Una duda que nos suele surgir a la hora de cultivar tomates es cómo y cuándo se deben podar. Sobre este tema nos darán consejos de todo tipo, muchas veces contradictorios, y es que podar tomateras no es algo exacto, sino tan variable y a gusto de cada uno como sucede con la poda de la vid. Así que espero por lo menos aclarar un poco la cuestión.
Qué es la poda
La poda es una operación habitual de cultivo en la cuál se elimina una parte del ramaje de la planta para provocar el crecimiento de otra, limitar y reducir el volumen de la parte aérea, favorecer la floración o eliminar partes dañadas o enfermas. Aunque los efectos de la poda sean beneficiosos, siempre es un proceso traumático que puede mermar la salud de la planta.
Para entender como favorece el crecimiento la poda hay que saber que las plantas sólo crecen por las puntas (es decir, el corazón grabado en un árbol por unos niños seguirá estando a la misma altura 30 años después). Esto es debido a que existen unas yemas en los extremos de las ramas (yemas apicales) y en las axilas de las hojas (yemas axilares) desde las que la planta puede crecer, aunque no siempre lo haga, porque esas yemas axilares pueden no estar activas, de hecho muchas veces sólo se activarán cuando la yema apical de la rama muera o sea eliminada por la poda.
Poda de formación del tomate
Visto lo anterior, comprendemos cómo se puede cambiar la forma de una planta eliminando su yema apical, haciéndolo se conseguirá que la planta tenga una forma más compacta y no crezca tanto en altura. Igualmente eliminando sus yemas axilares, la planta crecerá a lo alto y sin ramificaciones.
Las yemas se pueden eliminar con unas tijeras, cortando parte del tallo un poco por encima de la última hoja, o si es una pequeña yema, simplemente pinzando (pellizcando) la ultima yema y arrancándola con los dedos. Esto dará lugar a una limitación en altura del tomate, la bifurcación de su ramaje, cierto retraso en el crecimiento y posiblemente una disminución del tamaño del fruto (algo que puede ser o no deseable). Lo habitual en este tipo de poda es conseguir que el tomate mantenga 3 o 4 ramas, no más pues habría que repartir demasiado los nutrientes perdiendo tamaño los frutos. Como he dicho antes, la poda de formación es una operación a gusto de cada uno y de la forma de cultivo de cada planta de las que existen infinidad de variantes. En cualquier caso durante el cultivo habrá que eliminar el resto de las ramitas axilares que puedan ir surgiendo para ayudar al tomate a mantener su forma.
Hasta aquí la poda de formación del tomate. En el siguiente post la poda de fructificación.También puedes ver este artículo en Hogarismo