuto para plantearte si estas propuestas las tienes en cuenta o no como madre o padre.
Cómo estar presentes sin volvernos locos
No me he encontrado jamás a ningún padre o madre (y he trabajado con muchísimas familias a lo largo de los años, quizás un millar) que me diga que no desea conectar con sus hijos. Todos deseamos amarlos, ofrecerles un sentido de pertenencia, que se sientan importantes, valorados, escuchados, y aceptados en nuestra familia. Pero no siempre resulta tan sencillo, a veces ni siquiera entendemos por qué nos desconectamos de ellos, o por qué damos prioridad a otras cosas que de repente urgen, y acabamos siempre tan ocupados y sin tiempo. Y entonces sucede algo peor, cuando se nos va de las manos y acabamos en un estado perpetuo de culpabilidad y condena, sintiendo que no hacemos lo suficiente por ellos. Créeme, sé que puede ser una auténtica locura: Quiero estar disponible, intento estar disponible, pero tengo mil cosas que hacer, que pensar y que atender y acabo ausentándome, y luego me siento culpable, me autodenomino la peor madre/padre del mundo, busco culpables externos, me digo que esto no va a pasar más, que no puede ser,… y al día siguiente vuelta a empezar. Y así en un eterno ciclo sin fin. Cuando el otro día te hablaba de los peligros de la crianza presente pero ausente, te hablaba de dos claves para evitarlos; te hablaba de presencia (en el aquí y en el ahora) y de equilibro… …Pero hoy quiero ofrecerte algunas herramientas poderosas, más concretas, que te pueden ayudar a conseguir ese equilibrio, que te quite la falsa culpa (que no es más que una forma de victimizarte) y te permita estar presente, de verdad, y nutrir emocionalmente a tus hijos/as como necesitan. Allá vamos…(1) Escucha a tus hijos
Empieza por ahí. ¡ESCÚCHALES! Parece sencillo, y lo es. Pero a menudo somos pésimos poniéndolo en práctica. Cuando tu hijo/a viene a ti y te hace una pregunta o alguna demanda, mírale a los ojos (¿recuerdas la importancia de mirarle a los ojos?)Sonríele. Escúchale. Incluso tócale para mostrarle que estás ahí para él/ella, que perciba físicamente que le atiendes.
Y recuerda que los niños tienen un radar de autenticidad enorme y saben si les escuchas de verdad o no. No hace falta dejar de inmediato lo que estés haciendo, a veces hacemos algo verdaderamente importante y debemos pedirles que esperen un poco, pero esto debe pasar el 10% de las veces, el 90% de las veces tu hijo/a debe saber que estás dispuesto/a a atenderlo. Debe sentirse prioritario.
CÓMO HACER QUE UN NIÑO APRENDA A TOLERAR LA FRUSTRACIÓN:
Además, esta es una manera simple de conseguir que se acostumbre a algo que nos gusta mucho nombrar desde nuestro lugar de adultos, eso de “que aprenda a tolerar la frustración”. Fíjate en una cosa importante, para que un niño/a aprenda a tolerar la frustración, ¡debemos procurarle el máximo de satisfacción en su día a día! Solo así, cuando ante una demanda le digamos que NO (que espere, que ahora no puede ser, que se aguante, o lo que sea que sabemos le va a frustrar…), su seguridad interna tendrá la certeza de que que las próximas veces sí que podrá obtener aquello que está pidiendo y aceptará ese NO. Porque como dice Laura Gutman, un niño nunca pide lo que no necesita. Y es que si ya lo tiene, ¡no lo pide!(2) Acarícialos, abrázalos todo lo que puedas
Hace poco precisamente te hablaba de por qué los niños necesitan ser acariciados. Los niños aprenden más a través de lo corporal, hasta los 12 años son más táctil-kinestésicos, necesitan el contacto para saber quién son. Como decía Jean Liedloff, autora del concepto del continuum (un must have para toda madre y padre): Los niños necesitan esa estimulación táctil amorosa que solo producen los abrazos, los besos, caricias y mimos de su madre, de su padre, pues es lo que les va a capacitar, primero para sentirse y reconocerse en su propio cuerpo y después para trascender su propia piel. Cada vez que les mimas, les abrazas (abrazos largos de más de 6 segundos), les haces un masaje,… les estás dando verdadera presencia y nutrición emocional.(3) La importancia de las palabras y la comunicación
