Leo en el el magnífico blog del Doctor Agustín Losada, Bioética hoy el ensayo clínico realizado, en el que una persona ha recibido un transplante de células madre embrionarias, sin que se produzca un tumor cancerígeno. Una gran avance para la ciencia, en el que se ha utilizado un embrión como medicamento. Puro y simple canibalismo, como viene expuesto en la entrada del blog al que me refiero. Por la biología sabemos que el ser humano comienza en el momento de la fecundación, cuando se unen los núcleos del espermatozoide y el óvulo, formando un nuevo individuo con una dotación genética diferente. Desde ese momento, todo embrión merece el respeto propio del ser humano.
Este ensayo ha sido posible gracias a la técnica de la Fecundación in Vitro, que puede suministrar fácilmente embriones que son considerados sobrantes, por su progenitores, (dos millones de embriones sobrantes hay en nuestro país, según cifras estimativas). Pero este canibalismo embrionario no el único problema de la Fecundación in Vitro.
La medida fundamental de la salud de las mujeres es la mortalidad materna. Un interesante trabajo, realizado en Gran Bretaña y publicado en el British Medical Journal el pasado 5 de febrero, afirma en primer lugar que la mortalidad materna ha ido subiendo poco a poco en las dos últimas décadas en el Reino Unido y más recientemente en los Estados Unidos, Dinamarca, Austria, Canadá y Noruega.
La publicación del primer caso de fallecimiento de una mujer relacionada con la fecundación in vitro, cuestiona esta técnica por los problemas de embarazos en mujeres de edad avanzada y embarazos múltiples. El trabajo más amplio realizado sobre este asunto hasta la fecha, se había llevado a cabo en Holanda, en él se evaluaban los efectos secundarios negativos del síndrome de hiperestimulación ovárica y las muertes relacionadas con la fecundación in vitro.
En dicho estudio, en el que se constaba que 23 mujeres fallecieron en procesos de fecundación in vitro, se pone de manifiesto que el índice de fallecimientos en estas circunstancias fue mayor que la mortalidad materna de la población general holandesa. Otro aspecto de interés es que el índice de mortalidad materna relacionada con la fecundación in vitro es mayor que la debida al aborto. Pero además es que, según se comenta en el artículo en cuestión, las muertes debidas a la fecundación in vitro pueden haber sido subestimadas, porque no todas se registran.