Revista Comunicación

¿Cómo se diría 'hijoputa' en Inglaterra?

Por Falcaide @falcaide

En otras ocasiones hemos hablado de cómo influyen las diferencias culturales en las relaciones personales y en el mundo de los negocios (ver posts: "El dilema del peatón" y "Diferencias culturales: el Second Act") y hemos citado y recomendado el libro "Riding the waves of culture. Understanding cultural diversity in business" de Fons Trompenaars. Ayer mismo, incluso, con el Director Comercial de LID Editorial, Pedro García-Romeral, charlábamos sobre esta misma cuestión.
Tengo buenos amigos británicos, y lo mejor, algunos de ellos con doble nacionalidad que comprenden lo que pasa por la mente británica y española al mismo tiempo. Es muy interesante analizar cómo afectan las diferencias culturales a las relaciones personales. De hecho, como en una ocasión me contaba la antigua embajadora del Reino Unido en España, Denise Holt, "lo más complicado para mí es conseguir que dos culturas fuertes, independientes y con largas historias a sus espaldas se entiendan. Actuar como intérprete de dos sistemas: el británico y el español". Un embajador, en definitiva, debe ser correa de transmisión de mensajes y noticias adaptándolas a cada cultura para que no den lugar a malentendidos y conflictos.
Hoy mismo un buen amigo, con doble nacionalidad (british y española) me hacía llegar un artículo publicado en el ABC el pasado día 6 de febrero y firmado por Tristan Garel-Jones con el siguiente título: "¿Cómo se diría «hijoputa en Inglaterra»?". Lo reproduzco, no tiene desperdicio:
"Tengo la gran fortuna de vivir con un pie en España y un pie en el Reino Unido. En general puedo afirmar que casi todo lo que es malo en Inglaterra es positivo en España. Y viceversa. Los contrastes culturales, además, enriquecen y amplían horizontes. Por ejemplo, hace unos días quise bajar de mi coche en una calle madrileña para sacar dinero de un cajero automático. No había un solo sitio para aparcar. Vi una vigilante de coches: «Señorita, le importaría que me baje un momentito del coche para sacar dinero del cajero allí en la esquina, son dos minutos». «No se preocupe, señor. Yo le vigilo el coche». En Londres con sólo preguntar, ¡te ponen una multa de cien libras!
El nivel de paro que padece España en este momento supondría motines callejeros en Inglaterra. Muchas veces me preguntan ¿cómo aguantan los españoles estos niveles de desempleo? Pienso que una de las razones puede ser que en España todavía existen apoyos familiares superiores a los de mi país. Aquí todavía hay mucha gente que habla de su pueblo y conozco ejemplos de personas jóvenes que se han quedado sin trabajo y han vuelto al pueblo donde o bien sus padres o sus abuelos pueden ofrecer una protección, un apoyo e incluso la posibilidad de ayudar en algunas tareas de campo. Estos apoyos están muy diluidos en Inglaterra. Nadie habla de su pueblo. Esa válvula de escape que es la familia apenas existe en Inglaterra. De ahí que el líder del partido Conservador David Cameron se refiera a la sociedad inglesa como «una sociedad rota».
He seguido con interés la polémica sobre el «soit disant» insulto proferido por Esperanza Aguirre hacia una persona no identificada. No me parece tan grave. Es más, la indignación que se refleja en muchos medios alcanza niveles de hipocresía casi británicos. Uno de los contrastes más interesantes entre ingleses y españoles es precisamente entre la hipocresía británica y la manera directa, brutal, en que se expresan los españoles.
«Do you really think so?» traducido al español es «No seas gilipollas». «Thank you SO much» según el tono puede traducirse como «Váyase usted a la mierda». En nuestro Parlamento la frase «The Right Honorouble and learned Gentleman is, if I may say so, no doubt unintentionally, misleading the House» sería en las Cortes «El señor diputado está mintiendo». Nuestra prensa también participa en esta hipocresía institucional. Si por algún motivo tienen necesidad, (solamente por reflejar lo dicho por algún mal educado) de emplear las «four letter words» (es decir «joder» o «coño») siempre lo imprimen como «f--k» o «c--t».
España no es así. Me acuerdo de ver una vez cómo se sacaba una imagen de la Virgen María por el portal de una iglesia. Un hombre dirigía la delicada operación mientras los costaleros maniobraban la estatua por la puerta, «¡Baja, coño, que vais a joder a la Virgen!». Los ingleses han elevado la hipocresía lingüística a nivel de un arte. Los españoles se expresan de una manera más directa.
Personalmente no me choca ni una ni otra. Lo que me daría pena sería que los españoles empezasen a caer en la hipocresía británica y los británicos en la brutalidad española. ¿Qué queremos? Que Esperanza diga «I must say I do think he´s a bit of a so and so». Todos los políticos tienen enemigos (¡normalmente dentro de su partido!) y a quienes la critican por hablar como una española, yo les digo de la manera más directa que permite la lengua inglesa en letra impresa: «F--K OFF!».

Foto de portada: Vapour Trail


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