Los niños buscan ser aceptados. Quieren sentirse uno más en el mundo. Por eso, hazles saber lo valiosos y extraordinarios que son. Lo mucho que los amas. Todos los días. Hagan lo que hagan, digan lo que digan. Esto es algo que he explicado muchas veces a padres de adolescentes que me han pedido ayuda (porque en la adolescencia es cuando aparecen todos los problemas de falta de presencia), y es que un niño/a paradesarrollarse como un adulto sano y feliz necesita tener la certeza interna de que… Esto es, siente que alguien le quiere, le acepta, no le rechaza, de ningún modo. Nunca. Vivenciar internamente el rechazo de tus padres siendo niño/a te marca para siempre. Y sí, decirle a un niño “ya no te quiero” o “si te portas mal no te voy a querer más” o cosas terribles que me he ido topando por ahí, es rechazarlo. Por eso es tan importante que cada día hables con ellos, que sepas qué les pasa, qué sienten, qué dificultades tienen y qué necesitan de nosotros. Y por eso cada día hablo con mi hija de todo esto y le digo, lo maravillosa y extraordinaria que es, lo mucho que la quiero y la adoro y cuan magnífica es así como es ella, toda ella, por completo, sin etiquetas. Porque ¡ojo con las etiquetas! (lee el artículo sobre el poder de las palabras para saber más).
(4) La importancia del ritmo en casa
Esto es algo que sostiene la pedagogía Waldorf de lo que ya te he hablado en otras ocasiones (mira el post sobre 11 maneras de aplicar la pedagogía Waldorf en casa), pero el ritmo nos ayuda a dar estructura a nuestra vida, es como una guía que no solo nos permite crear buenos hábitos, y ofrece seguridad a los niños, también nos facilita dedicarles tiempo y atención. Por lo que es importante tener ciertas actividades o rutinas sencillas integradas en nuestro ritmo familiar diario.No importa que sea algo extraordinario, pueden ser cosas simples como comer juntos en la mesa con una vela encendida (¡por supuesto sin mirar móviles o tele!), hacer lectura de un cuento y cantar canciones antes de descansar o de ir a dormir, jugar a juegos de lenguaje, rimas o canciones, después del bañito mientras nos peinamos y secamos el pelo,…Son pequeños ratitos de auténtica presencia que se quedarán grabados en su corazón.
(5) Sé consciente de tus límites
Cuando estamos agotados/as y abrumados emocionalmente puede pasar que no tengamos la capacidad de dar a nuestros hijos la atención que necesitarían. Hay que ser conscientes de que nos está ocurriendo esto y buscar vías de escape antes de explotar. Una vía de escape puede ser simplemente un poco de tiempo personal o buscar estrategias para relajarnos (te recomiendo el post no quiero ser una mamá estresada), también ¡las manualidades son fantásticas! Tejer, coser, pintar… hacer este tipo de tareas manuales junto a los niños, mientras ellos juegan, nos hace estar presentes, es terapéutico, relajante y creativo (pronto publicaré un post más en profundidad sobre ello porque ha sido uno de los grandes descubrimientos de mi vida). En cualquier caso, cuando estemos al límite, siempre es importante verbalizar también a nuestros hijos/as cómo nos sentimos y cuáles son nuestras necesidades, de esta manera ellos pueden liberarse de sentirse culpables por nuestro malestar. Siento que podría escribir y escribir muchísimo sobre este tema, pero he intentado concentrar 5 píldoras que considero imprescindibles y que sé que ayudan mucho a conectar. Ya sabes que si compartes o comentas me haces un regalo, además me encantaría saber si tienes más estrategias que te funcionen. ¿Me lo escribes? ¡Gracias!Your children need your presence more than your presents. – Jesse JacksonAguamarina
(Tus hijos necesitan tu presencia más que tus regalos)