Hola amigos, como veis inauguramos sección. Espero os agrade.
Bien, después de un escarceo amoroso con una linda y dulce jovencita, aunque un tanto impetuosa, y engañar momentaneamente a mis hormonas, quiero contaros que hace unos días vino a mi memoria un célebre vinilo de la histórica colección de mi abuelo, del cual fui muy honorable y gozosamente heredero: “RHAPSODIES” un LP de la gloriosa línea RCA Ortophonic Series. Esa es una interpretación fogosa y aún hoy con los modernos estándares digitales, la toma de sonido es increíblemente vívida.
De sobra se conocen los histrionismos y libertades que en algunos casos se tomaba Stokowski —quien dirige a la Sinfónica de RCA Victor en el disco— para interpretar o reinventar obras, muy a despecho de los puristas. Este registro sigue esa línea. Todos los cristales de la casa de mi abuelo timbraban con esa maravillosa música: el contenido, la orquestación de la Segunda Rapsodia Húngara de Liszt, obras de Smetana y una maravillosa lectura de la Primera Rapsodia Rumana de Enescu para terminar.
Recuerdo que en una ocasión, hechizado por las maravillosas melodías de la obra de Enescu, le pregunté a mi abuelo si tenía más música de este compositor, a lo que me respondió que eso era lo único que se conocía y grababa de él. Más tarde, revolviendo su colección más antigua, me mostró una grabación que atesoraba del propio compositor dirigiendo las dos Rapsodias Op. 11 en un estuche de discos Victrola de 78rpm, me parece que con la Filarmónica de Nueva York.
Ese recuerdo saltó a mi mente cuando hace aproximadamente un año encontré una ganga por unos centavos, había allí una re-edición del disco de “Stoki” incluso con la adición de material con música de Wagner, y, además, en la edición económica de NAXOS – MARCO POLO, por poco más una magnífica grabación de las dos Rapsodias Rumanas más una obra excepcionalmente bella: «Poema Rumano», oficialmente inscrita como el opus 1 (primera obra) de Enescu. Con esta maravilla conceptual que integra orquesta y coros debutó como compositor el 6 de febrero de 1898 con su estreno en los Conciertos Colonne de París.
Luego de embelesarme con estas composiciones, empezó mi interés por conocer más de su obra y ahora, luego de haber estudiado un poco más su repertorio, me animo a escribir y compartir con vosotros un poco más de este gran compositor rumano:
George Enescu es hasta ahora la figura musical rumana más relevante de la historia. Nació en Liveni el 19 de agosto de 1881 y después de una importante carrera musical, murió en París, el 4 de mayo de 1955. Su palmarés incluye una notable carrera como compositor, aunque limitada en cantidad de obras (únicamente publicó 33 obras). Adicionalmente fue un sobresaliente violinista, quizás uno de los mejores de la primera mitad del siglo XX, pianista y un respetado director de orquesta.
Todavía son muy bien recordadas sus versiones de las “Sonatas y Partitas para violín solo” BWV 1001-1006, grabadas entre 1948 y 1949, que hasta hace muy poco podían encontrarse en la edición de CLASSICA D’ORO, y del “Concierto para 2 violines” BWV 1043, junto con Menuhin y la Orquesta Sinfónica de París todos ellos dirigidos por Monteux, grabado en 1932 para EMI, y ahora ambas grabaciones disponibles también en NAXOS, con estupenda remasterización, todo ello de nuestra «Estrella Inmarcesible» J. B. Bach.
Es igualmente remarcable su rol como educador y formador, entre sus alumnos destacan especialmente violinistas de la talla de Christian Ferras, Ivry Gitlis, Arthur Grumiaux, Ginette Neveu o Yehudi Menuhin. Éste último siempre lo definió como su padre espiritual: “Para mí, Enescu será siempre una de las verdaderas maravillas del mundo. Su carácter y su figura se han quedado en mi alma como un árbol o una montaña de Sinaia. Sus fuertes raíces y su alma noble provienen de su propio país, un país de una belleza única.”
Enescu fue un talento musical precoz: aprendió a tocar el violín a los 4 años y un año después dio su primer recital y empezó su formación musical de la mano del profesor Eduard Caudella (discípulo de Vieuxtemps), para luego ingresar a la tierna edad de siete años al Conservatorio de Viena, teniendo como profesores a Joseph Hellmesberger (violín), Robert Fuchs y a Sigismond Bachrich entre muchos otros.
