Una vez leí que si empezáramos aquí, ahora, en este mismo momento, a escribir en un papel los motivos por los que debemos dar las gracias, no tendríamos espacio suficiente con un par de caras de una hoja. Sin embargo, en el día a día, no solemos mostrarnos agradecidos. En cambio, sí que empleamos bastante tiempo en quejarnos de las cosas que no tenemos, que no conseguimos o que no somos. Como si las cosas buenas o por las que merece la pena dar las gracias, las diéramos por hechas, sin más.
Sin embargo, cuando algo ocurre y alguna de esas cosas que son motivo de agradecimiento ya no está, cambia o desaparece de nuestras vidas, nos arrepentimos de no haberla valorado lo suficiente.
¿Cuál es entonces la solución y el planteamiento de este post? Decirte que practiques mucho más la gratidud; hacer que no tengas que perder las cosas por las que merece la pena dar las gracias para aprender a valorarlas y, sobre todo, que seas consciente de todo aquello que ya tienes y no tanto de lo que te falta. Con este objetivo, hoy te traigo 5 formas de empezar a practicar más la gratitud y, por tanto, de ser más feliz.
1. No des nada por sentado:
¿No has escuchado eso de que a veces, en las relaciones de pareja, pasado el tiempo, cualquiera de las dos personas da por hecho que la otra siempre va a estar ahí y por eso no se esfuerza igual por mantenerla a su lado? En la vida nos pasa algo parecido, con casi cualquier cosa. Dentro de nuestra zona de confort, tenemos ciertas cosas que nos dan seguridad y creemos que estarán ahí siempre, inalterables, hagamos lo que hagamos. Y efectivamente, a veces no depende de nosotros que esas cosas se vayan al carajo, pero ojo, pueden irse perfectamente al carajo. Así que valora cada piececita de seguridad de tu vida y sobre todo, da las gracias por ello.
2. Escribe un diario de gratitud:
Comenzaba el post diciéndote algo sobre una historia que leí que decía que si nos pusiéramos a escribir la cantidad de motivos por los que tenemos que dar las gracias, serían muchos más de los que nos pensamos a priori. Bien, pues tómatelo, literalmente, como un reto: coge papel y boli o un cuaderno en blanco y empieza tu propio diario de gratitud. ¿Por qué cantidad de cosas puedes dar las gracias cada día de tu vida? ¡Te sorprenderá! (y sobre todo, te enseñará a ser más consciente de lo que tienes).
3. Cartas de agradecimiento:
Escribe cartas a las personas importantes de tu vida, agradeciéndoles aquello que han hecho bueno por ti y valorando su papel en tu existencia. No hace falta que se las des, si no quieres (aunque deberías, al menos, decirles “Gracias” de vez en cuando), pero te servirá para reflexionar lo que esas personas te aportan o han aportado, ya no tanto en los momentos en los que las necesitaste, que también, sino en los momentos en los que todo iba bien, porque siempre han estado ahí.
4. Ve más allá:
Practicar la gratitud implica ir más allá de la superficie de algo. A veces no damos las gracias por cosas que tenemos porque, a simple vista, no parecen importantes. Sin embargo, el día que no las tenemos, ya nada es lo mismo. Intenta analizar la profundidad de las cosas, todo lo que representan para ti, lo que valoras de ellas.
5. ¿Lo estás haciendo al revés?
La mayoría de la gente cree que la felicidad es motivo de gratitud, cuando la verdad es que la gratitud es un motivo para la felicidad. La realidad, y está abalada por la ciencia, es que existe una relación entre felicidad y gratitud, una relación causal. Sin embargo, no es que la felicidad conduzca a la gratitud, sino que la gratitud lleva a la felicidad, dado que contribuye a potenciarla, al hacernos más conscientes de aquellas cosas buenas, valorables y positivas de nuestra vida.