Hoy en una sección "Compartiendo Historias" queremos entregarles una colaboración que nos hizo gentilmente la escritora peruana Julia Zavala, quien nos trae una historia basada en hechos reales. Las imágenes de la película UP nos regalan un sabor a ilusión, a complicidad y a esa fantasía que no podemos perder. Aquí vemos como el amor traspasa los años y las distancias. Disfrútenla.
Comienzo esta historia diciendo que es
un hecho real, los personajes, los
relatos y los pasajes.
Érase una vez unos jóvenes queriéndose a escondidas y con temor.
Un amor inocente, un amor primerizo y de aquellos que no se sabe que pasará. Hace muchos años los amores entre adolescentes no eran muy bien vistos en el pueblo de Huancayo. Así fue la historia de Luis y Leticia. Él tenía 18 y ella 14 años juntos vivieron un amor inocente, lleno de ilusión, compartiendo momentos únicos, sin saber que más adelante marcaría sus vidas.
Sus paseos por el campo, la complicidad de ambos, el refugio de ella en Luis y el amor que sólo sabía entregarle Leticia. Cuando una relación está cargada de sentimiento puro y sin malas intenciones, en ese momento se piensa que es para siempre. Fue una historia casi corta los de ellos sin saber que dejarían huella con el paso de los años.
Una mañana de sol, ya todo estaba listo. Era momento de despedirse de Leticia y prometerle que se volverían a ver.
Luis – me tengo que ir a Lima a acompañar a mi padre en su nuevo trabajo Leticia sorprendida preguntó - ¿Por cuánto tiempo?
Luis – Sólo serán unas semanas, prometo que volveré.
Leticia- Yo te esperaré Luis, te quiero. Piensa en mí.
Luis – Siempre lo haré mi querida Leticia.Ir en busca de una vida mejor era su meta, su propósito. Dejar a la casi niña que quería no fue fácil, sin embargo, a veces la vida pone pruebas, y así fue que se dejaron de ver.
Pero como es la vida de dura que esa fue la última vez que hablarían con amor y de cerca.
Luis se consiguió un trabajo, Leticia continuó sus estudios con sus mismo sueños profesionales. En esos años no había medios de comunicación más accesibles para todos, ella no tenía teléfono por lo mismo que vivía en un pueblo lejano. Perdieron toda comunicación y también perdieron la esperanza de volverse a ver, la distancia hizo esconder esos recuerdos y aún sin terminar la relación con un adiós, ambos continuaron sus vidas.
Pasaron 50 años para que por cosas del destino, ellos vuelvan a comunicarse.
Una mañana de trabajo en Lima, Luis ya con 70 años escuchaba melancólicamente canciones de su época, sus compañeras de trabajo con casi 40 años menos que él, entre bromas y preguntas, lograron quitarle ese “secreto” de su primer amor.
Luego de muchos años Luis habló de aquella jovencita que nunca olvidó, que nunca más volvió a ver ni a saber de ella. A pesar de haberse casado (ahora divorciado) y tener hijos, el primer amor nunca se olvida. Y esto parece que lo demuestra su historia.
Luego que Luis contara a detalle sus anécdotas con Leticia, sus compañeras de trabajo, dijeron que esa historia no podría terminar así, que al menos debería intentar saber de aquella jovencita de su pueblo de Huancayo.La tecnología que hoy en día ayuda demasiado, confabuló con sus compañeras de trabajo y lograron averiguar el teléfono de aquella chica enamorada de 14 años.Luis sorprendido y con una emoción inexplicable dudaba en comunicarse con Leticia, temía que ella no la recuerde, como él a ella. Pero se equivocó. Luego de unas cuantas timbradas al teléfono de la oficina de Leticia, quien ahora es una psicóloga, ella contestó.
Leticia – ¿Aló?Luis – Buenos días, ¿con la Dra. Leticia C.?
Leticia – Sí, ella habla, ¿de parte de quién?
Luis – Soy Luis A. ¿te acuerdas de mí, del pueblo de Huancayo?
Leticia – Luchito! Claro que me acuerdo de ti ¿cuánto tiempo? ¿Cómo has estado?
Luis – Bien Leticita, tantos años sin saber de ti caray!
Leticia – No puedo creerlo Luchito, pensé que nunca más volvería a saber de ti.Algo avergonzando Luis contestó - Tú comprenderás, no hubo forma de comunicarme, pero ¿Cómo está tu familia? ¿Todo bien?
Leticia – Todo bien Lucho, todo me fue muy bien.Luis apresurado porque tenía que seguir trabajando.Luis- Leticita te tengo que cortar, tengo mucho trabajo aún. Un gusto saber de ti, felicidades por tu profesión, lo lograste!
Leticia – Gracias Lucho, vuélveme a llamar para tomar un café, ya sabes mi número, no lo olvides.
Luis – Lo haré Leticita. Un abrazo fuerte, cuídate!
Leticia- Igual para ti Lucho, cuídate.Fueron pocos minutos lo que hablaron, pero fue más el tiempo de conmoción y cariño, cargados de recuerdos y memorias imborrables. Luis colgó con tristeza en el fondo, porque sabía que algo ya no era lo mismo, ya no era aquel joven de 18 años, con el mismo físico ni porte, ni con la misma vitalidad.Los años delatan no sólo la edad, sino también la tristeza y alegría con la que te ha tratado la vida. Eso lo atajaba a volver a verla, quizás a ilusionarse a darle vida a aquellos momentos de amor que vivieron.Patricia (Compañera de trabajo) le dijo - Sr. Luis, ¿por qué usted nunca la olvidó?
Luis- Hay!! Patricia, es que hay cosas que uno nunca olvida y fue porque nadie nunca me dio el amor que ella me entregó.
Patricia - Pero usted está solo hace muchos años, porque no la busca, quizás ella también lo está.
Luis – Ella ya hizo su vida y yo me fui de la suya hace años, no quiero interrumpir su camino.
Luis se alejó de sus compañeras. Como cuándo va acabando una canción y poco a poco disminuye su volumen. Guardó en su agenda el papel que tenía escrito el número de la Dra. Leticia; despacio y pensativo, miraba hacía a la ventana recordando quizás cada palabra que pronunció su querida Leticia.De repente, él no la vuelva a llamar, y quizás la historia de vuelva a repetir con un “hasta luego”, de repente él no quiera arriesgar a intentar revivir lo que un día hubo en ellos. Pero pensar tanto en el pasado es poder darle vida en el presente. Luis después de casi 50 años volvió a saber de ella, después de 50 años volvió a abrir el libro de su vida y llegar justo en ese capítulo. Quizás sólo fueron minutos lo que hablaron, pero fue una conversación que no olvidarán, porque a veces las historias más cortas, hacen los recuerdos más largos e intensos; por esa magia, por el encanto e inocencia con el que fue entregado, y sobre todo como él dijo: “nadie nunca me dio el amor que ella me entregó.”
Escrito por: Julia Zavala Ramírez