En primer lugar, es importante sentirnos cómodos al momento de escribir una escena de sexo real. Si no, no nos arriesguemos, el lector compartirá nuestra incomodidad y despertaremos los sentimientos equivocados. Si por alguna cuestión (religiosa, ética, política, etc.) no nos nace escribir sobre el tema, detengámonos. Como solución, recurramos a esa estrategia que continuamente nos regala la televisión y que consiste en cortar el asunto justo en el momento en que la situación empieza a tornarse candente, para reiniciar tras el coito (¿no sabes que es el coito?) o en la mañana siguiente. De esa manera exponemos el asunto sin comprometer nuestra integridad moral.El principal causante de incomodidad que se presenta y que nos detiene al momento de escribir sobre sexo consiste en que puede llegar a tocar algunos aspectos de nuestra vida que son personales y dar una idea al lector (que incluye familia y amigos cercanos) sobre lo que pensamos con relación al tema, lo cual podría avergonzarnos. Otra situación que impide la correcta redacción de una escena de este calibre, es que será imposible hacerlo si no hemos experimentado. No significa que si somos vírgenes no lograremos escribir, simplemente será bastante difícil, teniendo en cuenta que una parte de la creatividad literaria y la inspiración provienen de la experiencia previa. Si esto ocurre, no nos preocupemos, realicemos una adecuada investigación (existen libros y vídeos que pueden ayudar) o atrévete a dar el primer paso con un amigo/a de confianza, o paga por ello (Omite estos últimos consejos).Si ya nos hemos decidido a escribir sobre sexo y nos sentimos cómodos, debemos saber escoger a los personajes. (Sí, los personajes. Debe haber por lo menos dos. De lo contrario, sería una escena de masturbación y no creo que queramos escribir sobre eso). Elegir a los personajes es muy importante, ya que las personas tienen relaciones sexuales en diferentes formas, me explico, un par de jóvenes que perderán su virginidad juntos tendrán una relación sexual diferente a una pareja que lleva monótonos cuarenta años de matrimonio y que tienen sexo de reconciliación, o de un adicto al sexo que paga a una prostituta para saciar su deseo. El proceso físico puede ser el mismo en los tres casos que acabo de enunciar, pero las motivaciones y experiencias pueden ser distintas.A continuación debemos tener presente si la escena de sexo encaja en el género que estamos escribiendo. Como decía en el encabezado, si escribimos pornografía o erotismo, todo vale: los personajes podrán hacerlo en el ascensor, en la oficina, en el cuarto del conserje y hasta en un parque de diversiones. Nuestros lectores no se opondrán, ya que estarán esperando con ansiedad esos momentos. Caso contrario ocurre con otros géneros, en los cuales no podremos incluir escenas tan fácilmente. Por ejemplo, si nuestra ambientación incluye a una horda de zombis, en la cual los personajes constantemente están huyendo, tendremos pocas oportunidades para un enamoramiento o una relación sexual. (Pocas oportunidades, no digo que imposible, al fin y al cabo, nuestra creatividad no posee límites).Por último, y antes de tratar el tema con profundidad, debemos tener claro no centrarnos demasiado en lo realista que puede ser el momento, pues está comprobado que quien lee este tipo de libros, busca algo diferente a lo que podría hallar en su cotidianidad (o acaso la pornografía, para los que la consumen, es cien por ciento realista). Sin embargo, tampoco llevemos las cosas al extremo del sexo anatómicamente imposible.
Uso de palabras
Mi recomendación es evitar el uso excesivo de prosa púrpura y prosa beige.La prosa púrpura consiste en el maquillaje en la escritura. El autor emplea un lenguaje florido. En ocasiones este tipo de adornos pueden no agradar por el uso de demasiados adjetivos centelleantes, rebuscados y hasta cierto punto, desconcertantes para el lector, quien lo pensará dos veces antes de continuar por páginas y páginas de descripciones lentas, mundanas y violetas. Ejemplo de prosa púrpura: su palpitante virilidad se sumergió en el terciopelo de mi ansiedad desbordante, para ser poseída por su gallardía dominante.
Tampoco es conveniente ir al otro extremo con la prosa beige, pocas descripciones, oraciones simples y ausencia de figuras retóricas. Su pene se introdujo en su vagina.
La adecuada documentación, el tipo de historia, el estilo propio, nuestro conocimiento del vocabulario, del género y la época en que transcurren los hechos, nos conducirán al uso de los términos precisos.Anatomía y fisiología
Debemos adquirir un conocimiento práctico de la anatomía humana. Si describimos sexo anatómicamente imposible quedaremos en ridículo, incluso frente a un chico de escuela. Investiguemos.¡Pero no en las películas y revistas pornográficas! ¡Leerlas no te harán mejor escritor!Ve a la biblioteca pública o busca por la Internet en páginas serias. Recuerda, no estás buscando inspiración, estás conociendo el cuerpo humano, sus nombres, funciones y cómo interactúan entre sí al momento del coito.
