Revista Coaching

Comprad humanos, comprad

Por Carolus @n_maquiavelo

Uno de cada tres europeos somos adictos a las compras y en tres casos de cada cien, la afición al consumo se ha convertido en una enfermedad. El marketing, la publicidad e, incluso, la medicina nos ofrecen las claves para entender este fenómeno. 

Comprad humanos, comprad

Adición a las compras

¿Quién no ha entrado en un hipermercado a comprar un litro de leche y ha salido con un carro lleno de productos que no pensaba comprar? ¿Quién, mirando escaparates para matar el tiempo, no ha caído en la tentación de adquirir algo que realmente no necesitaba? ¿Quién, buscando algo en su armario, no ha descubierto una camisa comprada como ganga que, al final, nunca se ha puesto? Dicen que el hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra. Habría que añadir que también es el único que compra. Y, en algunos casos, ¡de qué manera! Sólo hay que echar un vistazo al Informe Europeo sobre Adicción al Consumo: una tercera parte de los ciudadanos de la UE, los españoles entre ellos, son adictos al consumo y tienen serios problemas de autocontrol a la hora de realizar sus compras. Tres de cada cien han convertido dicha adicción en patología. Cifras que se agravan entre la población joven: el 46% son adictos y un 8% por ciento presenta niveles que rozan lo enfermizo. 
En EE UU ya proliferan los spender-menders, colectivos de autoayuda similares a los Alcohólicos Anónimos que intentan rehabilitar a los que han caído en esta adicción.

Comprad humanos, comprad

Adición a las compras 

En España se han creado ya los primeros grupos. Uno de ellos lo dirige el psicólogo Javier Garcés, asesor de la Unión Europea sobre Adicción al Consumo y responsable del informe anterior. En su consulta, alguna mujer le ha llegado a plantear, medio en broma medio en serio, su deseo de que cuando muera, sus cenizas sean esparcidas allí donde ha sido más feliz: unos grandes almacenes. “La adicción a las compras siempre ha existido, como han existido otras adicciones –apunta este psicólogo–. De hecho, un antiguo cuento holandés ya hablaba de una mujer que compraba todo lo que podía. Sin embargo, la sociedad actual, mientras nos alerta sobre las consecuencias negativas del abuso del alcohol, del tabaco o del juego, no nos advierte de los peligros del consumismo. Al contrario, todos los días parece incitarnos a ello. Y, encima, nos facilita un instrumento tan maquiavélico como las tarjetas de crédito, que permiten gastar un dinero que no tenemos”.
Así, cada mañana, los humanos nos despertamos en...
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