Desde los días previos a fin de año comenzamos a sentir que tenemos la obligación moral de adecuar el comienzo del año a una serie de estrategias, muchas dentro del mundo mágico, la irracionalidad, o la simple pa-tologización (palabrota que me he inventado) para referirme a toda aquella etiqueta que le ponemos a los momentos de la vida que hacemos ex-traordinarios y que nuestra mente piensa que no damos la talla, por ejemplo: La depresión de Navidad, postvacacional, etcétera, que hace que pa-rezcamos seres extraordinariamente débiles, antes que personas con un potencial alto de Crecimiento personal. Bueno como les decía parece que en estas fechas tenemos que prepararnos para que el nuevo camino a desarrollar durante el año entrante sea positivo, curiosa denominación de origen, y eso que soy psicólogo positivo, pero uno comienza a ver como esto a veces es el caldo de cultivo de gurú y profesionales que venden cócteles sencillos de felicidad que no llevan a nada.
Por eso cada año nos trazamos nuevas metas, curioso, esperamos a fin de año como fecha solemne que nos ayude a acabar con una mala racha y comenzar con una nueva vida, y nos agarramos a todo y a todo aquel que me vende la promesa de la tierra prometida de la felicidad para el nuevo año. Es como si el resto del año vivido, de mi vida, de mi, no hubiera existido, y bueno me dejo llevar hasta que ese nuevo año me depare un futuro mejor, igual de incierto que el anterior, pero mejor. Para ello, acudimos al pensamiento mágico nos vestimos con algo nuevo, nuestra ropa interior debe de ser roja, y si podemos encender velas de distintas tonalidades aún mejor, comenzaremos así el año con buen pie. Y analizando todo esto, me planteo, que triste ¿no?, dejar todo en las manos de rituales paganos ancestrales, de falsos vendedores de sueños, de personas que se aprovechan de la esperanza ajena. Llevo unos meses hablando de ESPERANZA, creo que es de las emociones más olvidadas, por ello debemos de ponerla en nuestra vida, pero no a costa de todo, ¿por que si no que papel juego yo en todo esto? Si todo va a depender de que me coma las uvas sobre el pie derecho, ¿para qué me muevo a conseguir y planificar logros?. Y el problema es que todo esto se repite cada diciembre y se mantiene vivo todo el mes de enero, sin darnos cuentas que atentamos contra nosotros mismos, contra nuestras propias capacidades. Es verdad, que hace unos meses la matemática probaba la existencia del factor suerte, pero dejarlo todo en manos del mismo, no se cuestiona la base del potencial humano.
Las expectactivas son siempre positivas en nuestra vida, entrarían dentro de la perspectiva de futuro como posibilidad de potenciar el cambio a través de las metas, siempre y cuando la metas sean concretas y fácilmente alcanzables. Cosa normalmente irreal en las expectativas de cambio planteadas cada co-mienzo de año, ya que planteamos grandes logros, como dejar de fumar, o como conseguir un trabajo en épocas de crisis socio-económica.
Centrándonos concretamente en el tema que nos ocupa, es decir, en el papel que juegan las expectativas y a posteriori, la motivación en la planificación y generación de metas vitales que potencien el bienestar personal, podríamos entonces definir la expectativa como la evaluación subjetiva de la probabilidad de alcanzar una meta concreta, esto nos va a permitir el poder predecir la probabilidad mediante la experiencia previa de predecir la consecusión de una de-terminada meta en función de nuestra historia de vida. Por lo tanto, cada ex-pectativa se forma a partir de nuestra percepción para proyectarnos en el futuro y predecir la probabilidad de poder conseguir una determinada meta a la hora de realizar una tarea, evidentemente, es fundamental para nuestras prediccio-nes como las emociones positivas o negativas anticipan nuestras predicciones. Por lo tanto, cuando afrontamos una determinada actividad en primer lugar rea-lizamos una evaluación subjetiva del nivel de dificultad del procedimiento y de los conocimientos y destrezas que poseemos para llevarlo a cabo. Dichas evaluaciones que convertimos en predicciones nos permiten hacernos una idea que nos plantea la posibilidad de conseguir esa meta, bajo esos juicios predic-tivos tomamos la decisión de llevar a cabo dicho plan para intentar conseguir sus metas.
En estos juicios predictivos, no solo juegan un papel importante nuestra experiencia previa, además juegan un papel importante nuestras creencias y nues-tras emociones, además de la posibilidad de tener una capacidad desarrollada de proyectarnos positivamente en nuestro futuro. Este último elemento juega un papel esencial en nuestro bienestar psicológico.
Efectivamente, es crucial conocer las metas que nos planteamos, pues si entendemos que si nos planteamos metas irrealizables o de gran dificultad, por muchas expectativas de éxito que tengamos, será difícil que la consiga-mos,pero de la misma forma esta no consecución de una meta, nos generará emociones negativas, lo que nos hará disminuir nuestras expectativas positivas, ya que como hemos visto con anterioridad, las expectativas se generan por nuestra historia de éxitos principalmente. Por lo tanto, el plan de estructurar una meta, y que estén acorde con nuestras expectativas positivas, nos plantea separar una gran meta en pequeñas submetas que nos ayuden a vivir emocio-nes positivas tras la concesión de las diferentes pequeñas metas, lo que hará que nuestras expectativas de éxito suban, pero no solo que queda ahí la cues-tión, sino que al mismo tiempo y como planteamos en otros artículos: "la felicidad se encuentra en la antesala de la felicidad" como plantea Eduardo Pun-set. por lo tanto tendremos más procesos de logro que nos harán dar conseguir una vida con sentido, es decir, podremos adornos nuestra vida. Pero es más te recomiendo que te leas el libro o veas la peli del Guerrero Pacífico, para que veas la importancia del momento presente, de prestar la atención, de poner el foco de atención en tu vida en el viaje y no en el resultado esperado.
Y por último si esas metas nos permiten realizar tareas que nos hagan experimentar la sensación de flujo, es decir, experimentar el disfrute, pues entonces, bajo esas características rellenaremos las tres formas de vida que potencian el bienestar personal y generar felicidad, es decir, viviremos emociones positivas, además encontremos la vida comprometida con una determinada actividad, dicha actividad si esta relacionada con nuestras metas, nos hará experimentar al sensación de disfrute personal.
Para finalizar, los diferentes procesos de consecución de metas hará que expe-rimentemos la vida con sentido, principalmente estos tres aspectos están bajo el control de nuestra voluntad, todo ello nos plantea únicamente, el generar expectativas positivas, y motivarnos positivamente para conseguir diferentes metas. En ese sentido, como conclusión las expectativas positivas favorecen nuestro bienestar, ya que nos proyectan en el futuro positivo, lo que nos genera felicidad.
MIEMBRO DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DE PSICOLOGÍA POSITIVA @jriveroperez