En este post de hoy quiero resumir todo lo que he aprendido sobre el miedo: yo, la persona más miedica y temerosa del mundo. Porque creo que estamos en una época crucial para muchos de los que me leéis: algunos habréis acabado vuestros estudios y estaréis a punto de entrar en el mundo de los adultos sin ningún tipo de trabajo en el horizonte, sin ningún tipo de plan. Otros quizá vayáis entrar a la Universidad y os dé pánico pensar que esa carrera que habéis elegido no os va a gustar o que no vais a ser felices. Puede que algunos estéis en pleno proceso de descubrimiento de lo que de verdad os apetece en la vida, de lo que de verdad queráis conseguir. No os preocupéis, ante todo, junio es así. Luego viene septiembre y después octubre, dos meses maravillosos y vitales, al menos para mí.
El caso es que he creído acertado hablar del miedo para invitaros, sobre todo, a que dejéis de ver peligros por todos los sitios y empecéis a ver oportunidades; para que no os sintáis paralizados ante una situación que no controláis y para que dejéis de sentiros pequeñitos cada vez que toca asumir un nuevo reto. Por eso hoy os voy a hablar de los tipos de miedo: el bueno y el malo, y además, al final del post, os contaré el verdadero secreto de las personas valientes. ¿Os quedáis?
Para empezar, limpia tu mente. Despéjala y céntrate en asimilar este mensaje: no es nada especial sentir miedo. No te sientas la única persona en el mundo temerosa de arriesgar, de cambiar o de hacer cosas nuevas. El miedo es algo tan común como sentir hambre cuando no se come o sentir sueño cuando se está cansado. Es un sentimiento más y lo mejor que puedes hacer es dejar de creer que es algo exclusivo en ti. No es especial. Es un sentimiento más. Un sentimiento, eso sí, que tiene dos lados, uno bueno y otro malo. Aquí te los explico:
El miedo bueno: el que nos mantiene alerta
Es importante entender que hay un tipo de miedo (o más bien, una fase del miedo) que es la que nos permite estar atentos ante las situaciones nuevas. Hace que tengamos todos los sentidos puestos en lo que hacemos, que revisemos todo lo que hacemos para no cometer errores y que nos mantengamos atentos de todo lo que pase. Ése tipo de miedo bueno, es primo hermano de la prudencia, y no tiene por qué ser malo sentirlo. Así que abrázalo, porque te ayudará. (Una vez, alguien que llevaba más de 400 saltos en paracaídas, me dijo que nunca había dejado de sentir miedo. Y que sabía que el día que lo dejara de sentirlo, sería el día en que tendría problemas, porque al no estar alerta, podría cometer errores. Es un ejemplo perfecto que resume el miedo bueno, ¿verdad?).
El miedo malo: el que nos paraliza
Con este miedo es con el que hay que tener cuidado. El miedo malo nos paraliza, nos hace sentirnos incapaces de hacer algo, de dar un salto, de afrontar cosas nuevas, y nos hace creer que es mejor abandonar (incluso antes de empezar) y quedarnos como estamos, antes de arriesgarnos a cambiar. Este tipo de miedo es el que nos hace ver peligros en cada paso, el que nos dice que no seremos capaces de conseguir lo que nos propongamos y que algo saldrá mal seguro. Este miedo nos bloquea y es el miedo que hay que superar. A veces, no nos quedará más remedio (la necesidad o las circunstancias serán las que nos empujen), otras veces seremos nosotros mismos los que tengamos que superarlo solos y empujarnos a nosotros mismos.
Mi experiencia personal: el cambio de trabajo y la asunción de riesgos
A veces me da por ver mi vida por etapas que cierro y nuevas etapas que se abren. El salto de una etapa a otra me ha producido siempre mucho miedo, y a veces, incluso, me he llegado a sentir paralizada. Cuando comprendí que había diferentes tipos de miedo y cuando entendí que no porque las cosas salieran mal debía considerarlo un fracaso, empecé a ser consciente de que el 50% del miedo que siento, está en mí. Y que sí, puede que asumir un riesgo como sea dejar un trabajo más o menos estable por otro que no lo va a ser tanto, o cambiar de una pequeña empresa a una empresa mucho más grande en la que puedo tener muchas responsabilidades, sea un reto que dé vértigo, pero lo que tengo claro es que jamás me habría perdonado no hacerlo, porque ahora no estaría donde estoy.
El verdadero secreto de los valientes:
¿Qué entiendes tú por una persona valiente? ¿Una persona valiente es la que no siente miedo? Yo creo que no sentir miedo no es de valientes, sino de imprudentes e incosncientes. Lo normal, como decía al principio del post, es sentirte realmente miedoso, pequeño y en peligro, ante una situación nueva. Lo raro sería no sentirlo. Por tanto, una persona que siente miedo no es una persona valiente. ¿Entonces, cuál es el truco de la gente valiente? Ahí va: ser lo suficientemente valientes como para tener miedos, y superarlos ;)
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