Revista Medio Ambiente

Compensar emisiones… hasta que deje de ser necesario hacerlo

Por Ne0bi0 @buenosviajeros

El mundo tiene una misión. Y es una misión trascendental. Reducir drásticamente sus emisiones de CO₂ a la atmósfera antes del año 2050. Ese es el deadline que Naciones Unidas y la comunidad científica han dado a la raza humana para poder revertir el calentamiento global que está llevando a nuestro planeta a un punto sin retorno que haría inviable la vida. ¿La prioridad? Evitar que la temperatura media del planeta crezca por encima de 1,5 Cº respecto a los niveles preindustriales. Gobiernos, oenegés, empresas y ciudadanos de todos los rincones del globo ya se han puesto manos a la obra, pero desmontar más de un siglo de dependencia de los combustibles fósiles no es algo que suceda de la noche a la mañana; se necesita tiempo. Un tiempo que, por cierto, no sobra. Voluntad, inversión y tecnología son la fórmula mágica que puede acortar esos plazos. Mientras llega ese ansiado momento en el que las cero emisiones dejen de ser un utópico eslogan y se conviertan en flamante realidad, hay varios pasos que se pueden dar para mejorar la situación de nuestro -maltrecho- planeta.

Como mínimo, compensar

Desde un punto de vista empresarial, una de las acciones que cada vez más compañías están acometiendo para luchar contra el cambio climático es compensar sus emisiones de CO₂. Compensar consiste en neutralizar la huella de carbono que dejan las actividades de una organización mediante otras que sirvan para mejorar el medio ambiente. Es decir, es prácticamente inevitable que en su operativa diaria toda empresa, institución o persona emita a la atmósfera una cierta cantidad de carbono. El mero hecho de encender el ordenador por la mañana ya deja un rastro tras de sí. Y aunque se están realizando esfuerzos titánicos por reducir cada vez más esa huella, hay una parte de la misma de la que aún no es posible desprenderse. Es en ese caso cuando, para equilibrar la balanza, las empresas tratan de compensar esas emisiones.

Cabify se asegura de compensar la misma cantidad de CO₂ que genera a través de su participación en iniciativas medioambientales

¿Cómo? Hay muchas formas. Reducir las emisiones propias cambiando el modelo de suministro de las sedes corporativas o de la actividad industrial hacia sistemas de energía limpia ya es, por ejemplo, una forma de compensación. Pero existen otras alternativas que encajan aún mejor con ese concepto de equilibrio, casi de justicia poética, que encierra el termino "compensar". Una de ellas consiste en financiar y colaborar activamente en diferentes proyectos que contribuyan a absorber esas cantidades de gases contaminantes liberadas que tan nocivas son para el medio ambiente. Puede tratarse de proyectos de reforestación directa -los árboles son nuestro principal antídoto frente a las emisiones de efecto invernadero-, o de otras iniciativas que favorezcan al entorno como, por ejemplo, a través de generación de empleo verde, proyectos sociales, apoyo a la investigación en energías limpias o inversiones en desarrollos tecnológicos de orientación sostenible.

Empresas comprometidas

"En el contexto de emergencia en el que nos encontramos, cada gramo de CO₂ ahorrado a la atmósfera es importante", asegura Juan Ignacio de Guzmán, director global de Relaciones Institucionales y Sostenibilidad de Prosegur. La compañía de seguridad privada ha iniciado un proyecto de compensación de emisiones de CO₂ con el objetivo de alcanzar su compromiso de neutralidad de carbono antes del año 2040. El plan comienza con la compensación de las emisiones equivalentes de CO₂ que generan las operaciones de la compañía en Europa. Para lograrlo, Prosegur colabora con un proyecto de gestión de basuras situado en Río de Janeiro. "Desde su puesta en marcha, este centro ha evitado la emisión de más de 2,5 millones de toneladas de CO₂ a la atmósfera", comenta De Guzmán. La elección de Brasil como destino de compensación no es casual. "Es uno de los mercados más relevantes para Prosegur y también uno de los enclaves con mayor biodiversidad del planeta", explica el directivo.

Cabify comparte con sus clientes corporativos los certificados de compensación de todas las emisiones generadas por los kilómetros recorridos

Acciona es otra de las compañías que apuesta por la fórmula de la compensación. Desde 2016 acredita la compensación de sus emisiones con certificados de reducción de las Naciones Unidas. "Creemos que la vanguardia se encuentra en lograr una aportación positiva, real y regenerativa al entorno, y a esta idea le estamos dedicando nuestro tiempo, esfuerzo y la estrategia a 2025 de la compañía", señala José Luis Blasco, su director Global de Sostenibilidad.

Alianzas que aportan valor

Las alianzas juegan un papel determinante dentro de cualquier estrategia sostenible. "La colaboración y el intercambio de conocimientos son fundamentales para avanzar en la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible", resume Juan Ignacio de Guzmán. Y es que, coincide José Luis Blasco, la urgencia climática requiere de un enfoque amplio y colaborativo. "Las empresas se mueven en ecosistemas de creación de valor en las que algunas veces son motor y en otras no tienen un papel director. Disponer de socios que aporten respuestas rigurosas al reto de la descarbonización es de gran ayuda ".

Uno de esos socios es Cabify. El transporte, y en concreto el transporte por carretera, es responsable del 30% de las emisiones totales de CO₂ en España. Se estima que un coche impulsado por combustión fósil genera de media más de 23 gramos de carbono por kilómetro recorrido. Un lastre que compañías como Cabify, con sus servicios de movilidad urbana de energía limpia 100% neutros en carbono, tratan de aligerar. La empresa se apoya fuertemente en la tecnología para encontrar nuevas soluciones que le ayuden a reducir sus emisiones, además de utilizar estándares internacionales para medir la huella de carbono de sus actividades.

Cabify se asegura de compensar la misma cantidad de CO₂ que genera a través de su participación en distintas iniciativas medioambientales. Proyectos como Brazil Nuts, en Perú, facilitan a cientos de familias cosechar nueces brasileñas en la Amazonía peruana para que, así, no tengan que dedicarse a la agricultura o la ganadería, actividades que están esquilmando al gran pulmón del planeta. O incluso proyectos como Solid Waste, en Brasil, que logra convertir la basura en electricidad verde gracias a la captura y quema del metano producido por la descomposición de desechos orgánicos, evitando de este modo la emisión de gases de efecto invernadero.

La transparencia es otra de las claves de la compensación. Cabify comparte con clientes corporativos -como Prosegur o Acciona- los certificados de compensación de todas las emisiones de CO₂ que se generan por los kilómetros recorridos al utilizar sus servicios. Y es que, como apunta José Luis Blasco, "el mundo cada vez será más digital, sostenible y sencillo; las empresas que apuestan por estos tres factores son un aliado de especial valor, porque cuando compartes estos valores, la integración de servicios es sencilla y refuerza la propuesta de ambas compañías".

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