¿Pueden imaginar a un niño de doce años frecuentando como Juan por su casa la intensa vida musical de Viena a finales del siglo XIX, participando conciertos en los que interpretaba con soltura obras de Johannes Brahms, Pablo Sarasate, Henri Vieuxtemps, Felix Mendelssohn-Bartholdy? Esa fue la infancia y juventud de George Enescu.
Después de su graduación en el Conservatorio de Viena con medalla de plata a los trece años, en 1894, sigue sus estudios en el Conservatorio de París (1895-99), teniendo como profesores a Armand Marsick, André Gedalge, Jules Massenet y Gabriel Fauré. Luego de esta formación, se consolidó como un joven talento musical, de la mano de amistades como Alfredo Casella, Pau Casals, Louis Fournier y Richard Strauss, por mencionar algunos.
Luego de su Poema Rumano opus 1 vienen las dos Rapsodias Rumanas (1901-02), la Suite nº 1 para la orquesta (1903), su Primera Sinfonía (1905), Siete Canciones para los versos de Clément Marot (1908).
Enescu perteneció a aquella saga de estupendos compositores centroeuropeos, que floreció durante la primera mitad del siglo XX, como Bartók, Janácek, Kodály, Martinu, Szymanowski… que se caracterizaron por saber extraer lo mejor de la música popular de sus respectivos países para revertirlo en sus propios pentagramas. Y en Enescu esto es particularmente destacable en sus obras orquestales, plagadas de fogonazos zíngaros de belleza arrebatadora.
En su tierra, se le deben los principales avances para establecer la educación musical y la apertura de esta pequeña nación al mundo musical, tómense en cuenta que Enescu dirigió la premiére rumana de la Novena de Beethoven (casi un siglo después de haber sido escrita) y de obras de Brahms, Berlioz, Debussy o Wagner, además de sus propias composiciones: su Segunda Sinfonía (1913), Suite para orquesta nº 2 (1915) y la ópera Edipo (1936), considerada su obra maestra. En el mismo año tiene lugar la primera edición del concurso de composición que lleva su nombre.
No obstante lo anterior, su patria de adopción fue Francia, donde desarrolló lo más intenso de su carrera musical y creativa (los franceses adaptaron su apellido a Enesco). En su tiempo, fue tal su aclamación como violinista, que sus conciertos rivalizaban con los de Heifetz y Kreisler. Como director rivalizó con Toscanini por la dirección de la Filarmónica de Nueva York.
En este viaje musical, compartimos algunos de los tesoros que he mencionado previamente: el disco de Stoki y el CD de las Dos Rapsodias Rumanas más el Poema Rumano (Iosif Conta dirige a la Orquesta y Coros de la Radio Rumana). Pero antes quiero referirme a un verdadero descubrimiento musical que aceleró intensamente mi interés por la obra de Enescu: una edición del distinguido violinista letón Gidon Kremer, en el que se une a los jóvenes miembros del Ensamble Kremerata Baltica en una maravillosa interpretación de dos obras de cámara poco conocidas de Enescu: el Octeto para Cuerdas Op. 7 y el Quinteto para Piano y Cuerdas Op. 29 (editado en Mayo de 2002).
Estas dos obras provienen de dos extremos en la vida de Enescu: el octeto es una obra de juventud, el quinteto fue escrito casi al final de su vida creativa. La primera es una obra llena de cromatismos, con una estructura muy formal, casi Brahmsiana. El quinteto tiene una forma más libre y espontánea, con mayor influencia de la música tradicional rumana. En este disco, el Quinteto recibe su primera grabación mundial. Ambas obras me han apasionado y enamorado, y para efectos de este viaje musical, será el punto de partida para nuestra aventura musical en el maravilloso e injustamente conocido mundo musical de George Enescu.
Una breve nota a la insigne Kremerata Baltica: es un conjunto instrumental de cámara, fundado por Kremer en 1987 y que está compuesta exclusivamente por talentosos músicos jóvenes (edad promedio 27 años) de los Estados Bálticos y con el apoyo de los Ministerios de Cultura de Estonia, Letonia y Lituania, al punto que sirven como embajadores culturales de facto de la región. Kremerata Baltica ganó un premio Grammy en 2002 y fue nominado para otro en 2003, en registros para el sello Nonesuch (una etiqueta de Warner Bros), y Deutsche Grammophon.
RHAPSODIES (Stokowski)
song : Franz Liszt – Hungarian Rhapsody No.2 in C-Sharp Minor
ORCHESTRAL WORKS (Iosif Conta)
song : Enescu – Romanian Rhapsody No.1 in A major Op.11 No.1
ENESCU DE CÁMARA (Octeto · Quinteto)
song : Georges Enescu – Piano Quintet in A minor, op.29 – Ia. Con moto molto moderato