Revista Salud y Bienestar

Cómo el ejercicio de resistencia afecta las bacterias intestinales

Por Saludconsultas @SaludConsultas
  • Entrenamientos y Ejercicios Físicos
Por Ricardo Spengler Share Facebook Twitter Google+ WhatsApp Tumblr

Investigaciones emergentes muestran que el ejercicio físico cambia la composición de la microbiota en el intestino. Un nuevo estudio se centra en los efectos del ejercicio de resistencia sobre estas bacterias.

Una nueva investigación describe algunos de los efectos beneficiosos del ejercicio en nuestras microbiotas intestinalesUna nueva investigación describe algunos de los efectos beneficiosos del ejercicio en nuestras microbiotas intestinales

Dos estudios publicados a fines del año pasado mostraron que el ejercicio solo, sin ningún cambio en la dieta, es suficiente para cambiar la composición de las bacterias intestinales.

Los experimentos, realizados tanto en ratones como en humanos, encontraron que el ejercicio puede aumentar la producción de ácidos grasos de cadena corta (SCFA, por sus siglas en inglés) que reducen la inflamación y mantienen el intestino sano.

Ahora, un nuevo estudio se centra en los efectos específicos del entrenamiento con ejercicios de resistencia sobre la composición de la microbiota intestinal.

La primera autora del artículo es Eveliina Munukka, del Instituto de Biomedicina de la Universidad de Turku, en Finlandia. Ella y sus colegas publicaron sus hallazgos en la revista Frontiers in Microbiology .

Satu Pekkala, investigador de la Academia de Finlandia y afiliado a la Facultad de Ciencias del Deporte y la Salud de la Universidad de Jyväskylä, también en Finlandia, es el autor correspondiente del estudio.

Cómo el ejercicio de resistencia afecta las bacterias intestinales

Munukka y sus colegas crearon un programa de 6 semanas de entrenamiento de resistencia en bicicleta, que incluía tres sesiones por semana.

Los investigadores inscribieron a 17 mujeres que tenían sobrepeso en el programa. Los participantes habían sido sedentarios antes del estudio, pero por lo demás estaban sanos.

La intensidad del entrenamiento de resistencia se controló controlando la frecuencia cardíaca de los participantes. Las mujeres no cambiaron nada más sobre su estilo de vida o dieta a lo largo del estudio para que los efectos del ejercicio solo se hicieran evidentes.

Usando la secuenciación 16S rRNA 2, Munukka y el equipo analizaron la composición y función de la microbiota intestinal de los participantes.

En general, al final del programa, los investigadores encontraron una disminución de las llamadas proteobacterias, es decir, las bacterias intestinales que tienen el potencial de causar inflamación, y un aumento de las bacterias beneficiosas llamadas Akkermansia , que tienen vínculos con un mejor metabolismo.

Investigaciones anteriores han encontrado que la bacteria Akkermansia es más frecuente en personas que son físicamente activas que en personas que no lo son. Algunos estudios 3 han sugerido que las bacterias pueden proteger contra la obesidad y la diabetes .

“Sin embargo, se necesitan más estudios para demostrar que la Akkermansia podría mediar algunos de los beneficios para la salud del ejercicio”, dice Pekkala.

Efectos sobre la salud cardiometabólica.

El investigador continúa informando sobre los hallazgos adicionales del estudio: “Encontramos que las partículas de fosfolípidos y colesterol en VLDL [lipoproteína de muy baja densidad 4] disminuyeron en respuesta al ejercicio”.

“Estos cambios son beneficiosos para la salud cardiometabólica”, explica Pekkala, “porque VLDL transporta los lípidos del hígado a los tejidos periféricos, se convierte en colesterol LDL [lipoproteína de baja densidad] en la circulación y, por lo tanto, tiene efectos cardiovasculares perjudiciales”.

Además, el entrenamiento de resistencia disminuyó la actividad de la llamada proteína de adhesión vascular 1, que los científicos creen que tiene efectos antiinflamatorios en el sistema vascular.

Los científicos también examinaron los cambios en la funcionalidad de los genes que codificaban las bacterias intestinales.

“La abundancia de los genes funcionales no cambió mucho, lo que tal vez se esperaba porque la dieta no cambió durante el entrenamiento”, informa Pekkala.

“Si el período de entrenamiento hubiera sido más largo, probablemente se hubieran visto mayores efectos”.


Referencias:

  1. Frontiers – El ejercicio de resistencia de seis semanas altera el metagenoma intestinal que no se refleja en el metabolismo sistémico en mujeres con sobrepeso https://www.frontiersin.org/articles/10.3389/fmicb.2018.02323/full#h9
  2. ASM – Secuenciación del gen 16S rRNA para la identificación de bacterias en el laboratorio de diagnóstico: ventajas, peligros y escollos https://jcm.asm.org/content/45/9/2761
  3. Nature – Microbio intestinal puede combatir la obesidad y la diabetes https://www.nature.com/news/gut-microbe-may-fight-obesity-and-diabetes-1.12975
  4. ScienceDirect – Lipoproteína de muy baja densidad https://www.sciencedirect.com/topics/biochemistry-genetics-and-molecular-biology/very-low-density-lipoprotein
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