Créeme. Lo fácil es echar balones fuera. Echarle la culpa a la falta de inspiración, a la ausencia de lectores, al poco tiempo que te queda después de acabar con tus obligaciones o al consuelo que te deja hacer lo justo “para cumplir” sin más. Hay muchas razones por las que, durante el prmer periodo de vida de un blog, te dan ganas de mandarlo todo a paseo, pero probablemente, si hicieras en la lista, en ninguna de esas razones estarías tú.
A veces saboteamos nuestro propio trabajo. No pasa nada, nos pasa a todos y lo hacemos sin darnos cuenta. A veces no somos ni conscientes de ello, y tiene que venir alguien a decírnoslo o a escribir un post en su blog que nos haga ver la realidad de por qué todavía no hemos conseguido que despegue el nuestro.
Sin embargo, la buena noticia es que en el momento en el que somos conscientes de ese autosabotaje y nos ponemos a trabajar en ello, surge un cambio radical de visión y de actitud (y ya te conté lo mágico que podía resultar un cambio de actitud en la vida de un blog). Así que antes de seguir echando la culpa a la mosca que revolotea a tu alrededor y te distrae, a la cantidad de cosas mejores que puedes hacer en vez de echarle horas a tu blog o al frío que hace fuera, párate a pensar: ¿estás haciendo todo lo que eres capaz de hacer por tu blog o te estás saboteando a ti mismo?
Hoy te traigo unas cuantas ideas para reflexionar en torno a la idea de que vale, las cosas cuando uno empieza un blog no son precisamente fáciles, pero quizá tú también podrías dar más de lo que das, hacer más de lo que haces y (sobre todo) creértelo más de lo que te lo crees:
1. Dudas constantemente de ti y de tus capacidades:
Todos tenemos algo que ofrecer, la cosa es que no siempre sabemos qué es. También tenemos unas cosas que nos hacen diferentes al resto, que se nos dan bien y que tendemos a infravalorar, que se llaman fortalezas. Cada vez que te toca escribir un post, lo haces de forma tímida, como si te diera miedo sacar tu idea al mundo exterior, como si no te consideraras lo suficientemente bueno (ojo, a veces es cuestión de ser suficiente en cada circunstancia. ¡Deja de machacarte por no ser perfecto!) o sintieras que cada palabra escrita es una mierda (y no precisamente una con ojitos y cara simpática como el iconito del Whatsapp). Cree un poco en ti. Date un voto de confianza. Aunque cueste. Valora todo lo que puedes llegar a hacer (incluso aunque no lo hayas probado/hecho nunca).
2. Te imaginas todo lo malo que puede pasar antes de que pase:
Es escribir algo en tu blog y empezar a pensar en los comentarios negativos que a lo mejor nunca llegan. Pero tú lo contemplas, contemplas a esos críticos (encima destructivos) que, por el momento, no son más que fantasmas dentro de tu cabeza. Y sin embargo, quieres poner tan alto el listón para callar sus bocas imaginarias, que al final terminas por darte por vencido y jamás terminar de escribir. Déjame decirte algo: quien se atreva a decirte que lo haces mal (sobre todo de una forma despectiva e irrespetuosa) que se atreva siquiera a hacerlo. Tú ya estás aquí, con tu blog, dedicido a ponerlo en marcha de forma consciente y responsable. Y no es tarea fácil, así que quizá, en vez de pensar tanto en todo lo negativo que puede traerte, deberías empezar a centrarte en la cantidad de cosas buenas que traerá de verdad.
3. Te da un reparo enorme que alguien conocido o de tu entorno lea lo que escribes:
Y ya no te digo si comenta algo de tu blog en público y con otra gente. Por eso nunca hablas de tu blog con nadie (y me refiero a alguien real. Hacer autobombo en redes sociales “frente” a completos desconocidos es muy fácil), a no ser que sean personas de mucha confianza. Tienes que empezar a creer en lo que haces. Ábrete al mundo y difunde tu trabajo, siéntete orgulloso. Tener un blog como quien tiene un secreto o mantiene una aventura amorosa a espaldas de su pareja, es de los tipos de autosabotaje más común. ¡Sal ahí fuera!
Y recuerda:
- Haz que los pequeños gestos sean la gasolina para tu motor: ese único lector que se atrevió a comentar tu última entrada o ese RT de tu post que alguien hizo. Practica la gratitud cada persona que te cruces y que, a pesar de ser alguien a quien no conoces, se molestó en mostrar interés por tu trabajo.
- Si esto es lo que realmente quieres hacer, deja que fluya: que lo único a lo que te fuerces sea a establecer una rutina de escritura y cierta organización (tan vitales para mantener tu blog vivo), pero que el resto: las ideas, los experimentos, las nuevas formas de comunicarte con tu audiencia y todos y cada uno de los proyectos que se te ocurran a lo largo de tu vida como blogger, te salgan de forma natural.
- Sé más positivo: no te digo que estés todos los días feliz (porque seguramente no podrás, ya me gustaría a mí que nunca te sintieras mal), pero por lo menos, intenta pensar las cosas siempre con un poquito de distancia. No abandones a la primera de cambio. Créete realmente que puedes ser el blogger que quieres llegar a ser.
¿ESTE POST TE HA SABIDO A POCO? ¡ACCEDE A CONTENIDO EXLCUSIVO AQUÍ!