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En la decoración del día de Haloween, no hay nada más típico que la
calabaza de Haloween. Su realización es muy sencilla si cuentas con unos cuantos materiales básicos: una calabaza grande, una cuchara, un cuchillo de sierra, una vela, y tu imaginación.
Comenzamos cortando el tallo de la calabaza a ras. Luego, introduciendo el cuchillo en un ángulo oblicuo, cortaremos en círculo que hará las veces de tapa extraíble de la calabaza. Asegúrate de que el agujero es lo suficientemente grande como para que puedas acceder al interior de la calabaza. A continuación, con la ayuda de una cuchara, tendrás que “vaciar” la calabaza, retirando la pulpa y las semillas.
Ahora llega el momento de decidir qué aspecto le vamos a dar a la cara de la calabaza: alegre, sonriente, espeluznante… El clásico tiene una gran sonrisa, la boca abierta con dientes y los ojos y la nariz triangulares. Para ir sobre seguro, lo mejor es dibujar el rostro con una tiza directamente sobre la calabaza.
Utiliza el cuchillo para recortar los pequeños contornos, teniendo cuidado de no romper las formas que están muy juntas, como los dientes, o los ojos. Cuando termines de tallar la calabaza, retira los restos de tiza con un trapo humedecido.
Por último, coloca una velita en el interior, vuelve a poner la tapa, y busca un buen lugar donde lucir la calabaza.