¿Hay cosa que más guste a peques (y mayores) que una pizza? ¿Y si hacéis vosotros mismos la masa? Además de que puede convertirse en la excusa perfecta para meter en la cocina a los más pequeños, garantiza un resultado espectacular. Y os aseguro que no es tan difícil. Yo aprovecho y, ya que es un plato que entusiasma a mi Gugú de casi tres años, le meto un buen número de verdura. El éxito está asegurado.
Ingredientes:
- Tres tazas de harina.
- 60 gr. de levadura de panadero deshidratada.
- 3/4 de taza de agua templada
- Una cucharadita de azúcar
- Una cuchara de aceite
- Sal
- Todas las verduras que quieras, tomate frito, queso, jamón y un chorrito de aceite de oliva virgen.
Para hacer la masa de pizza:
En la taza de agua templada (debe tener esta temperatura, ya que de lo contrario la levadura no hace su trabajo) se mezcla el azúcar con la levadura. Y se deja que repose unos cinco minutos.
En un bol vertemos la harina y la sal. Mezclamos. Vamos añadiendo la mezcla de agua y levadura y empezamos a remover con una cuchara de madera, procurando que toda la harina vaya asimilando la humedad. Añadimos el aceite y seguimos mezclando. Poco a poco, verás que se amalgaman los ingredientes y que puedes empezar a amasar: primero en el bol, luego en una encimera con algo de harina.
La masa, lista para que repose.
La masa de la pizza es algo blandita y no muy sencilla de trabajar. Amasa durante unos seis minutos más en la encimera y forma una bola. Ésta debe reposar cubierta con un trapo de cocina limpio y húmedo, al menos una hora para que duplique su volumen.
Transcurrido el tiempo de reposo, vuelve a amasar para formar la base de pizza.
Para hacer el relleno y montar la pizza:
Selecciona la verdura que prefieras. Y tienes dos opciones: disponerla en la base de la pizza en crudo o previamente salteada. Yo prefiero esta segunda opción para algunas de ellas, como la cebolleta o la berenjena. Los espárragos los troceo finamente y los pongo en crudo, así como otro tipo de verdura como el champiñón, que no necesita casi cocinarse.
Verdura.
Cubre la base de la pizza con tomate frito, que resulta más sabroso para los peques o bien tomate natural o que tú hayas hecho. La salsa de tomate casera no tiene misterio: se hace un buen sofrito a base de ajo, cebolla y pimiento rojo al que se añade el tomate, previamente pelado (tras escaldarlo) y troceado. Añades sal, pimienta y algo de azúcar (esto último es facultativo, para quitar un poco la acidez del tomate). Dejas que se cocine a fuego lento unos 20 minutos. Trituras y ya está. Puedes colar el resultado para que quede más fino.
Puedes poner tomate frito o natural en la base.
Dispón la verdura por toda la base. Yo también le añado jamón york en trocitos y dos clases de queso: uno que funda bien (emmental o havarti, si quieres que sea más ligera) y queso fresco. Le riega todo con un chorrito de aceite, un poquito de sal y orégano.
La pizza, antes de entrar en el horno
Hornea a 180 ó 200 grados unos 10 minutos. Si te han sobrado trozos de masa, puedes hacer tiras, añádeles un poquito de aceite y orégano y obtendrás riquísimos colines.
Buen provecho!