Publicado por valedeoro en 15/04/2011 bajo minimalismo | Sé el primero en comentar
En la roma antigua un castigo frecuente eran las exiliaciones, especialmente para filósofos. Con excepción de Marco Aurelio (que era imperador), todos los estóicos fueron exiliados alguna vez, así que no sorprende que existen varios escritos sobre cómo racionalizar esta experiencia. Aunque hoy en día el exilio ya no se aplica como castigo, los cambios constantes que caracterizan nuestra época pueden generar situaciones muy parecidas.
Cambios drásticos y repentinos fuera de tu control
Lo que era el exilio para los estóicos, hoy en día puede ser una promoción que incluye que tendrás que irte 2 años a China o la pérdida de un trabajo que te obliga cambiar de una punta de la ciudad a la otra. El exilio es estar lejos de los seres queridos y de los amigos. Pero como dice Seneca: es solo un cambio de lugar y hasta en el peor lugar del mundo (en tu percepción) hay gente que vive allí y está feliz. Así que no es el lugar, sino tu reacción frente al cambio que determinará tu felicidad.
Si el cambio de lugar no fue tu dirección, entonces se trata de una situación fuera de tu control, según la tricotomia del control, por lo tanto solamente podrás influenciar tu propia reacción frente estos cambios. Puedes añorar lo que estás dejando atrás, puedes pasar tu tiempo libre exclusivamente recordando los viejos tiempos con tus amigos online, puedes criticar el nuevo lugar en constante comparación con el lugar de origen. O puedes aceptar que ahora estás aquí, participar en la vida social del lugar y aportar tu grano de arenita para que sea más agradable de convivir.
Lo que un(a) minimalista puede aprender de los estoicos
Muchos de los cambios que nos parecen muy dramáticos lo son simplemente porque nos han llegado de sorpresa. Todos necesitamos tiempo para ajustarnos a una nueva situación, así que el reto está en canalizar el efecto sorpresa hacía una interpretación positiva de las nuevas circunstancias. Recuerda que no hay “lugares” malos, sino simplemente diferencias de interpretación. Puedes pensar que los alemanes son antipáticos y muy fríos. O puedes pensar que prefieren los grupos pequeños con amistades muy dedicadas. Ambas interpretaciones son correctas, pero tendrán efectos muy diferentes respeto a tu propia interacción con las personas.
La esencia del minimalismo es concentrarse en lo esencial para encontrar lo que realmente te hace feliz. Te darás cuenta que estos aspectos suelen estar relacionados con creatividad (en el sentido de crear algo, ya que sea un texto en el ordenador, un huerto en el balcón o un puzzle) o experiencias (en el sentido de generar recuerdos dignos de recordar). Así que no necesitas un lugar específico. Pero sí necesitas saber que es lo que te hace feliz. Y a lo mejor un cambio repentino encarado con buenas ganas es justo lo que necesitas para descubrirlo.
¿Alguna vez has tenido de cambiar de lugar sin previo aviso? ¿Cómo ha sido la experiencia?
Inspirado en capítulo 16 de: “A guide to the good life”, Irvine (2009).
—
Foto: Guesus / Flickr
Si te ha gustado esta entrada, no te pierdas el resto de la serie del estoicismo.