El tono
El sexo vende, es verdad, pero el lector se da cuenta cuando introducimos una escena de sexo de la nada, solo para obtener excitación o parecer interesante.La escena debe ser resultado de una serie de situaciones y emociones orgánicas con una explicación coherente y racional del porqué estas personas decidieron, en ese lugar y momento de la historia, hacerlo. No pensemos que si Cincuenta sombras de Grey lo hizo, nosotros superaremos sus ventas por incluir solo sexo, sexo, sexo.En cuanto al tono, este no debe ser demasiado lascivo si ese no es el objetivo de la historia, o el público al que va dirigido no es el adulto consumidor de erotismo. Debemos cuidarnos de no parecer pervertidos frente al computador y llevar las cosas al límite de lo desagradable, pues a pesar de lo que creamos, existen aún demasiados tabúes en la sociedad en cuanto a este tema.Tampoco nos vayamos al extremo opuesto al intentar demostrar una moralidad censuradora, que prohíbe cualquier intento de sexualidad y deje plasmado en nuestro libro nuestra ideología respecto al sexo (a no ser que el libro trate tal aspecto), más cuando si abordamos otros temas como la muerte y la violencia explícita sin tapujos.Mi consejo es investigar y tener claro el público al que queremos llegar. ¿Literatura infantil, adolescente, amas de casa, hombre heterosexual, homosexual, pervertidos de sótano?
Menos es más, más no es mejor
Si evitamos tanto detalle técnico con seguridad saldremos mejor servidos, por paradójico que resulte.Stephen King nos lo demuestra en La Torre Oscura II
Más tarde, con extrañas galaxias que giraban sobre sus cabezas en lentas espirales ninguno creyó que el acto de amor hubiera sido alguna vez tan dulce, tan lleno.
He aquí una escena de sexo en la cual, con pocas palabras se logra demasiado. A pesar de que continuamente hemos dicho que en las descripciones mostrar es mejor que explicar, no aplica siempre. Al menos no en este caso.
La función de una escena de sexo, más que mostrar algo que ya conocemos, es alcanzar algún tipo de desarrollo en los pensamientos y emociones de los personajes.
Caso contrario ocurre si estamos escribiendo pornografía, en la cual más es mejor, pues entre más detalles se describan, mayores emociones despertamos en el lector. En ese caso nuestra función es usar el mejor armamento y estimular los cinco sentidos. Los olores, sabores, gemidos, las acaricias y las posiciones juegan un papel determinante en la escritura erótica extrema. Simplemente es necesario evitar las palabras repetitivas que pueden aparecer cuando describimos acciones, pues al ser el sexo una acción física, el énfasis es en lo que está sucediendo más allá de lo que se está pensando.
Menos es todavía más, mucho no es mejor
Aunque el sexo vende y es una experiencia agradable, repetirlo una y otra vez en la lectura puede no serlo. Incluso es aburrido. Y es que, los que practicamos el sexo con regularidad (presuntuoso) sabemos que pocas veces varía, pues si una posición específica es la que nos excita y nos conduce al orgasmo, siempre buscaremos hacerla y ocasionalmente variaremos.Trayendo el ejemplo a la literatura sucede lo mismo, páginas y páginas enteras describiendo las mismas escenas en las cuales ella adopta la posición del perrito, cansa. Sí, aunque no lo creas. Además, para algunas personas imaginarse las partes íntimas no les excita como tal, pues seamos honestos, los penes y vaginas a simple vista no son muy hermosos que digamos.Existen escritores talentosos capaces de hacer cada encuentro sexual único, irrepetible y poco aburrido, pero son expertos. Nosotros no lo somos, así que no nos arriesguemos, menos es más: variemos los tonos, los lugares, las motivaciones y el enfoque de los personajes. Si logramos hacerlo, habremos triunfado.
Caracterización de los personajes
Como expliqué anteriormente, la escena de sexo puede ser una herramienta bastante útil para profundizar en los personajes de nuestra historia.Por medio de la desnudez podemos mostrar algunas partes del cuerpo que pasaban inadvertidas y que pueden terminar de darle forma al personaje. Por ejemplo, un tatuaje intrigante en una nalga, un pirsin (según la RAE así debemos escribir piercing) o una cicatriz, pueden dar el punto de partida para una historia secreta.
También nos sirve para conocer cómo reaccionan los personajes cuando son estimulados, golpeados o violentados. ¿Cómo es su comportamiento cuando está en la cama? ¿Igual? ¿Cambia? ¿Aquella chica callada y tímida gusta del masoquismo? ¿Ese joven agresivo y vulgar es todo un caballero delicado en la cama? Lo tiene a la orden.
Los lectores pueden llevarse una grata sorpresa ante una escena en la que aquel ser repugnante de la historia se convierte en un amante espectacular. Todo está en la creatividad.
¿Dónde hacerlo?
En cualquier lugar. Cuando digo en cualquier lugar, es en cualquier lugar. Sin embargo, teniendo en cuenta la cultura y las normas de comportamiento público, preferiblemente se lleva a cabo en la intimidad del hogar (a menos que hablemos de exhibicionismo), un lugar aislado o por lo menos a puerta cerrada. El dormitorio es el más usado, pero cualquier lugar de la vivienda es factible, desde la ducha hasta las escaleras (continuo presuntuoso).Dos personas en un viaje tendrían sexo en el asiento trasero o en el asiento del conductor, quizás en un motel, aunque este vendría bien para los amantes. Dos compañeros de oficina lo harían a puerta cerrada sobre el escritorio, si les gusta el riesgo.Aquí entra nuestra capacidad de describir el espacio y el ambiente. Crear atmósfera de peligro (para los amantes que usan el baño de una discoteca), de romanticismo (para los novios que tienen su primera vez o los esposos que reconcilian), de lujuria (para los aventureros que no pueden resistir la tentación). Aunque un escritor capacitado puede convertir el rapidito del baño en un momento romántico e inolvidable