La masa quebrada o la masa brisa es uno de esos imprescindibles que se deben aprender tarde o temprano si tienes intención de hacer tartas o pasteles. Se trata de una base proveniente de la repostería francesa. Su nombre viene de de brisée, que quiere decir quebrada. Tiene un alto contenido en grasa, en este caso mantequilla, para conseguir esa textura quebradiza y crujiente. Se puede emplear tanto para dulce, como para salado, dado que la masa en sí es prácticamente neutra. El dulce o el salado lo aportaremos con el relleno que lleve.
El truco para que quede bien es mezclarla y manejarla lo menos posible. No queremos nunca que la mantequilla se nos derrita. Por ello debemos mezclar los ingredientes los más rápido posible y meterla, hecha una bola, en seguida en la nevera. Si no, se engrasará demasiado toda la masa y se nos retraerá en el horno.