El ingreso en un centro residencial supone una gran ruptura con la forma de vivir anterior.
Este hecho, puede provocar una situación de desarraigo, razón por la que es importante conocer los pasos con antelación, darle atención y planificar adecuadamente.
Algunos efectos negativos ante este cambio son la pérdida del entorno natural, el alejamiento de sus redes sociales y la ruptura con el pasado, entre otros.
Por todo ello, es fundamental realizar una adaptación positiva al nuevo centro, reduciendo en la medida de lo posible los efectos comentados.
Éstas son las fases generales del proceso de adaptación a la residencia:
- Fase previa: Obtener toda la información posible sobre el futuro centro de forma que se resuelvan las dudas. Es positivo tener un contacto previo.
- El ingreso: Supone un momento crítico y por ello tiene que planificarse. Hay que atender a cómo dar la información y cómo la recibe tanto la persona residente como la familia.
- La adaptación: Este proceso dura varias semanas, en ellas la persona residente irá conociendo las rutinas y estableciendo relaciones sociales.
- La integración: Se produce pasado un tiempo, y depende de tanto la persona, el centro y la familia. Algunos indicadores de esta integración son cuando la persona crea sus relaciones sociales, pierde el malestar inicial y participa en las actividades del día a día.
Hay múltiples características de los centros residenciales que facilitan el proceso de adaptación. En futuros post, se podrá ampliar la información sobre este tema.
Destacar, que es importante conocer esta información, tanto como profesional de un centro, como familiar. La comunicación en común por todas las personas que rodean al nuevo miembro de la residencia es clave para conseguir un buen resultado del ingreso.
La entrada ¿Cómo es un ingreso en una residencia? se publicó primero en ApoyosRed.