Continuando con la temática desarrollada en el anterior post, vamos a seguir indagando en los procesos de estrés, cómo los percibimos y vivimos, cuándo se consideran una amenaza y cómo podemos enfrentarlos.
A nivel teórico, existen diversos enfoques sobre los procesos de estrés y las respuestas del ser humano ante estas demandas del ambiente. En este caso vamos a escoger el modelo transaccional del estrés de Lazarus y Folkman.
Estos autores perciben el estrés como un proceso que comienza con una estimulación potencialmente estresante que provoca un proceso de toma de decisiones en la persona. La reacción ante una situación estresante depende de la evaluación cognitiva de la misma como amenazante para la supervivencia física o psíquica del individuo. En este modelo, sus autores diferencian dos tipos de valoraciones.
• Primaria: el sujeto juzga el significado de una transacción específica con respecto a su bienestar, para la cual hay tres resultados posibles: irrelevante, benigno-positivo o estresante. A su vez, el resultado de esta decisión pone en marcha la secundaria. En el caso de ser evaluada como estresante puede ser interpretada como una amenaza, daño/pérdida o desafío.
• Secundaria: valoración que el individuo hace de sus propias habilidades para hacer frente a esa fuente de estimulación. En este caso se valoran los recursos físicos, sociales, psicológicos y materiales que la persona posee para controlar o cambiar esta situación.
Si la persona interpreta la situación como peligrosa, o amenazante, y considera que sus recursos son escasos para hacer frente a estas consecuencias negativas, surgirá una reacción de estrés, en la que se pondrán en marcha los recursos de afrontamiento para intentar eliminar o paliar las consecuencias no deseadas.
Lo cierto es que este tipo de valoraciones de las que estamos hablando suceden de una manera automática en nuestro organismo. No resulta necesario que nos paremos en medio de una situación potencialmente peligrosa para llevar a cabo este análisis, sino que de manera involuntaria nuestro cerebro ya está valorando cómo es la situación que estamos viviendo y con qué recursos contamos para gestionarla de manera adecuada. Esto conlleva que en algunas situaciones la valoración no sea la correcta, es decir que valoremos situaciones como amenazantes cuando la realidad es que no corremos ningún riesgo.
La entrada Cómo percibimos el estrés se publicó primero en Centro de Psicología Psiconet.