Hoy comentamos la segunda parte de una interesante conferencia a la que asistí con Guillermo Cánovas, Director del Centro de Seguridad en Internet para los menores en España, sobre “Los menores y el uso de internet, smartphones y tablets”.
Un asunto importante que nos preocupa a los padres y madres es que nuestro hijo adolescente no “gaste” dinero en internet, pero lo que no somos conscientes es que en internet nada es gratis. Somos los primeros que no solemos leer los permisos a la hora de instalar una aplicación, donde damos a “aceptar”, en algunas ocasiones, a que aplicaciones “maliciosas” puedan entrar en nuestros dispositivos con lo que esto conlleva.
Porque algunas apps viven de la publicidad, otras de obligarte a ver un vídeo para poder acceder a contenidos, pero otras ¿no viven de nada? ¡Imposible! Estas aplicaciones viven de nuestros datos. La información, actualmente, es muy valiosa y esto lo tienen que saber nuestros hijos: nada es gratis.
Por ejemplo, desconocemos que una de las aplicaciones más utilizadas actualmente: WhatsApp guarda todos los datos en servidores de una Empresa norteamericana, además desconocemos el tiempo que nuestras fotos, vídeos y conversaciones están allí guardadas. Añadimos otro problema importante, en estas fotos y vídeos facilitamos las coordenadas de longitud y latitud, es decir, informamos de dónde estamos.Estos peligros se pueden prevenir explicando a nuestros hijos que es mejor quitar la ubicación de nuestros móviles a la hora de hacer nuestras fotos por estas cuestiones que seguro ellos también ya entienden.
Y ahora entramos en la cuestión de qué pueden o no mandar en WhatsApp. Para ello deberíamos reflexionar para qué usamos esta aplicación. Algo muy sencillo de recordar es que solo enviaré lo que no me importe que vea todo el mundo, pensaremos que “enseño” lo que me daría igual que vea toda mi clase, mi vecindario o mi barrio entero.
Algo parecido ocurre con Snapchat (la app del fantasmita), es una aplicación de mensajería instantánea que ya es prácticamente una red social. Lo novedoso de esta app respecto a otros sistemas es que las fotos y vídeos que se envían se configuran con una fecha de caducidad, a partir de la cual, serán destruidos de forma segura, por lo que los adolescentes ven en esta app una vía segura de compartir imágenes “subidas de tono”. Pero esto es mentira porque se puede hacer una captura de pantalla inmediatamente, además ya existen otras apps que guardan una copia de cada foto.Añadimos también los peligros de un juego que nos parece tan inocuo como Clash of Clans, que tiene 3 problemas:
- Es gratuito hasta que deja de serlo porque hay una moneda que es verdad: las gemas.
- En el juego tú decides cuándo empiezas pero es un juego que no termina nunca, es más, si te desconectas te “castigan”, destruyendo lo que has conseguido.
- Tiene una sala de chat, de conversación. Aquí es dónde la mayoría de los padres y madres no sabemos que no es un juego de niños, ya que la media de edad de los jugadores es de 27 a 30 años. En este punto es bueno que nuestros hijos sepan que en el clan solo se habla de estrategias y nada más porque no controlan cuáles son todos los miembros del clan, por tanto no deben dar información personal por los peligros que seguro que ellos ya también entienden.
Por otra parte, tenemos que ser también conscientes de que en internet nada es anónimo.
Por ejemplo una red social que está teniendo un gran impacto en los adolescentes es Instagram. Si nuestros hijos e hijas participan en esta red social, lo que será inevitable tarde o temprano, les explicaremos que el nombre del perfil y la foto es pública, por tanto todo lo que publiquemos hablará de nosotros, de dónde estemos en cada momento, si nos hemos ido de vacaciones, si hemos salido con amigos, si estamos solos… De ahí la importancia de comenzar configurando nuestro perfil, su privacidad y nuestra fotografía de manera anónima. La consigna sería la misma que hemos comentado en Wathsapp, publicaremos lo que no nos importe que viera toda nuestra clase o nuestra ciudad.Podría estar escuchando a Guillermo horas y horas, porque como comenzó diciendo en la ponencia, es la primera vez que los hijos saben más que los padres. Es un asunto que a mí personalmente me preocupa, pero he probado personalmente todo lo que me ofrece este nuevo mundo. No seré yo quien cuestione que mis hijos también disfruten de todas las ventajas que estas herramientas les van a ofrecer, pero, eso sí, es importante que sean y seamos todos conscientes de los peligros aún desconocidos que se nos presentan.
Muchas veces nos han dicho nuestos padres que nunca cojamos un caramelo de un desconocido. Ahora la advertencia es bien distinta, por tanto cuanta más información, mejor ¿no os parece?
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