“Tips para psicoterapeutas” es la sección de la editorial especializada en psicología clínica, New Harbinger, con recomendaciones breves para ayudar a los terapeutas que se sienten estancados en las sesiones terapéuticas. Cada dos semanas publicaremos nuevas recomendaciones, puedes leerlas aquí.
Aunque la terapia de exposición ha mostrado buenos resultados para disminuir la ansiedad, los clínicos suelen tener dificultad para motivar a los adolescentes a realizar exposiciones desafiantes. Los beneficios de la evitación continua junto con el deseo adolescente natural de tener autonomía, suelen afectar la participación en el tratamiento. O pueden tratar de evitar la experiencia de ansiedad durante la exposición, lo que disminuiría la efectividad del tratamiento. Establecer una fundación sólida para la terapia de exposición es clave para el éxito.
En primer lugar, se debe educar a los adolescentes sobre la evitación y cómo al principio trae alivio, pero a la larga solo empeora la ansiedad. Es especialmente importante atar cabos en relación a cómo las conductas de evitación de un cliente lo llevan a un sentido aumentado de peligro. Por ejemplo, con adolescentes socialmente ansiosos, discute sobre cómo la evitación de eventos sociales no les permite aprender que dichas situaciones no son tan catastróficas como ellos temen.
Un método muy útil para mejorar la motivación es realizando preguntas para ayudar a los adolescentes a ver los efectos de la evitación, por ejemplo:
• ¿Cómo la ansiedad no te ha permitido hacer cosas que realmente quieres hacer?
• ¿Qué proporción de tu vida esta tomando la ansiedad?
Además de enfatizar lo que no esta funcionando, las preguntas también pueden resaltar los beneficios de un cambio positivo:
• ¿Si no fueras ansioso, que cosas te gustaría intentar?
• ¿De qué manera sería más feliz tu vida si enfrentaras tus miedos?
• ¿Qué imaginas que sentirías o lograrías al disminuir tu ansiedad?
Sin importar la edad, la ansiedad suele evitar que la gente haga o consiga cosas que quiere. La exposición puede presentarse como un puente. Por ejemplo, una adolescente con ansiedad social identificó lo que quería lograr, pero tenía much miedo de intentar: preguntarle algo al profesor, presentarse a alguien, contarles un chiste a un grupo de pares, etc. Luego realizó una jerarquía con cada conducta, desde la que más le provocaba ansiedad hasta la que menos lo hacía y empezó a practicarlas, comenzando por las más sencillas. Empezó a sentirse más segura en la clase de matemáticas luego de recibir ayuda e hizo nuevos amigos. Por el camino aprendió que la evitación y la ansiedad disminuyen gradualmente y pueden haber muchos resultados positivos resultantes al enfrentar los miedos. Las recompensas de lograr exposiciones sencillas naturalmente motivan a los clientes a intentar enfrentar las más difíciles.
Por:
Sheila Achar Josephs, PhD, es psicóloga clínica y experta en ansiedad con más de 20 años de experiencia ayudando a niños, adolescentes, familias y adultos. Es fundadora del Princeton Cognitive Therapy, una clínica especializada en TCC para la ansiedad. Ha ayudado a muchos niños, adolescentes, padres, clínicos y profesionales escolares a aprender estrategias para superar la ansiedad. También disfruta realizar workshops sobre estrés adolescente y resiliencia para padres.
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