En Pequelia hemos hablado de muchos modelos de termómetros infantiles, desde los más simples hasta los más sofisticados y que incluyen otras funcionalidades adicionales. En el mercado encontramos todo tipo de termómetros que se adaptan a las necesidades y exigencias de cada familia, pero hay que tener en cuenta que cada modelo está diseñado para un rango de edad específico, esto es algo que nos facilitará la tarea de elegir el termómetro infantil correcto.
Los termómetros de chupete son un recurso ideal para poder registrar la temperatura de los bebés con tranquilidad, basta con darle el chupete al bebé y esperar a la señal que indica que la lectura ya está disponible. En el lugar donde se sitúa la anilla, una pequeña pantalla LCD nos muestra la temperatura con bastante precisión, el margen de error suele rondar los 0’1 grados centígrados. Disponen de funcionalidades adicionales como la memorización de las últimas mediciones para realizar un seguimiento de la temperatura corporal y una vez utilizados se apagan automáticamente para ahorrar energía.
Los termómetros de oído se pueden utilizar en un rango de edad más amplio, son muy precisos, toman la temperatura a través del oído, concretamente de la arteria carótida interna que pasa por un lado del cuello y por detrás de la oreja, responsable de proporcionar irrigación sanguínea al cuello y a una parte del cerebro anterior. Su punta es suave y delicada, se coloca en el oído y en cuestión de segundos mostrará la temperatura. Dependiendo del modelo, encontramos termómetros de oído con memoria, con alarma de fiebre y con visualización por colores (como si fuera un semáforo) de la temperatura, verde para la temperatura normal, amarillo para temperatura levemente elevada y rojo para alertar de la fiebre y de la necesidad de atención médica.
Los termómetros de arteria temporal son aquellos que registran la temperatura a través de la frente, se podría decir que es la evolución tecnológica de poner la palma de la mano sobre la frente para saber si el niño tiene fiebre. Actualmente este tipo de termómetros son muy precisos, no son invasivos y realizan la medición mediante infrarrojos. Claro, que también los podemos encontrar de contacto, más simples pero igualmente eficaces.
Desde que se abandonaron los termómetros de mercurio en el año 2007, prácticamente todos los termómetros que podemos encontrar en las farmacias o parafarmacias son digitales, la mayoría utiliza circuitos electrónicos y las señales recibidas se convierten en valores que muestran la temperatura a través de la pantalla, por tanto, los termómetros antes descritos son también digitales. En América Latina se siguen utilizando los termómetros de mercurio, al menos en los domicilios, en centros de salud se suelen utilizar dispositivos digitales.
Dentro de los termómetros digitales se puede diferenciar entre los que no son de contacto corporal y los que necesitan el contacto para realizar la medición de temperatura. Generalmente los termómetros de contacto integran funcionalidades similares a las de otros termómetros descritos, memoria de las últimas mediciones, advertencia de fiebre, apagado automático, aviso de finalización de la toma de temperatura, etc. Este tipo de termómetro es ideal para utilizar con niños más grandes, con bebés son más complicados de utilizar ya que resultan más molestos.
Actualmente encontramos termómetros de los tipos descritos con funcionalidades añadidas, es un modo de evitar que el termómetro se utilice sólo para medir la temperatura corporal, tienen reloj, pueden medir la temperatura del agua o la temperatura ambiental, se pueden programar para que adviertan con un aviso sonoro si la temperatura sobrepasa determinados valores, etc.
Como decíamos, el tipo y uso de los termómetros varía dependiendo de la edad, así, con los bebés de hasta tres meses de edad se pueden utilizar los termómetros por infrarrojos para evitar el contacto y las molestias, pero son más precisos los termómetros de contacto físico. En este caso, la temperatura más fiable que se puede obtener es introduciendo el termómetro de contacto o termómetro pediátrico por vía rectal, la razón es que la dispersión de calor es muy reducida y apenas apreciable en comparación con otros métodos.
A partir de los 4 meses y hasta los 4 años de edad, los especialistas recomiendan la vía rectal como la más precisa para tomar la temperatura, sin embargo, hay que decir que dados los avances tecnológicos, otros termómetros como el de oído son muy precisos y en este punto queremos matizar que un rango de variación de 0’1 grados centígrados es una medición muy fiable. Hay que añadir que no todas las zonas donde se toma la temperatura arrojan un mismo valor y es necesario saber qué temperatura se considera fiebre dependiendo de donde se haya realizado la medición. Si se realiza en el oído, superando los 38º C se puede considerar fiebre, si se toma la temperatura vía oral con un termómetro de contacto, sea digital o no, un valor mínimo de 37’8º C se considera fiebre, si la temperatura se toma en la axila, a partir de 37’2º C se puede considerar fiebre. La toma de temperatura a través del recto, debe arrojar un valor de 38º C para considerar que el pequeño tiene fiebre.
A los niños a partir de 4 años de edad se les puede realizar la toma de temperatura vía oral, pero otros métodos como la medición a través de la axila o el oído son igualmente fiables. Como vemos la problemática es mayor en los bebés, utilizar métodos no invasivos es una buena opción, pero si queremos precisión, la medición rectal será la más acertada. Seguiremos hablando de los termómetros y de las nuevas tecnologías que se están empleando para lograr alcanzar una medición exacta.
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Cómo elegir un termómetro infantil