Cómo se previene y trata una picadura de medusa

Con la llegada del verano en algunas playas españolas se produce la invasión de medusas, lo cierto es que no se trata de un hecho aislado del Mediterráneo o de otros mares del mundo, pero durante los últimos años se ha intensificado, y aunque no se ha confirmado las causas, parece ser que son varios los factores que están interactuando para que aumenten estas invasiones, climatología, contaminación por vertidos de petróleo, sobrepesca, etc.

A veces la invasión no es significativa, en la playa aparecen sólo algunos ejemplares y son motivo de curiosidad de los niños, ignorando que se exponen a sus picaduras. Hay que tener en cuenta que la picadura de medusa en un niño provoca una reacción mucho más intensa que en un adulto, por ello es interesante hablar con los pequeños y explicarles por qué hay que tener cuidado con las medusas y evitar tocarlas. Dado que el riesgo de toparse con una medusa es elevado, hoy queremos hablar sobre cómo se previene y trata una picadura de medusa.
Las medusas poseen tentáculos que están recubiertos de células urticantes o nematocistos, que son utilizados para capturar las presas y también como defensa. Estas células contienen una cápsula con un filamento venenoso que al entrar en contacto con la presa o el atacante inyecta el veneno, éste variará de intensidad dependiendo de la especie de medusa, las que invaden nuestras playas suelen provocar picaduras dolorosas y sensación de ardor o escozor en la zona que ha entrado en contacto con los tentáculos. Como consecuencia de la acción del veneno, aparecen unas ampollas o úlceras dolorosas que se acompañan de un intenso picor.

La reacción en cada persona puede ser diferente, se puede llegar a padecer una toxicidad generalizada, lo que provoca dificultades respiratorias, calambres, vómitos, etc. Generalmente, cuando se avistan medusas en el agua se suele recomendar a los bañistas que salgan del agua, ya que se podría sufrir un shock anafiláctico y podrían ahogarse. Por ello es muy importante explicar a los niños los riesgos de tocar uno de estos animales marinos, incluso muertos, su veneno puede perdurar durante semanas.

En el caso de que un niño haya sufrido una picadura de medusa lo primero que hay que comprobar es que no han quedado restos de los tentáculos adheridos a su piel, si encontramos estos restos hay que retirarlos con mucho cuidado utilizando unas pinzas en condiciones higiénicas idóneas, habitualmente será el centro de la Cruz Roja más próximo el que lleve a cabo esta tarea. Si no hay restos de tentáculos, la zona de la picadura se debe limpiar con vinagre o con agua de mar, posteriormente se cubre con un paño y se deberá acudir al servicio de urgencias. En ningún caso se debe lavar la zona con agua dulce u otros productos que no sean los antes mencionados.

Hay que procurar que el niño no se rasque en la zona afectada, ya que existe el riesgo de que se mantenga la liberación del veneno empeorando la situación. En el centro médico eliminarán los restos de los tentáculos si se diera el caso, y posteriormente se aplicarían antisépticos para desinfectar la zona. Para bajar la inflamación y el dolor se suelen utilizar corticoides tópicos y antihistamínicos para reducir el picor. Dependiendo de la gravedad y ante la posibilidad de infección, es posible que se deban realizar curas con pomadas antibióticas.

Lo mejor es evitar la picadura de una medusa para poder disfrutar del verano sin contratiempos, para ello es necesario evitar el baño si en la playa hay medusas, también hay que evitar tocarlas que están varadas en la playa, como hemos indicado antes, aunque ya estén muertas todavía pueden liberar veneno y provocar sus consecuencias.

Foto | jmerelo

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