Observo con mucha frecuencia cómo las interrupciones han llegado a convertirse en algo más o menos aceptado como parte del funcionamiento del día a día. Incluso en algunos casos hay quien las entiende como una consecuencia natural de un trabajo que consiste en “gestionar urgencias”. Sin embargo, al mismo tiempo, cada vez que pregunto en mis talleres por los temas que más restan a la productividad personal, las interrupciones son sistemáticamente uno de los dos o tres principales. Y si damos una segunda vuelta de tuerca también descubriremos cómo nosotros contribuimos inconscientemente a alimentar esa “cultura de la interrupción”.
Hace unas semanas, José Miguel Bolívar publicó un post magnífico en el que dice cosas tan estimulantes como que “es muy importante que entiendas que la causa número uno de tus interrupciones eres tú“ . Te recomiendo su lectura…