Todos los años, al llegar febrero, los escaparates animan a comprar regalos para San Valentín. Dulces, joyas, peluches o adornos con forma de corazón se amontonan en las tiendas esperando a que alguien pique en anzuelo. Alemania no es una excepción.
La celebración del día de San Valentín en Alemania fue importada de Estados Unidos, tras la Segunda Guerra Mundial. Durante la ocupación de los años 50, se organizó el primer Valentinsball, en Nuremberg. Los soldados estadounidenses regalaron chocolate y flores a sus amadas y contagiaron esta tradición al resto de la población y, después, se extendió al resto del país. Pero, ¿cuál fueron los orígenes de San Valentín?
Pues se dice que San Valentín fue un sacerdote romano que, pese a la prohibición del cristianismo por parte del emperador Claudio II, casaba a los soldados con sus damas en las bodegas de las cárceles del Imperio. Cuando el emperador se enteró, mandó apresarlo con la idea de represaliarlo y expulsarlo del país. Pero por la supuesta influencia de otros funcionarios, Valentín fue finalmente decapitado el 14 de febrero del año 270.
Posteriormente, con el papa Gelasio I, se buscaba eliminar las celebraciones lupercales que tenían lugar el día 15 de febrero. Y como la Iglesia temía las protestas de la gente, comenzó a publicitar la vida de San Valentín y asociarla a la festividad del amor. Justo el mismo día en el santo fue ajusticiado.
Aunque el inicio de la tradición de dar presentes se cree que surgió en Estados Unidos, gracias a las tarjetas de felicitación que diseñaba Esther A. Howland. Así, una tradición de origen cristiano evolucionó hasta ser una celebración completamente independiente de la religión.
¿Y qué se regalan las parejas en Alemania?
La mayoría de los alemanes eligen la opción más clásica para el 14 de febrero: las flores. Las rosas rojas son las más populares. Pero también es habitual regalar dulces o chocolate con forma de corazón. Como los clásicos Lebkuchenherz, un pan de jengibre endulzado con melaza que suele estar decorado con frases, nombres propios o dibujos.
Aunque uno de los regalos más curiosos son los cerdos. Sí, has leído bien. En Alemania, por San Valentín, es tradición regalar cerdos de cacao o figuras que porten algún presente. Dependiendo de la postura que tenga el gorrino mandará un mensaje de buena suerte o de lujuria. Así que, antes de comprar uno, hay que tener cuidado para no enviar un mensaje erróneo a la persona amada.
Otra peculiar costumbre es colocar en la cama del enamorado un cojín caliente antes de dormir.
Pese a que muchos alemanes se muestran reacios a esta celebración, el nivel de ventas en esta fecha es el segundo mayor del año. Sólo lo supera la compra de regalos para el Día de la Madre.
Y tú, ¿cómo celebras San Valentín?
Imagen obtenida en Pixabay.
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