Es muy fácil que las sesiones de psicoterapia divaguen y se pierdan en un mar de historias y nuevos problemas que aparecen cada semana. Muchos terapeutas, en su interés por ayudar a los consultantes o por miedo a perderlos, extienden las sesiones para poder abarcar todo, afectando sus descansos y las sesiones que tienen agendadas para el resto del día. Los terapeutas necesitamos un balance apropiado con nuestros horarios y límites de tiempo, es la única manera de cuidarnos y ser más efectivos en nuestro trabajo.
Si tienes problemas para terminar las sesiones a tiempo, te sientes incomoda al decirle al paciente que ya terminó la sesión o estás teniendo problemas con los otros consultantes que están esperando su turno, este artículo puede ser de ayuda. Son tres principios generales que uso en mi trabajo y que han sido de gran ayuda para no pasarme de tiempo. En cada principio encontrarás una breve descripción e ideas de cómo hacerlo.
Agenda de la sesión
Tenemos poco tiempo con nuestros pacientes. Solo 60 minutos a la semana y de esos 60 minutos necesitamos tiempo para recibirlos cálidamente, conversar un poco de la semana, hacer el cierre y repasar los principios aprendidos de las sesiones. Lo que nos deja con poco tiempo para trabajar en los ejercicios y puntos cruciales de la sesión. Para no perder el enfoque podemos establecer, con los consultantes, una agenda que estructure los temas, recursos y ejercicios que se trabajarán en la sesión. La agenda de la sesión no solo le dará estructura al trabajo terapéutico, sino que también establecerá un espacio de trabajo colaborativo entre la terapeuta y el consultante. Los puntos de la sesión pueden acordarse de forma verbal o por escrito. Todo depende de las necesidades y preferencias de cada terapeuta.
Cómo hacerlo: Después de la bienvenida y la conversación informal que se da en los primeros minutos de terapia, puedes decir algo similar a: “Me gustaría que podamos establecer algunos puntos para trabajar en sesión del día de hoy y que puedas aprovechar al máximo el tiempo de la consulta”.
A algunos terapeutas les preocupa que la agenda de la sesión rompa la comunicación y apertura de los consultantes. Es completamente comprensible, queremos que el contexto de terapia sea lo más cómodo posible y que las consultantes puedan traer a terapia sus preocupaciones. Pero la agenda de la sesión no bloqueará la comunicación y, en general, los consultantes agradecen tener una estructura en la sesión.
Por otro lado, tener una estructura no es sinónimo de rigidez. Sino que es una guía que puede ser flexible y que puede adaptarse según las condiciones y objetivos planteados en la terapia. Por ejemplo: Estás trabajando con tu consultante en la exposición y prevención de respuesta para el tratamiento del TOC y llega un día muy triste porque su perrita murió recientemente. La ves triste, preocupada y le cuesta enfocarse en la sesión. En este caso, la terapeuta puede proponerle que dediquen la sesión (o algunos minutos) para hablar sobre cómo se siente por la pérdida de su perrita o si prefiere seguir con la agenda de la sesión y los ejercicios que tenían preparados. Esto permitirá que la agenda se amolde a las necesidades de la consultante y al mismo tiempo aumenta la adherencia al tratamiento.
Maneja el contenido de las sesiones
A todos nos ha pasado. Faltan 10 minutos para que se acabe la sesión y el consultante empieza a compartir información muy importante. Sabemos que no tenemos tiempo, pero también queremos profundizar en eso. Nos sentimos ansiosos, preocupados y en cuestión de segundos tomamos la decisión de extender la sesión, afectando nuestro trabajo y el tiempo de los otros pacientes que vienen después.
Para evitar que esto ocurra es necesario que la terapeuta esté muy presente en la terapia y que pueda manejar el timing de la sesión, para que pueda tomarse el tiempo para explorar los temas más sensibles y al mismo tiempo redireccionarlos rápidamente cuando se desvía a otros temas o detalles innecesarios. Al manejar los tiempos de la sesión, el terapeuta tendrá más oportunidades de abordar los temas importantes y dedicarle más tiempo desde el comienzo de la sesión.
Algunos terapeutas temen redireccionar la conversación porque creen que los consultantes se enojarán y se marcharán de las consultas, pero en realidad, si lo hacemos con amabilidad, los consultantes lo apreciarán porque sabrán que estamos escuchando con completa atención y queremos enfocarnos en los temas realmente importantes.
Cómo hacerlo: Hay muchas maneras sutiles de redireccionar una conversación. Puedes volver a preguntar sobre el tema principal, abordar un tema que está relacionado con los puntos importantes de la sesión o, en algunos casos, también puedes hacer una intervención más directa como: “Perdón que te interrumpa, para mi es muy importante escucharte, pero me preocupa que no podamos abordar el tema x… y dedicarle el tiempo necesario. Te parece si volvemos a hablar sobre x…”.
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Acepta la incomodidad
El trabajo de los terapeutas tiene un alto nivel de incertidumbre y es un desafío poder hacerle espacio a la incomodidad que se siente al dejar un tema sin terminar o sin resolver. En nuestra mente aparece la idea de que tenemos que ser perfectos, pero en realidad no somos muy efectivos cuando nos fusionamos con esos pensamientos. Una alternativa es enfocarnos en ser efectivos y útiles para ayudar a las personas que asisten a nuestra consulta. Por lo tanto es necesario que termines a tiempo. Aceptar la incomodidad de las sesiones y tener que terminar la sesión es una buena oportunidad para modelar la aceptación.
Cómo hacerlo: Una manera de hacerlo es con una autorrevelación, por ejemplo: “Estoy un poco preocupado porque estamos cerca de terminar la hora y no hemos podido avanzar en el tema que has comentado. Para mi es muy importante escuchar y comprender esto que me estás comentando. ¿Crees que podemos dejarlo en pausa hasta la próxima sesión?”.
No terminar a tiempo las sesiones de psicoterapia no solo deteriora tu trabajo, sino que también puede afectar la relación terapéutica con los consultantes que tienes para el resto del día de trabajo. Tomate unos minutos para reflexionar sobre estos principios y cómo podrías usarlos con tus consultantes. Para terminar te quiero compartir una escena de mi serie de comedia favorita Curb your Enthusiasm, en la que que el terapeuta (Brian Craston de Breaking Bad) le explica a Larry David que la sesión ha terminado y cómo se mantiene firme mantenido una buena relación terapéutica. Es comedia, si ya sé, pero es un estupendo ejemplo de cómo terminar una sesión.
Fuente: New Harbinger