Las efectos de los transgénicos sobre la salud humana no son todavía del todo claros. Apenas dos generaciones han estado expuestas a esta ingeniería genética en los alimentos. Pero lo cierto es que la multinacional Monsanto comenzó a usar discrecionalmente esta tecnología, sin molestarse en verificar antes sus consecuencias...
Aunque está comprobado que nuestro sistema digestivo descompone el ADN mutante de los transgénicos como si se tratase de cualquier otro alimento, lo cierto es que evitar consumir alimentos modificados es lo mejor que podemos hacer ante la incertidumbre que generan. Además, lo que sí se sabe con certeza es el efecto nocivo que el herbicida de Monsanto tiene sobre la salud humana. Este herbicida provoca cáncer y malformaciones en recién nacidos, es usado sobre los cultivos cuyas semillas han sido modificadas para ser resistentes al glisofato. El objetivo es optimizar la producción y poder usar herbicidas y pesticidas sin dañar los cultivos. Pero todo esto es en detrimento de nuestra salud y del ambiente.
Uno de los principales argumentos que Monsanto alega en pro de la biotecnologia es que se reducirá la utilización de los herbicidas, sin embargo, sus prioridades han sido desarrollar cultivos resistentes al Roundup, para así aumentar aun más las ventas de este herbicida. Monsanto ha montado su imperio como empresa sobre uno de sus productos químicos: el glifosato, que fue introducido hace casi 25 años y se comercializa con el nombre de Roundup. Las ventas del herbicida alcanzan 1.200 millones de dólares al año.
Una buena razón para evitar los transgénicos es porque están poniendo en riesgo la diversidad natural de cultivos como el maíz, que en países como México es más que un alimento: es un cohesionador cultural. Por si fuera poco, el monopolio de los cultivos queda en manos de Monsanto y otras cinco empresas, lo que está desgastando los ciclos naturales de las plantas y de los insectos implicados en su reproducción.
De entre los alimentos, las frutas son las que más fácilmente podemos diferenciar entre orgánicas, modificadas o convencionales. Esto es gracias a las etiquetas que suelen estar pegadas en ellas y que en general no prestamos atención. Las etiquetas se han venido desde 1990, y son una forma de hacer más fácil la clasificación de la fruta por precios. En inglés esta etiqueta se conoce como PLU Code: Price Look Up, y se le llama 'código' porque consta de cuatro o cinco dígitos que forman un sistema de clasificación más claro de lo que podrías creer. A través de él podemos saber como fue sembrado el producto y si fue rociado con herbicidas o pesticidas.
En Estados Unidos no es obligatorio etiquetar los alimentos transgénicos porque se consideran iguales que los otros. En cambio, la ley europea exige marcar los productos que contengan más de un 1 % de OGM (Organismos Genéticamente Modificados). Ese porcentaje no se refiere al total del alimento, sino del ingrediente.
- Es orgánica:
Cuando consta de 5 dígitos que comienzan con el número 9, querrá decir que tienes en tus manos una fruta 100% orgánica. -
Es convencional:
Cuando el código consta de 4 dígitos, sin importar con qué numero comience, querrá decir que tienes en tus manos una fruta cultivada de manera convencional. Esto quiere decir que no es orgánica pero, en teoría, tampoco modificada. Eso sí: sin duda fue rociada con pesticidas (aunque no con RoundUp) -
Es modificada:
En cambio, si consta de 5 dígitos que comienzan con el número 8, querrá decir que tienes en tus manos una fruta modificada genéticamente con ingeniería, y que seguramente fue rociada con RoundUp y demás pesticidas.
La realidad es que cada vez hay menos frutas cuya etiqueta comience con el dígito 8. Y no porque no sean modificadas, sino porque las multinacionales evitan ponérselo a propósito, a sabiendas que los consumidores no queremos comprar alimentos modificados. Por ello es mejor que evitemos las frutas que están marcadas como convencionales, pues son éstas los que pueden ser modificadas encubiertas. En ese sentido es importante no comprar cultivos exportados que empiecen con el dígito 4. Así que mejor intenta comprar fruta orgánica que sea de tu país.
Si por alguna razón es inevitable que compres la fruta de cultivo convencional, es importante que sepas cuales frutas y verduras tienen menos pesticidas, para que en caso de no poder comprar orgánicos te expongas lo menos posible a estos tóxicos químicos. Es importante lavar muy bien la frutas y las verduras es recomendable tenerlas sumergirlas en agua durante un rato.
Por qué las frutas y verduras tienen pesticidas?
Los pesticidas son necesarios para evitar las plagas que, según la Food and Alimentation Organization (FAO), afectan entre un 25 y un 35% de la cosecha mundial. El problema es que los químicos de los pesticidas se adhieren a las frutas y verduras que comemos e, ingeridos en grandes cantidades, pueden ser muy dañinos para la salud. Dependiendo la dosis que consumamos podemos presentar una intoxicación crónica, que produce irritación de piel y mucosas, o alteraciones del sistema hormonal o nervioso.
El problema es que no sólo las frutas y verduras contienen pesticidas; también los cereales y los productos animales, ya que tanto los cereales como los forrajes de los que se alimenta el ganado son cultivos sobre los cuales se utilizan químicos.
Frutas y verduras con más pesticidas: Frutas y verduras con menos pesticidas:Un estudio reciente demostró que lavarlas con bicarbonato de sodio es una mejor solución contra los pesticidas que el cloro. Sólo debes sumergir las frutas y verduras en una solución de bicarbonato y agua durante 15 minutos, para dejarlas lo más libres de pesticidas.
Fuentes: EcologistasenAcción // Eccosfera //